Giro en el caso María Cash: la justicia reactiva la investigación contra el camionero
 

María Cash y el rastro que se niega a borrarse: el nuevo giro que reactiva la causa

María Cash y el rastro que se niega a borrarse: el nuevo giro que reactiva la causa
A catorce años de su desaparición, la Cámara Federal de Salta revocó el sobreseimiento del camionero Héctor Romero. Entre la vulnerabilidad de sus últimos días y un expediente que se resiste al archivo, la búsqueda de la verdad recupera el aliento.
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El tiempo, en el caso de María Cash, no es una línea recta, sino un círculo que siempre vuelve al mismo punto: una ruta desolada en Salta y un camión blanco. Este 22 de diciembre, la justicia decidió dar un paso atrás para intentar, quizás, ir finalmente hacia adelante. La Cámara Federal de Salta revocó el sobreseimiento de Héctor Romero, el hombre que la vio por última vez aquel 8 de julio de 2011, devolviendo la causa a un estado de actividad que se creía perdido.

La resolución de la Cámara anula el beneficio que Romero había obtenido en mayo de 2025, cuando una jueza federal consideró que no había pruebas directas para vincularlo con el hecho. Sin embargo, los jueces actuales consideran que existen indicios suficientes para no desvincular al camionero del presunto homicidio calificado por alevosía. El foco vuelve a ponerse sobre las contradicciones en sus declaraciones y esa ventana de tiempo, difusa y oscura, del día en que la diseñadora desapareció de la vista de todos.

El laberinto de María: cronología de una desaparición

Si se analiza el mapa de aquellos días de julio de 2011, el recorrido de María Cash parece el de alguien que intenta escapar de algo que solo ella veía. Todo empezó el 4 de julio, cuando salió de Retiro hacia Jujuy. Pero ese viaje nunca fue lineal; fue un descenso lento hacia una fragilidad absoluta.

  • Martes 5 de julio: María bajó en Rosario de la Frontera, Salta, antes de llegar a destino. Llamó a su familia desde un teléfono público, sonaba confundida. Fue el primer indicio de que algo no estaba bien: decía que no se sentía cómoda en el micro.
  • Miércoles 6 de julio: Se la vio en Santiago del Estero y luego en la terminal de Jujuy. Testigos la describieron como una joven desorientada, que perdía sus pertenencias —incluyendo su celular y su documento— y que caminaba sin un rumbo fijo. Ese día, su rastro se volvió intermitente.
  • Jueves 7 de julio: Las cámaras del peaje de Aunor, en el acceso a la ciudad de Salta, captaron su imagen. Se la veía sola, con su mochila, moviéndose con una gestualidad que denotaba miedo o cansancio extremo. Fue el último registro visual certero de su paso por el mundo.
  • Viernes 8 de julio: Es el día del encuentro con Héctor Romero. Según el relato del camionero, la levantó en la rotonda de Torzalito y la dejó unos kilómetros más adelante, en la zona de la Difunta Correa. A partir de ese momento, el rastro de María se disolvió en el polvo de la ruta.

Este recorrido no solo marca puntos geográficos, sino también el avance de un estado de desprotección que la dejó a merced de cualquier voluntad ajena en medio de la Puna.

La reconstrucción de la vulnerabilidad

Para entender el presente de la causa, hay que mirar los fragmentos de aquel pasado. En los últimos días, surgieron detalles sobre el estado de María antes de esfumarse. No era solo una joven viajando; era una mujer habitando una fragilidad extrema. Quienes la cruzaron en las horas previas describieron una mirada perdida y un comportamiento errático que hoy, con el diario del lunes, duele más que entonces. María no solo estaba perdida en el mapa, parecía estarlo también en su propia realidad.

Ese estado de indefensión es el que la fiscalía utiliza para sostener su hipótesis más cruda: una motivación sexual seguida de muerte. Según los investigadores, Romero pudo haber aprovechado esa vulnerabilidad en algún punto del trayecto que realizaba habitualmente. El fallo de la Cámara sostiene que el rastro de María no puede cerrarse mientras existan dudas razonables sobre el testimonio del último hombre que compartió con ella un tramo de ruta.

Una causa que se niega al olvido

A lo largo de estos catorce años, el caso atravesó todas las etapas posibles: desde la búsqueda frenética con drones y perros hasta el silencio administrativo de los escritorios. En mayo de este año, la falta de resultados en los rastrillajes parecía haberle dado a Romero la libertad definitiva. Pero la justicia salteña decidió que la ausencia del cuerpo no equivale a la ausencia de un crimen.

Hoy, la causa salió de la parálisis. Aunque actualmente no hay detenidos, el hecho de que Romero vuelva a estar bajo la lupa judicial significa que el Estado reconoce que todavía hay preguntas sin respuesta. La familia de María, que nunca dejó de buscarla, recibe este fallo no como una victoria, sino como una nueva oportunidad de encontrar ese dato, ese rastro o ese testigo que rompa el pacto de silencio de la montaña salteña.

Podés leer más sobre cómo fue el inicio de la búsqueda de María Cash en nuestras notas de archivo. La historia de la diseñadora que salió de Retiro con una mochila llena de sueños y terminó convertida en un misterio nacional sigue esperando su punto final. Mientras tanto, en esta Navidad, su nombre vuelve a sonar en los tribunales, recordándonos que el olvido también es una forma de injusticia.

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