Hay historias que parecen escritas antes de nacer. La de Valentina Márquez, una de las voces jóvenes más sensibles y poderosas del cuarteto cordobés, es una de ellas. Su camino comenzó incluso antes de abrir los ojos: “Mis papás, los dos, son cantantes. Ellos se conocieron cantando y se enamoraron. Mi mamá siguió cantando hasta dos días antes de tenerme”, cuenta, todavía con la ternura intacta de quien reconoce que llegó al mundo envuelta en melodías.
Su infancia se escribió entre estudios de grabación, micrófonos caseros y noches enteras acompañando a su papá en bailes. “Me crié con eso, vivía siempre en la música. Mi mamá era corista de la banda y estaban todo el tiempo grabando en casa. Yo estaba siempre ahí metida”, recuerda. Era chiquita, pero ya sabía lo esencial: “Nunca en mi cabeza se me cruzó hacer otra cosa. Siempre tuve claro que lo mío era la música.”
Mirá También

Magui Olave: "Rodrigo fue un gran referente, fue mi ídolo y me ayudó a elegir el cuarteto"
Lo musical convivía con los juegos. Con la imaginación viva de esa nena que soñaba con ser artista, armaba pelucas improvisadas con lana: “Yo tenía el pelo cortito y rulos, así que le pedía a mi abuela que me haga como una colita alta con lana. Era un gorro turquesa y fucsia con tiritas. Yo cantaba y mi familia era mi público.” En su casa, sonaban Bandana, Mambrú y Floricienta; Valentina imitaba sus voces, sus looks, sus sueños.

El colegio también marcó un camino. “Nunca sentí presión. Me nacía. En los actos me preguntaban si me animaba a cantar y era mi mundo. Yo no quería estar en el aula, quería ir a ensayar.” La música no era solo un hobby: era identidad.
Aun así, el camino profesional se construyó de a poco. Primero, con una banda de amigos; luego, con la determinación de terminar el secundario para que su papá la dejara dedicarse de lleno. “Me decía: "Hasta que no rindas las materias, no podés seguir cantando". Y fui y las rendí.”
Su vida cambió cuando él se animó a llevarla a cantar a sus shows. Después, llegó la gran oportunidad: un productor —el mismo que trabajaba con su papá— le propuso convertirse en solista. Tenía apenas 20 años, miedo, inexperiencia y un talento que estaba por explotar.
El resto es un vértigo hermoso: sus primeros enganchados se viralizaron, su nombre empezó a correr en festivales y fiestas, y la banda se armó a contrarreloj para salir de gira. “Nunca había hecho shows sola, no sabía si me la bancaba, pero nos largamos el 8 de marzo en Funes. Y de ahí no paramos nunca más.”
No todo fue fácil. Hubo noches peligrosas, experiencias duras, hoteles equivocados, sustos. “Una vez nos hospedaron en un telo. Yo no me animaba a llamar a mi mamá, estaba muerta de miedo.” Pero también hubo manos que sostuvieron: “Mis compañeros eran chicos como yo, pero muy protectores. Siempre me cuidaron mucho.”

Hoy, Valentina es madre, artista, referente joven del cuarteto y una figura que ya pisa escenarios importantes con seguridad y emoción. Su hijo Vicente de 9 meses viaja con ella, la acompaña, la mira brillar. Y ella no duda: “Ser mamá fue la mejor decisión que tomé.”
En esta charla íntima para Para Ti, Valentina recorre su historia con honestidad, sensibilidad y la claridad de quien sabe que todavía le queda mucho por crecer, pero que ya tiene un camino enorme construido con amor, esfuerzo y música.
De la música en casa al primer gran escenario: los orígenes de Valentina Márquez
— ¿Dónde nació tu amor por la música?
— Mis papás, los dos, son cantantes. De hecho, se conocieron cantando y se enamoraron. Mi mamá siguió cantando hasta dos días antes de tenerme. Yo me crié con la música, nunca se me cruzó hacer otra cosa.

— ¿Qué recordás de tu infancia musical?
— Tengo el recuerdo de verlos cantar juntos, de acompañar a mi papá a los bailes, de estar en los estudios de grabación. En mi casa se armaban los coros, se grababa todo ahí. Yo estaba siempre metida. Era chiquita y soñaba con ser artista. Le pedía a mi abuela que me haga una colita alta con lana porque quería tener un pelazo largo como las chicas de Bandana.
— ¿Nunca sentiste presión por seguir sus pasos?
— Jamás. Nunca me obligaron. Me miraban con amor. En los actos del colegio me preguntaban si me animaba a cantar y yo feliz. Era mi mundo.
— ¿Cuándo decidiste dedicarte profesionalmente?
— Cuando terminé el secundario quise dedicarme a cantar, pero me había llevado materias. Mi papá me dijo: "Hasta que no rindas, no podés seguir". Fui, las rendí y empecé la facultad de música. Me encantó, pero estaba muy orientada al profesorado, y yo quería subirme a un escenario.

— ¿Y cómo llegó el cuarteto?
— Mi papá se separó de Sabroso en 2015 y se hizo solista. Yo lo cansé pidiéndole cantar con él. Tenía miedo por la noche, por cómo era el ambiente, pero al final me llevó. Después, el productor de mi papá me propuso hacer cuarteto solista. Grabamos unos enganchados y explotaron. De un día para el otro empezaron a llamarnos de todos lados.
— ¿Recordás tu primer show sola?
— Fue el 8 de marzo en Funes por el Día de la Mujer. Yo nunca había hecho un show sola. Estaba muerta de miedo. Y desde ahí no paramos más.
— ¿Te tocó vivir situaciones difíciles en la noche?
— Sí, algunas. Una vez nos hospedaron en un telo. Yo estaba sola, muerta de miedo. No quería preocupar a mi mamá. Gracias a Dios siempre tuve compañeros que me cuidaron muchísimo. Eso me salvó.

Mirá También

Quién es Meri Deal, la cantante uruguaya que estaría manteniendo un romance con Franco Colapinto
— Sos mamá joven. ¿Cómo combinás maternidad y cuarteto?
— Siempre quise ser mamá joven. Con Simón tomamos la decisión de buscar un hijo. Tuvimos a Vicente cuando yo tenía 24. Es superfácil porque tengo una red de apoyo enorme: mi mamá, su marido, mis compañeros, mi productora. Él viaja conmigo desde el mes de vida.
— ¿Qué significó para vos que María Becerra te invite a cantar en River?
— No lo podía creer. Me llegó un mensaje suyo a Instagram y pensé que era trucho. Hasta que todo el mundo confirmó que era ella. Dijo que para ella yo era una de las mejores voces de Argentina. Entré en shock. Me invitó a sus dos Rivers. Fue una experiencia hermosa. Me hizo ver otra perspectiva y me impulsó a mostrar canciones propias.

— ¿Qué se viene ahora?
— Tenemos una colaboración con Ulises Bueno, también hice mi primera colaboración internacional con Nico de La Planta. Hay muchas fechas, festivales y shows. Y el sábado 22 tocamos por primera vez en el Teatro Colonial de Beltrán en Buenos Aires.
— ¿Qué tipo de artista soñás ser?
— Me gustaría ser una mujer cantante que se recuerde para siempre. Que quede marcada en el corazón, que cuando ya no esté me sigan recordando por mi música. Hoy admiro mucho a Ángela Leiva. Me gustaría seguir ese camino.
Fotos: Chris Beliera
Suscribite al newsletter de Para Ti
Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti cada semana en tu mail con las últimas tendencias y todo lo que te interesa, completá los siguientes datos:


