Fiel a su alma botánica, Klorane desde 2015 lleva a cabo un plan integral de colaboración con el Jardín Botánico de Buenos Aires Carlos Thays, a fines de garantizar la preservación, exploración y divulgaciónde la riqueza ecológica de la Argentina.
Con una historia sostenible de más de 50 años, Klorane consolida su pacto de responsabilidad con la protección del medioambiente. A través de acciones concretas, la marca francesa custodia ecosistemas en todo el mundo. En 2015, decidió aunar fuerzas junto a la red Conservación Internacional de Jardines Botánicos (BGCI por sus siglas en inglés) y el Jardín Botánico de Buenos Aires Carlos Thays para impulsar la supervivencia de las especies nacionales. ¿La propuesta? Dos proyectos destinados a salvar nuestro tesoro botánico, que alberga una de las biodiversidades más abundantes del mundo, con un sinfín de plantas medicinales.
En la génesis de esta marca de cosmética capilar se destaca la pasión por la botánica. “El respeto por el reino vegetal nos anima constantemente a vigilar su existencia. La inspiración que encontramos en la naturaleza es infinita, pero los recursos no lo son, y nuestra misión es encontrar el equilibrio entre los beneficios para las personas y la preservación", afirman los especialistas de Klorane.
Por ello, la marca sigue reforzando su compromiso y en 2022 redobla su apuesta volviéndose más rigurosa que nunca en su cruzada sostenible. ¿Cómo? A través de pequeños cambios con grandes efectos:
• Fórmulas entre un 80 y un 98 % más clean y más naturales, con tensioactivos suaves sin sulfatos.
• Plantas Bio y la eficacia aprobada de los extractos.
• Reducción del impacto ambiental a través de fórmulas biodegradables.
• Envases de plásticos reciclados y reciclables, sin embalaje y con menos plásticos.
• Manteniendo la sensorialidad y la eficacia.
Etnobotánicos, agrónomos y farmacéuticos trabajan en nuestro país con la consciente tarea de recuperar plantas en peligro de extinción. ¿Por qué es tan valioso el universo verde de la Argentina? Órganos resilientes, terapéuticos y maravillosos conforman nada menos que un bioma con un patrimonio de más de 1500 especies autóctonas.
Este interés por la clasificación científica de las especies no responde a una mera curiosidad técnica. La cantidad, junto al estudio de su distribución y abundancia, resulta fundamental ya que las actividades humanas y sus impactos están acelerando la tasa de extinción. Muchas de estas especies pueden desaparecer incluso antes de que sepamos que existen, de que conozcamos su función dentro de su hábitat y de que podamos explorar su contribución para cuidar la salud, siempre resguardando el planeta. A estos fines responden los dos proyectos que Klorane realiza en nuestro país.
Gran parte de nuestra vegetación está conformada por plantas medicinales y son justamente las primeras en dejar de cultivarse. El motivo es que resulta costoso y se prefiere explotar la tierra destinándola a la alimentación. Mantener a salvo las variantes con fines terapéuticos es indispensable para que las personas vuelvan a conectarse con la naturaleza.
En la Argentina, la fitoterapia tradicional basada en el uso de plantas indígenas es un elemento estratégico en el ámbito sanitario. Por ejemplo, solo en las montañas de las Sierra de Comechingones, en Córdoba, se catalogaron alrededor de 150 especies que se recolectan con intenciones fitoterapéuticas. Estas plantas no se utilizan únicamente en humanos. En la práctica veterinaria tradicional se explotan sus virtudes anti-inflamatorias, anti-parasitarias y cicatrizantes.
Así es como este primer proyecto se destinó a trabajar en la “Conservación de las plantas medicinales autóctonas, endémicas de la Argentina”. Durante tres años se escribió uno de los episodios más importantes en la historia de la flora nativa.
Algunas de las plantas investigadas:
En el siglo XIX, la zona del río Paraná aún era un ecosistema virgen y exuberante. El suelo anfibio albergaba un universo frondoso. Con el tiempo, el descuido ocasionado por las personas, la deforestación y las modificaciones de los cursos del agua causaron grandes pérdidas. En 2019, la fundación eligió como base la reserva natural Delta Terra en el arroyo Rama Negra para encarar la segunda etapa de esta travesía natural que aún continúa.
El objetivo es promover la recuperación de la flora de humedales nativos en el estuario del Río de la Plata mediante tres pilares: