Wanda Nara se encuentra envuelta en un nuevo escándalo judicial con una persona que conocía su vida íntima y cotidiana: su ex secretaria privada, Lucía Oliver. Según lo que informó Santiago Sposato en A la Tarde, ella la demandó “por las condiciones laborales y el posterior despido” y reclama una cifra cercana a los 28 millones de pesos.
Según Sposato, “como secretaria personal de ella se ocupaba de la organización familiar en el día a día. Desde coordinar con las empleadas que cumplían funciones de limpieza, cocina y gestión operativa de la casa. Organización de actividades escolares y extracurriculares de los hijos de Wanda. Si se cancelaba alguna de las clases era Luli la que los iba a buscar con el auto, porque tenía cédula azul”.

Esa cercanía no era solo simbólica: Lucía, según el relato mediático, “era reconocida en el colegio de los cinco hijos como adulto responsable”. Es decir, su rol trascendía el ámbito laboral, y tenía acceso muy profundo a la rutina familiar.
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La demanda apunta a que, tras facturar como monotributista durante un tiempo, Wanda decidió registrar a Oliver como empleada. El problema fue el cambio de esquema salarial: según la ex secretaria, su sueldo bajó considerablemente con el nuevo régimen.

“Yo no puedo tener un sueldo de 1,5 bruto porque con lo que me queda en mano no me alcanza ni para pagar el alquiler que son 700 mil pesos”, habría dicho Oliver, según Sposato. Por su parte, Wanda justificó su postura diciendo: “Yo entendí siempre en bruto porque no me da por lo que yo facturo”. Y habría añadido: “Yo más de esto, en este momento, no puedo pagarte”.
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Para Sposato, el conflicto tiene un grado adicional de complejidad porque no se trata de una empleada cualquiera, sino de alguien que manejaba la logística más íntima de la familia Nara: “Estamos hablando de la persona que les tramitaba los pasaportes y ciudadanía a sus hijos. Y manejaba las cuentas bancarias en el exterior mediante las personas encargadas de eso”.

Este juicio podría poner en juego mucho más que una indemnización: si la demanda prospera, podría salir a la luz información sensible sobre cómo funcionaba la casa de Wanda, su relación con su entorno más cercano y cómo distribuía sus obligaciones prácticas del día a día.
Por ahora, la causa avanza con todo: lo económico, lo personal y lo privado están cruzados, y la figura pública de Wanda podría verse sacudida por una voz que durante años llamó “secretaria” pero que, según su propia versión, fue mucho más que eso.
Fotos: Instagram
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