El Design Thinking es un aporte vital para los proyectos propios, en cualquiera de sus instancias.
Pacho Galera es consultor en Innovación, Emprendedor y Docente. Se graduó en Ciencias Económicas en la Universidad de Buenos Aires y terminó un Posgrado en Design Thinking de Massachusetts Institute of Technology.
Y semanas atrás fue el especialista a cargo del curso online sobre Design Thinking organizado por Puro Diseño.
En esta nota, comparte algunas claves de esta herramienta para empezar a implementar.
Es una metodología que potencia el proceso creativo grupal generando sinergía en un entorno de colaboración radical.
Los equipos deben ser de diferentes especialidades y contar con las visiones de todos los interesados del proyecto.
El equipo y su capacidad de entenderse con estas reglas de creación es el factor de éxito más importante del Design Thinking.
Hay tres inquietudes fundamentales que conviene hacerse cuando se aborda un proyecto desde este enfoque: ¿es deseable para las personas?, ¿es factible tecnológicamente?, ¿es viable como negocio?.
Las respuestas a estas preguntan deben estar documentadas con experiencias y con prototipos de productos y servicios.
Al principio Design Thinking puede parecer caótico, para hay que tener paciencia y confiar en el proceso.
Aprender a divergir nos dará la posibilidad de tener muchas ideas para después seleccionar las más adaptadas a las necesidades de nuestro cliente.
Si bien existen etapas en el proceso, el trayecto no siempre es unilateral y suele volver sobre sí mismo.
Requiere revisión constante. Se puede comenzar con alguna técnica para comprender las necesidades del cliente para después encuadrarlas.
Cuando prototipamos siempre es bueno tener presente a esa persona que entrevistamos cuando comenzamos. Es un proceso que valora la memoria de las experiencias del investigador.
Es importante saber que podemos co-crear soluciones integrando a clientes, usuarios, proveedores y sumando a las diferentes áreas de una empresa.
Pero siempre tienen que ser partes interesadas en el proyecto en particular: de nada sirve saber qué necesita una persona que nunca compraría nuestro producto o servicio. Es clave este primer paso.
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