Desde la antigüedad es una piedra sagrada y usada para la sanación ya que tiene muchas propiedades para el cuerpo y la mente.
El Ámbar no es una piedra preciosa como todos creemos, sino que proviene de la resina fosilizada de los árboles, principalmente del pino.
Para el pueblo celta, el ámbar era un regalo de la Diosa Madre (La Tierra), que les entregaba para obtener poder y fuerza regeneradora del sol hecho materia.
Es brillante y muy energéticos y sus propiedades son muy regeneradoras, mejora las depresiones, aporta alegría y vitalidad, calma el estrés. Y si pasamos por un momento de actividad física y mental extrema nos irradia fuerza y estabilidad.
Es muy común que muchos padres les coloquen a sus hijos un collar de ámbar ya que este collar tiene poderes calmantes del ámbar que absorbidos por la piel, logrando un efecto analgésico.
Si bien sus propiedades son óptimas hay muchos pediatras que desaconsejan su uso, sobre todo en bebés, ya que puede ser peligroso.
Para limpiar nuestro ámbar debemos hacerlo con un algodón empapado en una infusión de salvia y secarlo seguidamente. Para cargarlo, hay que harlo a la luz de la luna o enterrado en la tierra a la luz del sol.