Las mariposas siempre son bienvenidas en cualquier jardín. Por eso, ¿qué mejor que incorporar flores que además de decorar tu jardín pueden ayudarte a atraer estos pequeños y bellos insectos? Acá te contamos cuáles son algunas de las más efectivas.
Si te gustaría tener un jardín alegre y colorido pero también repleto de mariposas, nada mejor que incorporar algunas bellas flores que lo hagan posible.
Además, estos pequeños y bellos insectos se consagran como uno de los polinizadores más importantes de la naturaleza y tenerlos en nuestros espacios exteriores genera biodiversidad. Por eso acá te contamos cuáles son algunas de las mejores flores para que las mariposas te visiten.
En canteros, caminos o macetas. No hay planta como la lavanda. Capaz de soportar hasta los -5 ºC, se consagra como una de las flores favoritas para llenar de color, aroma y mariposas cualquier espacio exterior.
La clave está en ubicarla en una zona a pleno sol y ofrecerle un sustrato alcalino con un pH elevado. Sus riegos deben ser espaciados en otoño e invierno (con hacerlo una vez cada quince días es suficiente).
La planta conocida como cosmos es una flor tan delicada como rústica y es súper fácil de cultivar. Además, es una buena opción para sumar color, alegría y atraer mariposas. A cambio necesita una exposición a pleno sol, estar protegida del viento y riegos moderados.
También conocida como flor de papel o rosa mística, es una de las mejores plantas para sembrar en primavera y disfrutar de su floración durante todo el verano. Además, atrae mariposas y colibríes.
Requiere de un sustrato calcáreo y bien drenado, así como de un espacio fresco y con buena dosis de luz solar. Sus riegos deben ser moderados y se recomienda hacerlo cada dos o tres días.
La flor pasionara (también llamada flor de la pasión o passionaria), florece durante todo el verano regalando un festival de flores que pueden ser de color rosa, morado o blanco, y son tan lindas como originales. Además, las mariposas las aman.
Se recomienda ubicarla en exterior a pleno sol o semi sombra. También se puede cultivar en macetas en el interior del hogar, en un lugar muy luminoso y lejos de las corrientes de aire. Necesita riegos regulares pero abundantes.