Los vajilleros fueron una pieza muy popular en la década del '60 y '70 cuando era muy común encontrarlos en livings y comedores almacenando en sus interiores los diferentes utensilios de cocina (de ahí el origen de su nombre).
Si bien nunca dejaron de usarse en su totalidad, hoy en día es habitual verlos en cualquier ambiente de la casa, incluido el dormitorio, el baño y la cocina.
Funcionalidad y estilo propio
Una de las razones por la cual nunca dejaron de usarse, es que son uno de los muebles más funcionales e imprescindibles que existen, ya que nos ayudan a mantener el orden y a tener al alcance de la mano los diferentes elementos que usamos a diario.
Pero hay algo más... también tienen un papel muy decorativo y pueden convertirse en la estrella del ambiente según el diseño que se elija. Y es que después de todo, como mueble auxiliar que es, tiene el lujo de ser diferente y convertirse en el foco de atención.
Un vajillero, mil diseños
Existe una amplia variedad en materia de diseños, estilos, materiales y tamaños. Por lo que hay para todos los gustos y bolsillos. Rústicos, industriales, modernos, vintage, nórdicos, altos, bajos, abiertos, cerrados...
Sea cual sea el modelo, puede ir instalado a la pared: suspendidos y sin patas o apoyado en el suelo con patas altas o bajas. Todo se trata de una cuestión estética y la decisión final depende de si querés un modelo más actual, más ligero o con mayor presencia visual.
Una cuestión de tamaño
La mayoría de los vajilleros suelen tener una profundidad de 50 cm. Esto quiere decir que son muebles grandes por lo que resulta importante tener en cuenta que, apoyados en la pared, sobresalen bastante.
Si bien existen modelos pensados para ambientes más estrechos con una profundidad aproximada de 35 cm, no son los más recomendados ya que podrían resultar incómodos y poco útiles. Otra opción, es diseñarlo a medida.
En cualquiera de los casos, lo ideal es medir la pared donde se va a ubicar y dejar libres unos 10 o 15 cm entre el vajillero y la pared.
Con respecto a la altura, cuanto más alto sea el vajillero, más pesado resultará a la vista. Una buena opción, es ir por un mueble bajo pero estilizado y despegado del piso gracias a patas altas; o ir por un diseño suspendido en la pared con el soporte escondido para generar una sensación continuidad visual en el espacio.
Materiales
Las opciones son muy variadas: podés encontrar un vajillero en madera maciza o realizado en MDF, acabado en chapa de madera natural, con frentes de vidrio, chapas metálicas... Todo depende del estilo que se le queda dar al espacio.
Ahora bien, si se quiere ubicar el vajillero en el baño o la cocina, se recomienda ir por materiales tratados y aptos para estos espacios húmedos.
Cómo decorar el vajillero
Como se mencionó anteriormente, los vajilleros de gran tamaño suelen generar un peso estético en el ambiente. Es por eso que, en el caso de querer decorar su parte superior, hay que tener en cuenta algunas recomendaciones:
Vajilleros altos: una buena opción es colocar algún florero con flores frescas o varios adornos deco bajos, incluso se podría sumar sin problemas una lámpara de poca altura.
Vajilleros bajos: éstos se prestan para lucir una lámpara más estilizada, algún cuadro, un jarrón o alguna caja organizadora.
En cualquiera de los casos, se recomienda jugar con las alturas de los elementos decorativos evitando las simetrías.
