En su 40º aniversario, Casa FOA 2025 propuso un manifiesto contundente: el diseño de interiores vive un regreso al maximalismo.
Después de años dominados por la pureza minimalista y los espacios silenciosos, el exceso vuelve a ser sinónimo de belleza, identidad y placer sensorial.
ADVERTENCIA: este nuevo maximalismo no es un caos de formas ni un carnaval de objetos. Es un exceso consciente, una apuesta por la narrativa visual, la emoción y la historia personal detrás de cada pieza.

Y en Casa FOA 2025 Madero Harbour –hasta el 2/11 en Juana Manso 1980- hay tres espacios que reflejan la quintaesencia de la tendencia: un hotel de atmósfera cinematográfica, un atelier de artista convertido en laboratorio sensorial, y un departamento de lujo donde la opulencia se equilibra con elegancia.
Bienvenidos/as al Grand Hotel de Gaby Lopez Monzón

Un refugio escenográfico donde el huésped habita la ficción. Así es el espacio de Gaby López Monzón de C’EST MOI que podría ser perfectamente una escena de Wes Anderson.
Inspirado en la estética lúdica y meticulosa de “The Grand Budapest Hotel”, el proyecto propone un universo donde la hospitalidad se transforma en una experiencia teatral.
La paleta vibrante, las geometrías simétricas y los guiños al art deco de los años 50 construyen un espacio donde el lujo y la fantasía se entrelazan.

En el maximalismo según López Monzón cada textura, color y detalle habla de una nostalgia reinventada, un tiempo suspendido donde el diseño se vuelve poesía visual. Y el resultado: un escondite elegante, melancólico y audaz, donde habitar es también interpretar un papel.
Atelier Arzuaga de Ramiro Arzuaga y FPA Arquitectura

El arte de mezclar, superponer y sentir. Es lo que hicieron en el espacio “Atelier”, el diseñador Ramiro Arzuaga junto con las arquitectas Daniela Fiumara y Verónica Biscaysaqu de FPA Arquitectura.
Construyeron un mundo aparte: un territorio donde el arte, la vida y la creación conviven sin fronteras.
Es un espacio que evoca la impronta neoclásica tan presente en nuestra historia y lo fusiona con el diseño contemporáneo, exponiendo una perspectiva maximalista cargada de sensibilidad y que que celebra la abundancia y la riqueza visual.


El atelier fue concebido como el cuarto propio e íntimo del artista, pero también como una declaración estética. Lejos de lo neutro, el equipo propone un maximalismo emocional, cargado de contrastes y texturas, y contiene objetos con historia, fusionados con diseño contemporáneo y que dialogan en contrastes intencionados.


Cada elemento tiene un sentido y un lugar dentro de una narrativa que combina lo clásico y lo moderno, lo caótico y lo ordenado, lo sensible y lo racional.


El resultado es un espacio profundamente personal, con una belleza que se siente antes de entenderse. Un manifiesto visual que celebra la autenticidad y el poder emocional del diseño.
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Un departamento de lujo: ¡esto es Maximalismo sofisticado!

Estudio Fontenla, Oscar Gil, Florencia Basile y Gisela Bezek concibieron un espacio en el que “el lujo no grita... susurra”.
Su “Departamento de Lujo” en Casa FOA 2025 redefine la idea de opulencia urbana.
Con sus 112 m², este espacio pensado para un gentleman contemporáneo de Puerto Madero combina la fuerza estética del maximalismo con la precisión y la calma del diseño sofisticado.

La propuesta, desarrollada bajo el concepto de “Maximalismo Sofisticado”, viste sus ambientes con materiales nobles —maderas oscuras, mármoles, metales satinados, terciopelos— y una paleta profunda de verdes y borravinos que otorgan carácter sin estridencias.
El recorrido fluye entre arte, texturas y sensaciones: esculturas de gran presencia, piezas de diseño moderno, una iluminación envolvente y una biofilia que suaviza la intensidad.
Cada detalle está pensado para crear una atmósfera inmersiva, elegante y emocional.

Aquí, el maximalismo no busca imponerse: seduce. Es el lujo como experiencia, no como exhibición. Un espacio donde la abundancia se equilibra con el silencio, y el estilo se vuelve casi una forma de contemplación.
Todavía no terminó, pero Casa FOA 2025 confirma que el maximalismo no es una moda pasajera, sino un cambio de paradigma.

En tiempos donde los interiores tienden a la homogeneidad, estos tres proyectos dieron una clase magistral sobre el valor del exceso, la emoción y la identidad como motores del diseño contemporáneo. Y la enseñanza es que el verdadero lujo, hoy, no está en la discreción: está en atreverse a contar quiénes somos a través del espacio que habitamos.



