Divididas en dos secciones horizontales, las puertas holandesas, también conocidas como dutch doors, vuelven a ser protagonistas en decoración.
Permiten abrir la parte superior para dejar pasar la luz y el aire, mientras la inferior permanece cerrada.

“Un recurso práctico, encantador y lleno de personalidad que hoy se impone en casas de estilo moderno y rústico por igual”, describe Constanza Delgado, arquitecta dedicada al diseño y bienestar.
¿Que son las puertas holandesas?: la era de las dutch doors

Las puertas holandesas, o dutch doors, son aquellas que se dividen en dos partes horizontales: la mitad superior y la inferior pueden abrirse de manera independiente.
“Esto permite mantener la parte de abajo cerrada, mientras la de arriba se abre para dejar pasar la luz, el aire o la vista”, explica Cony (en Instagram @arq.constanzadel), autora del libro “Diseño para el bienestar. Espacios que activan el cerebro, reducen el estrés y mejoran la salud”.
Su origen se remonta al siglo XVII, en los Países Bajos, donde se usaban en granjas y casas rurales. La parte inferior mantenía a los animales fuera y a los niños dentro, mientras la parte superior dejaba circular el aire y la luz natural.

Con la inmigración, este tipo de puertas llegaron a Estados Unidos y se convirtieron en un clásico de las casas de campo.
Cómo son las dutch doors: características de las puertas holandesas

Entre las características (y beneficios) principales de las puertas holandesas se destacan:
-Versatilidad: funcionan como puerta completa o como dos medios paneles que se abren por separado.
-Conexión visual: permiten ver lo que pasa afuera sin abrir del todo.
-Ventilación natural: la parte superior abierta favorece la circulación del aire.
-Seguridad y control: permiten mantener cerrado el acceso inferior, ideal si hay chicos o mascotas.
¿Por qué son tendencia las puertas holandesas?

Hoy en día, las puertas holandesas dejaron de ser solo rurales y vintage y ahora se adaptan a distintos estilos de decoración urbana y ambientes interiores.
En la entrada: aportan carácter, especialmente en casas de estilo rústico o country chic.
En cocinas: se usan como transición hacia un patio, generando apertura sin perder control.
En habitaciones infantiles: ayudan a mantener la seguridad de los chicos sin aislarlos.
En estudios o home office: permiten privacidad, pero con sensación de apertura.

Pueden encontrarse en madera maciza para un look clásico, en versiones pintadas de colores vivos para sumar personalidad, o incluso con paneles de vidrio en la parte superior para quienes buscan un estilo más moderno.
Combinan muy bien con herrajes de hierro negro o manijas vintage, que resaltan su carácter distintivo.
Las puertas holandesas son un recurso funcional y, al mismo tiempo, decorativo.
Aportan calidez, versatilidad y un aire nostálgico que se siente muy actual. Son ideales si querés darle a tu casa un toque original sin dejar de lado la practicidad.






