El día que Mirtha Legrand invitó a tomar el té a Para Ti y habló de Juana Viale - Revista Para Ti
 

El día que Mirtha Legrand invitó a tomar el té a Para Ti y habló de Juana Viale

Entre las célebres entrevistas que Para Ti ha hecho a lo largo de su historia, rescatamos la que le hicimos a Mirtha Legrand. Fue cuando la revista cumplía 90 años y salía en edición impresa. Acá, transcribimos la nota completa. Así nos recibía la diva de los almuerzos hace 8 años atrás.
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Como homenaje a los 90 años de Para Ti, hace 8 años Mirtha Legrand nos recibía en su departamento de la avenida Del Libertador. Nos habló de todo: la soledad, su relación con la familia y el dinero, su eterna coquetería y la moda contemporánea. Una charla única e imperdible con el ícono de la televisión argentina.

El living comedor del piso de la Avenida del Libertador donde Mirtha recibió a Para Ti.

La edición Aniversario de Para Ti de los 90 Años merecía una gran entrevista con un gran personaje. Buscarlo, entre tanta celebridad local, no parecía fácil. Entonces nos planteamos la más simple de las preguntas: ¿qué celebrity de la Argentina querría tener la revista femenina nacional por excelencia para festejar sus nueve décadas? Y la respuesta surgió espontánea: Ella, Mirtha Legrand de Tinayre. Aunque claro, conseguir una nota con “la señora” no resultó tarea sencilla.

La mesa está servida para tomar el té.

La última nota que habíamos hecho con ella había sido quince años atrás, casualmente para otro aniversario: los 75 años. Lo cierto es que comenzamos a llamar a su casa dos meses antes de nuestra fecha límite de cierre. Allí nos atendió Elvira, más que una empleada, la mano derecha de Mirtha, quien con gran amabilidad y eficiencia nos fue comentando cómo venían los días de su patrona.

Mirá el video de los almuerzos de Mirtha Legrand en la historia:

“La señora quiere hacer la entrevista, pero está muy cansada. Graba un montón y no tiene nada de tiempo libre –nos contaba–. Pero quedate tranquila, que algo te voy a conseguir con ella”, nos aseguraba, fraternal.

Mirtha Legrand, siempre coqueta.

Héctor Vidal Rivas, asesor de imagen y gran amigo de La Chiqui, también aportaba su cuota de compromiso. “Tenemos unas fotos divinas e inéditas
de Gabriel Machado, así que con ellas ya podemos ir adelantando la parte gráfica”, nos tranquilizaba. Así, finalmente el miércoles 25 de abril Elvira nos anunció, cumpliendo con su palabra: “La señora te espera mañana
a tomar el té de las 5 de la tarde”. Y allí estuvimos, puntuales.

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Para Ti con Mirtha Legrand.

Confirmando su fama de excelente anfitriona, Mirtha nos recibió como
una reina en su departamento de avenida Del Libertador al 2800. Conocer en persona a Rosa María Juana Martínez Suárez genera expectativas y curiosidad. Por un lado, debido a su nutrida historia artística. También, por su vigencia: arrancó a los 14 y, aunque prefiere no hablar de su edad, transita la octava década de su vida. Y, por supuesto, por su coquetería y belleza. ¿Pruebas? En persona –y con el make- up que utilizó un ratito antes para grabar escenas de la ficción que protagoniza en Telefe–, se la ve espléndida. Con el rostro y las manos arrugadas, pero absolutamente impecable.

La comida preferida de Mirtha Legrand es el huevo frito con papas

“Por usted no me saqué el maquillaje. ¡Hasta las pestañas postizas me dejé!”, dice con gran sentido del humor quien además cautiva desde el maravilloso celeste de sus ojos y la velocidad de su mente: no se repitió ni una vez y hasta retuvo el nombre de su entrevistadora...

La entrevista que Para Ti le hizo a Mirtha Legrand para el aniversario número 75 de la revista.

-Se la ve impecable, ¿cómo hace para estar tan bien?

-Bueno, me cuido mucho. Este año pensé en hacerme otra cirugía (me hice dos en toda mi vida), pero ahora que estoy grande me da miedo la anestesia. Y lo analicé seriamente. Tené en cuenta que estoy haciendo HD, así que se ve todo. Pero no me animé. Igual, me atiende una muy buena cosmetóloga y soy consecuente con los cuidados: uso cremas, me saco el maquillaje a diario, me cepillo el pelo, voy al dentista seguido, ¡tengo todos mis dientes! (ríe).

Mirá el tráiler de La Dueña, su última ficción:

-A su edad se comienza a tomar remedios de todos los colores, ¿cuénteme de qué consta su pastillero?

-Yo sólo tomo una Cafiaspirina a la mañana, y nada más. Cada tanto me dan algo para el hierro, aunque muy de vez en cuando. Somos tres hermanos longevos (N.deR: cuando se hizo esta entrevista José y Goldie aún vivían: él se murió el año pasado y la hermana melliza de Mirtha, este año en plena pandemia). Es fea la palabra longevo, pero es verdad y los tres estamos muy sanos.

Mesaza. Mirtha al frente de los almuerzos. Hoy la reemplaza su nieta, Juana Viale.

-¡Vamos Mirtha, no puede tener un cuerpo tan privilegiado! Confiésenos su gran secreto…

-Como buena hija de españoles, mi problema siempre ha sido la tendencia a engordar. Soy de caderas fuertes y cola fuerte. Ahora estoy bien, tomo masajes reductores. En general me cuido, pero me encanta comer, y los fines de semana me doy mis gustos. Confieso que mi comida preferida es huevo frito con papas fritas. La gente cree que sólo me gusta la comida sofisticada y no es así.

Está claro, su físico le da poco trabajo (mientras conversábamos comió tres porciones de budín: “Está hecho en casa y es muy rico, pruebe, pruebe”, nos insistió).

-Ahora, de la parte intelectual, ¿cómo anda? ¿Nunca le dio miedo comenzar a olvidarse de las cosas?

-Mire, la verdad es que le exijo tanto a mi cerebro que no le doy tiempo para olvidar nada. El otro día en el programa hubo una escena en la que Andrea Frigerio –que interpreta a una nuera mía que me odia– me acusa de estar desvariando. Cuando la vi, enseguida les pedí a los del canal: “No hagan más eso, porque la gente piensa que Mirtha está así y no me gusta”. Espero que me hagan caso.

Una foto del álbum, con su hija, Marcela Tinayre y sus nietos, Nacho y Juana Viale.

-Cómo es usted en plena grabación de La dueña (N.De R: en el momento en que se hizo esta entrevista, Mirtha Legrand había dejado de lado los almuerzos para regresar a la ficción), ¿le tienen miedo?

-Al principio, admito, noté que todos estaban como temerosos, preguntándose tal vez: “¿Cómo será ésta? ¿Insoportable?¿Mandona?”. Sin embargo, creo que se han encontrado con una persona muy trabajadora. Ahora me tratan con una gran naturalidad y respeto. Y claro, yo no soy la “diva”, esa palabra horrible tan pasada de moda.

-¿Y cómo fue verse, después de tantos años, de nuevo en el rol de actriz?

-Bárbaro. Esto para mí es como un renacer. Casi no puedo creer que me esté pasando. Decían que abandonaba todo, que me retiraba, y lógico ¡si trabajo desde los 14 años! Pero esto es un fuego sagrado, es como una droga.

-¿Se vio bien con las cámaras alta definición?

-El primer día le dije al director: “Yo quiero salir joven, linda y flaca” (risas). Apenas vi el primer capítulo sentí que algunas escenas se podrían haber mejorado desde la iluminación. Se los mencioné y ahora está todo mucho más cuidado. La iluminación y la colocación de las cámaras lo son todo. Hasta siento que apareció una nueva Mirtha Legrand. ¿Tendré una trilliza y yo no me di cuenta?

Mirtha Legrand decía que Juanita (Viale) era la más remolona para llarmarla por teléfono

Desde muy chica los padres le transmitieron a Mirtha la importancia de la familia: “Papá tenía un negocio en nuestra casa y mi madre era docente. Ellos vivían para nosotros… Hoy, para mí, la familia lo es todo. De pronto ahora, cuando mi hija o mis nietos viajan, me pongo mal, me afecta no tenerlos cerca. Necesito que me llamen, hablar con ellos”.

-¿Y la llaman seguido?

-Sí, todos. Con Nacho nos vemos mucho en el programa y Marcela me sigue pidiendo consejos. Juanita es la más remolona… si no me llama la llamo yo y cuando me dice “abuelita” me desarmo. Nos queremos muchísimo. También me veo un montón con mis hermanos, con Goldie (su gemela) y Josecito. Hablamos a diario y cada quince o veinte días salimos los tres en auto y vamos a recorrer los barrios y las escuelas donde estudiamos. Nos encanta, hablamos de nuestra infancia, de nuestra niñez, de nuestros padres, recordamos anécdotas. Hace muy bien volver a las raíces.

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En una de sus películas.

-Usted tiene una hermana gemela que también es viuda, ¿nunca le propuso que se mudara con usted?

-¡Sí! Le dije: Goldie, vení que tengo un cuarto de huéspedes, vas a tener tu televisor y tu teléfono, yo tengo chofer y vas a vivir como una reina”. Pero ella me respondió: “Nooo, Chiquita, gracias” (ríe). Ella tiene su vida, sus amistades. Es muy personal y yo también. Vive sola, con una asistente, en Olivos. Salimos mucho juntas, aunque ella prefiere ir a donde no haya fotógrafos, no por nada, mi hermana está espléndida. Es una mujer preciosa, muy bonita, pero no quiere que la fotografíen. Y el cumpleaños lo celebramos juntas aquí en casa.

-¿A Marcela y a sus nietos les hace saber cuando piensa que se están equivocando?

-Sí, se los marco suavemente, porque mi familia tiene genio rápido. Y ellos también me advierten cosas. Si digo algo en un reportaje que no les gusta, no dudan en hacérmelo saber.

-¿Le criticaron o elogiaron su vuelta a la actuación?

-Todos están contentos e involucrados con este éxito. Hasta Elba, una empleada que trabajó muchos años conmigo y ahora vive en una residencia para mayores, me llama fascinada. Yo me siento muy querida y respetada. Recién le decía a Nacho en el camarín: “Mirá Nachito, si viviera tu abuelo estaría tan orgulloso, tan contento”. Cada vez que yo tenía un éxito se ponía tan feliz…

Con Daniel Tinayre.

-¿En un momento así qué extraña de Daniel, su compañero de toda la vida?

-Extraño todo de Daniel, pero fundamentalmente sus referencias. A veces le quiero preguntar a alguien: “¿Te acordás cuando fuimos al Festival de Venecia?” Y no tengo quien me cuente. Entonces mi memoria empieza a trabajar el doble. Extraño mucho su compañía. Recuerdo que la primera noche que salí después de la muerte de Daniel fui a comer un sábado con nuestros amigos de toda la vida: los Calabró, los Disi, los Rottemberg. Volví a casa como a la una de la mañana, puse la llave en la puerta, abrí, encendí todas las luces y me dije: “Esto es la soledad”. Porque mi marido era muy caballero, él abría y me hacía pasar… No tener un compañero a tu lado que te cuide es difícil, pero así es la vida. Además, yo también perdí a un hijo, Dani, eso es terrible. Lo recuerdo siempre y todos los años le hago una misa en la iglesia de San Antonio de Padua, en Villa Devoto.

Mirtha tiene debilidad por la ropa

Coqueta como pocas, la reina de los almuerzos reconoce su debilidad por la ropa. “Soy coqueta por naturaleza. Cuando éramos chicas teníamos dos niñeras –en aquella época se podía– y yo le pedía a la que me peinaba: ‘Bruna, haceme el moño bien grande’. Ya desde tan chiquita quería destacarme”.

Con el paso del tiempo eso no cambió. “En verano me cambio tres veces por día. A mí me gusta seducir, gustar. A hombres, mujeres, niños. Por eso me arreglo tanto. Me parece que ahora no se cuida demasiado ese aspecto. Ya no veo mujeres ni señores tan elegantes. Por ejemplo, ya casi no se usa corbata. ¡Yo regalaba unas corbatas de Hermès fantásticas! Igual las sigo regalando. Si todo el mundo sedujera seríamos más felices”.

-¿Es de comprar mucha ropa?

-Sí, soy compradora compulsiva, aunque también me gusta regalar. Compro personalmente, y admito que a veces no acierto. En Navidad compro todo y además hago las tarjetitas.

-¿Cómo se lleva con el dinero? ¿Sabe lo que gana y lo que gasta?

-Sé lo que gano, pago la tarjeta de crédito, sé lo que gasto y leo las liquidaciones, pero todo lo aprendí después de que murió Daniel. Hasta ese momento no sabía hacer ni un cheque. Recuerdo que después de la muerte de Daniel fui a la sucursal del banco Galicia, de Callao y Quintana, y pedí hablar con la gerente: “Acabo de enviudar y usted se va a reír, pero no sé hacer un cheque”. Ella me miró y me dijo: “Mire, si a mí me pusieran frente a una cámara de televisión, terminarían sacándome en ambulancia. Así que cada uno a lo suyo”. Ahora tengo mi chequera y manejo mis bienes.

En Mar del Plata.

-La gente no imagina a Mirtha Legrand usando efectivo, dejando propina, ¿se equivoca?

-Elvira todas las mañanas me pone plata en la billetera y, por supuesto, le doy propina a todo el mundo. Sé perfectamente el valor del dinero y sí soy gastadora. No pierdo la noción nunca, sé lo que les pago incluso a mis colaboradores cercanos. Ahora hay una persona (N. de R.: se refiere a Lina Rosa Díaz) que asegura que yo la tenía contratada. Pero no es así, era empleada del canal. Vivo muy bien y me gusta que los demás vivan muy bien. Soy muy generosa porque la vidaha sido muy generosa conmigo.

-¿Y siente que se lo merece?

-Seguro, mi primera película, Los martes orquídeas, la hice a los 14, ¡no sabía caminar con tacos altos! Y mire todo lo que vino después… Así que modestamente creo que me lo merezco.

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