El día que Para Ti entró en la casa de Ricardo Fort - Revista Para Ti
 

El día que Para Ti entró en la casa de Ricardo Fort

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Con tan sólo 4 años de carrera, Ricardo Fort, fue una de las personalidades más famosas de la televisión. Fascinaba y provocaba rechazo. Fue el fenómeno mediático del momento. Le encantaba ostentar fortuna, figurar y armar escándalo. Para Ti lo entrevistó en su departamento de Belgrano en 2010. "Pienso clonarme", nos decía en esa nota en la que también habló de la muerte sin imaginar que tres años después (el 27 de noviembre de 2013) iba a morir. Acá la transcribimos y te invitamos a recordarla.

Ricardo Fort nos recibió en su casa, donde posó con sus hijos.


Se lo conoce como el millonario que heredó una fortuna al morir su padre. Su abuelo fue el fundador de Felfort, el imperio del chocolate. Pero ni bien se abre la puerta del departamento en el piso 21, en pleno barrio de Belgrano, la casa de Ricardo Fort (41) decepciona. Cuesta creer que el hombre que dice gastar 500 mil pesos por mes, tener dos Rolls Royce, tres Harley, un Mercedes, un BMW y un avión, viva en ese piso, amplio –de unos 400 m2– y luminoso –tiene ventanales por donde se lo mire–, pero desprovisto de orden y decoración.

La puerta al mundo privado de Fort se abre y una crestado chino –a la cual Ricardo bautizo Gaga, pero sus hijos llaman Julia–, se nos abalanza. “Cuidado con el perro”, bromea Marisa, una de las niñeras de Felipe y Marta, los mellizos de seis años que nacieron de un vientre alquilado con óvulos donados.

Disculpen el desorden, hoy es domingo y la empleada está de franco”, se excusa Ricardo y nos invita a pasar a un gran living comedor. En un rincón, una torre de valijas apiladas junto a la bicicleta con rueditas de Felipe, afean el ambiente. No hay portarretratos ni cuadros, solo paredes blancas, lisas, libres de toda ornamentación.

Hay sillones de cuero negro, y otros blancos. Debajo de uno de ellos, alguien dejo olvidada una gaseosa cola light. La mesa ratona con su tapa de vidrio rota, llama la atención. Mas allá está la cocina, incorporada al living. Su isla está atestada de papeles, diarios y revistas. Y el piso flotante, gastado y rayado por la fricción de las ruedas de las sillas del comedor diario.

En el cuarto de Ricardo también hay pilas de valijas arrumbadas en un rincón y abunda el desorden, pero la cama –con capitoné de blanca pulcritud– está hecha. “Hoy nadie vino a ordenar”, vuelve a disculparse Marisa, la niñera que se dedica a cuidar a los chicos de Fort desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche.

En el perchero se destacan largos tapados de piel de todos los colores. “No uso canjes. Pago todo lo que visto”, nos dirá Fort. Y lo confirmará poco después la dueña de Breeders, la marca de los tapados de piel: “Fort pagó cada uno de sus tapados con su tarjeta de crédito. Salen alrededor de 1.500 dólares cada uno”. Personalmente, Fort mide menos de lo que aparenta en la tele, pero su ancho de espalda –fruto de horas de gimnasio– impresiona. No tiene arrugas, y la piel de su rostro, a pesar del bodoque de base que lleva puesto, es envidiable.

La familia de Ricardo


Domingo a la noche. Fort recibe a Felipe y Marta, sus hijos, recién llegados a casa después de pasar un día al aire libre. “Tienen un papá, a Marisa y dos niñeras más. Todos somos su familia. Los chicos tienen un montón de gente que los quiere”, comentó Fort.

-Ricardo Fort no es normal. ¿O vos ves a mucha gente así?

-Hay gente que lucho toda su vida para ser famoso y no le salió. A mí me salió bien, lo mío fue demasiado fuerte, en solo siete meses: el millonario que se hace famoso, que es mediático, que maneja un Rolls Royce en Argentina, que viaja por todo el mundo… Y la gente que lo intento toda su vida y no lo pudo hacer porque no llegó, te quiere matar.

-En estos siete meses no paraste. Demasiada exposición. ¿En algun momento no deseás un poco de tranquilidad y anonimato?

-No, me gusta todo esto. No paro nunca. Duermo cuatro horas por día, me levanto para fumar un cigarrillo, desayuno, y duermo otro par de horas.

Ricardo Fort adoraba los tapados de piel.

-¿Dónde encontrás paz?

-Voy al gimnasio todos los días. Y el momento en el que estoy con mis hijos me siento bien, los abrazo, los beso, los estrujo. El medio es tirano.

-¿No pensás que algún día la gente se va a cansar de Ricardo Fort?

-No. Yo no creo eso. Eso mismo me lo preguntó una vez Coco Silly y me terminé enojando con él y le dije que ese era un pensamiento perverso. Yo creo mucho en “El secreto”, en la “Ley de atracción” y no está en mi cabeza pensar que esto se va a acabar.

-¿Leíste El Secreto?

-No, no leí el libro. Vi la película. Y me di cuenta que yo vivía eso sin saber lo que era la “Ley de atracción”. Lo estaba aplicando en mi vida naturalmente. Si vos pedís lo bueno, te va a venir lo bueno.

-¿Ricky Fort lee libros?

-Sí, muchísimos. Pero ahora no tengo tiempo de leer. Leí mucho de psicología, metafísica, de autoayuda… Me gusta Chopra. Leí mucho pero no me caso con nadie, ni con alguna filosofía o forma de vida. De todo lo que voy leyendo formo mi propia filosofía de vida.

Este era su cuarto.

-¿Creés en Dios?

-No. Soy ateo.

-¡Pero llevás un rosario y usás cruces!

-Porque me quedan bárbaro (se rie).

-¿Pensás alguna vez en la muerte?

-No, para nada. No sé… Cuando ya no esté más van a estar mis hijos seguramente, y además pienso clonarme.

-¿Vamos a tener a Ricardo Fort para siempre?

-¿Por qué no? De acá a diez años ya se va a poder hacer clonación. Así que…

-Hablando de clonación, ahora estás haciendo un casting para encontrar a tu doble. ¿No te da miedo que tu doble te robe la fama?

-No. Imaginate si estos hijos de puta del medio tienen a Ricky Fort paseando por todo los programas las 24 horas del día, lo que va a ser tenerlo multiplicado cinco o seis veces. Me divierte. Además me viene bárbaro porque necesito un doble para que se quede acá en el verano haciendo Fortuna I mientras yo hago Fortuna II en Mar del Plata.

Así era un día de Ricardo Fort:

Fort by Fort

Asegura que se demaquilla todas las noches antes de irse a dormir (lo que una nunca hace) y se afeita el pelo del pecho y los brazos. Fuma todo el tiempo (“consumo dos atados por día”, nos dice) y no soporta estar sentado mucho tiempo.

-¿Por qué te enojas tanto? ¿Es parte del show, del personaje que te inventaste?

-No. En primer lugar no es un personaje. Yo soy así. Auténtico. Lo que pasa es que no tengo filtro y me molesta mucho la mentira y la hipocresía. Hay gente a la que no le gusta Ricardo Fort –me gusta hablar de mi en tercera persona–porque habla, dice lo que siente y no le da bola a nadie. No tiene que rendirle cuentas a nadie porque no depende de nadie, ni tiene que pedir trabajo. Yo me peleo, digo lo que pienso y punto. Soy así. Me buscan para pelearme, porque saben que yo hago rating. Se arma la pelea y esta: tenés las 24 horas a Ricardo Fort en todos los programas peleándose con medio mundo.

-Generás amor y odio, fascinación y rechazo. Los dos extremos. ¿Como te llevás con eso?

-Sí, es cierto. Es tremendo lo que se genera conmigo. Pero me llevo bien con eso porque lo sentí toda mi vida, desde que era chico.

-¿A que lo atribuís?

-En la vida hay gente buena y mala. Está la que te tira buena onda y te quiere, y la otra que es envidiosa, resentida, que te va a tirar mala onda siempre. Mi personaje… Perdón, no quise decir mi personaje, me corrijo.

-¿Hacés terapia?

-Hice desde los 16 hasta los 36 años, con el mismo terapeuta. Pero cuando me di cuenta que yo me sentaba y me ponía a charlar con mi psicólogo como un amigo y lo analizaba a él, dije “ya está, fue”.

-¿Es cierto que te hiciste 27 cirugías?

-¡Ehh! No. De eso no quiero hablar, es una estupidez… Me hice solo cinco. Todas en la nariz. ¡Y en el mentón también! Sí, me hice una cirugía en el mentón, pero me la sacaron. Se terminó infectando y quedo así.

¿Que te pasa con la perfección?

¡Nada! ¿Quién dijo que busco ser perfecto?

-Pero si tuneas incluso a tus novias… les pagás lolas y cola.

-El medio es así. La gente se hace cirugías de esto, de acá, de allá. Es normal querer lograr una belleza estética. No está mal.

-¿Pensás como vas a mirarte en el espejo en el futuro, cuando empiecen a salirte canas y arrugas?

-Ya tengo 41, así que… Pero ni loco me hago un lifting. ¿Hacerme una cirugía en la cara? ¡Ni en pedo! En el hombre queda mal. Cuando envejece, el hombre se pone más interesante. La mujer, en cambio, se pone más fea. Voy a hacer todo para mantenerme lo mejor posible.

-¡Pero Ricardo, me acabas de confesar que te hiciste cinco cirugías en la cara!

-Eso fue porque el cirujano me arruinó la nariz. Tenía el tabique torcido, la nariz grande, escalonada, y los canales cerrados; entonces, por una cuestión de salud me tuve que hacer una cirugia re-constructiva. Pero me arruinó. Me la dejo chiquita. Me tuvieron que sacar cartílago de la oreja para volver a agrandarla… La cirugía en el hombre no queda bien. Queda horrible, se nota.

-Te sentís famoso pero todavía no pasaste por la mesa de Mirtha (Legrand) ni por el living de Susana (Giménez), las dos divas de la televisión. ¿Cómo te hace sentir eso?

-En estos días están diciendo que voy a ir a lo de Susana, pero jamás me llamaron de la producción del programa. Me encantaría ir. En cambio, ir a lo de Mirtha Legrand no me importa. Realmente no me interesa sentarme en la mesa de “esa señora”. Ella dijo que le mandaste un anillo de regalo junto con una carta.

-¿Querías que te invitara?

-No. Ella en un momento habló bien de mí y se lo agradecí de esa manera. Pero la verdad, no necesito sentarme allí con una cucarda para que la señora me esté haciendo preguntas irónicas. No necesito colgarme de ella. Susana, en cambio, me gusta. Ella sí que es una gran diva.

-Nombrame diez virtudes y diez defectos de Ricardo Fort.

-¡Qué pregunta!… Soy sincero, frontal, muy buena persona, tengo muchos códigos, soy muy buen amigo. Suelo dar mucho, demasiado, no solo de corazón sino material. Doy demasiado y después me cagan. También soy divertido…

-Pasemos a los defectos.

-¿Ya te aburriste de mis virtudes? Ves, a la gente le gustan las cosas malas. ¿Defectos…? No tengo ninguno.

-¿Empiezo a enumerar? Sos caprichoso…

-Sí, soy muy caprichoso. Impulsivo, también. No me veo así. Soy pasional. Puedo insultarte, levantarme e irme cuando me siento atacado, pero para mí no es un defecto. Tal vez te contesto con una retórica perfecta, pero no soy agresivo.

-¿La plata hace la felicidad?

-No. Eso es una mentira. Pero ¡cómo la mejora!

-¿Alguna vez pasaste hambre?

-Sí. A los veinte años, cuando vivía solo en Miami, no tenía un mango. Alquilaba una habitación y mi papá me mandaba plata. En esa época, eran unos 3.000 dólares. A lo mejor ahora te parece mucha plata, pero no me alcanzaba. Me compraba pechugas de pollo y las cocinaba en una cocina eléctrica chiquita. Sé cocinar muy bien. Me gusta. Pero no cocino porque no quiero tener olor a comida en mi casa. Pido siempre delivery: carne, arroz y pollo.

-Si tuvieras que elegir cuatro cosas para llevarte a una isla desierta. ¿Que sería?

-Cafiaspirina. Tomo siempre cuando estoy cansado, además evita problemas del corazón. Cigarrillos.

-¿Mantenés tus hijos ajenos a tus novias?

-No, al contrario. Los chicos siempre tuvieron la mejor con ellas, sobre todo con Virginia (Gallardo). Ahora con Erika (Mitdank) están encantados.

-¿En algún momento te reprocharon no tener mamá?

-No, saben perfectamente como es la historia. Su realidad es ésta. Tienen un papá, a Marisa y dos niñeras más. Todos somos su familia. Los chicos tienen un montón de gente que los quiere.

-Algunos te tildan de egoísta por privar a tus hijos de tener una mamá.

-Mis hijos están criados con tanto amor y tienen tanta felicidad… Veo que hay matrimonios bien constituidos, pero el padre termina quemando con cigarrillos a sus hijos y la mamá los caga a golpes. Entonces…

La última entrevista en televisión de Ricardo Fort:

-Marta, tu mamá, canta como vos. ¿Competís con ella?

-Al contrario, ¡ella compite conmigo! Cuando era chico, cada vez que me ponía a cantar, ella también lo hacía, más fuerte. La llamo por teléfono para contarle que mañana voy a salir en tal lado, y ella me comenta: “vos sabés que a mí también me llamó el presidente de no sé dónde para que vaya a cantar, y me van a entregar un premio de acá”. Yo me río, ¿qué le voy a decir?

-¿Mejoró la relación con Jorge y Eduardo, tus hermanos?

-Sí. Ellos están preocupados por el tema mediático, porque me atacan tanto. Me quieren cuidar y tratan de darme consejos todo el tiempo. Pero no saben lo que pasa en el medio. Toda esa pelea tiene un trasfondo, que la gente que esta fuera del medio no llega a entender.

-A algunas mamás no nos gusta que nuestros hijos vean a Ricardo Fort en la tele. ¿Qué nos podés decir?

-Jamás escuché eso. No sé qué decirte. Los chicos me adoran, lo veo en la calle. Las madres me paran y me dicen que sus hijos me adoran, que se peinan como yo y que cantan mi canción

Se maquillaba y usaba el pelo con gel.

-¿Dejás que tus hijos miren tus peleas por la tele?

-Los dejo ver la tele, pero cuando sé que va a haber alguna pelea, los mando a dormir. La verdad, ellos no me hacen comentarios sobre mi participación en la tele.

-¿No te da miedo exponer tanto a tus chicos?

-No. Me encantaría que el día de mañana ellos sean parte del medio. Pero que hagan lo que quieran.

-Entonces, ¿considerás que sos un buen ejemplo para los chicos?

-Yo no soy ejemplo para nadie. Ni quiero serlo. Vivo la vida a full, y hago lo que me gusta a mí. Cada uno tiene la libertad de vivir la vida como quiera.

-Hablemos de política. ¿A quién votarías?

-Soy menemista. Me gusta Mauricio Macri.

-¿Sos anti-K?

-No soy nada. Los K me deben estar adorando: todo el mundo hablando de Ricardo Fort las 24 horas del día, tapando todas las cagadas que pueden hacer, es genial. Ojalá me pagaran por eso. No sale otra cosa en los medios que Ricky Fort, entonces ellos pueden hacer lo que sea total, en este país nadie se entera.

-¿Pagás bien o sos amarrete?

-Muy bien. Es más: pierdo plata. Pago muy bien a mis artistas, porque pienso en hacer un buen espectáculo, con buenos artistas, que cobren bien. Lo hago por placer.

-¿Se puede acabar la fortuna de Fort?

-No. Jamás. Ese es otro pensamiento negativo. Jamás pienso que se puede acabar mi dinero. Soy optimista.

-¿Qué opinás de la inseguridad que se vive hoy en la Argentina?

-Es una barbaridad. Me acuerdo que en la época de Menem no pasaba esto. Incluso antes, cuando yo era chico me pasaba toda la tarde jugando en las Barrancas de Belgrano y hoy mis hijos no salen a la esquina sin custodios. Mi padre siempre decía que había que hacer cárceles. No hay lugar, entonces los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra. La droga está relacionada y el problema es que en la política está todo mezclado, entonces no sabés cómo se puede solucionar. Por más que hagas al-go, está todo tan sucio…

-¿Alguna vez consumiste drogas?

-Sí. Pero no quiero hablar de eso. Era pendejo, hacia boludeces, tenía 20 años y estaba en Miami, de joda. Lo hice, pero no me interesa ahora para mi vida. No soy adicto a nada. Nunca tuve una adicción a nada. Lo he hecho para divertirme y tuve suerte. No me imagino ahora drogándome. Ni loco.

-¿Te resistís a hablar de tu sexualidad?

-Lo que yo hago entre cuatro paredes, en mi cama, es mi problema. No quiero que la gente opine sobre ese tema. Tengo cámaras todo el tiempo en mi casa, siguiéndome las 24 horas, pero eso no le da derecho a la gente a meterse en mi cama. Todo tiene un límite.

Fotos: Axel Indik. Producción: Maru Cabrera.

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