En esta época del año es común sentirnos cansadas. Con las fiestas a la vuelta de la esquina, el estrés mental y físico se hace evidente. Muchas personas, además de notar el cansancio corporal, sufren decaimiento anímico y se sienten abatidas. Esta combinación de estrés físico y defensas bajas genera un estado de vulnerabilidad que favorece la aparición de enfermedades.
Más allá del descanso de los fines de semana o recurrir a terapias alternativas como yoga, meditación, natación, ciclismo o simples caminatas, lo ideal es mantener una alimentación adecuada. La clave está en una dieta rica en ciertos nutrientes y pobre en aquellos que pueden perjudicar nuestra salud.
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Según los especialistas, una alimentación incorrecta no solo es causa de enfermedades físicas, sino que también promueve cuadros de depresión, ansiedad y pérdida de deseo sexual. Así es: lo que comemos puede ser responsable de gran parte del estrés que sentimos. Hacer pequeños cambios en la dieta puede traducirse en más energía y mejor salud.
Es importante conocer las propiedades de cada alimento, sus virtudes terapéuticas y su afinidad con otros productos de la tierra. La salud empieza en la mesa, y si la adornamos con productos naturales y energéticos, viviremos más y mejor. De nosotros depende que los alimentos sean nuestros aliados o enemigos.
No basta con dormir bien y relajarse los fines de semana: lo que comemos también influye en el cansancio. Hay alimentos que brindan un plus de energía, ideal para combatir la fatiga crónica en estos meses.
¿Fatiga crónica?
Si el cansancio es extremo e incluye dificultades para dormir, irritabilidad o mareos, podríamos estar frente a un cuadro más complejo. El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad grave y de larga duración que afecta varios sistemas del cuerpo y genera un cansancio severo que no mejora con el descanso. Esto puede dificultar la realización de tareas cotidianas, e incluso confinar al paciente a la cama.
La causa exacta de este síndrome aún no se conoce, pero afecta especialmente a mujeres de entre 40 y 60 años. Se cree que puede estar vinculado a infecciones virales, alteraciones del sistema inmune y estrés.
Además del cansancio, quienes lo padecen pueden notar dificultad para concentrarse, dolores corporales o articulares (sin hinchazón), dolores de cabeza, fiebre leve y mareos intermitentes. Muchos lo describen como estar siempre en estado gripal. Otros factores contribuyen: el estrés crónico, la mala alimentación y la falta de descanso adecuado.
En ocasiones este síndrome se asocia con enfermedades como la fibromialgia, el intestino irritable, el síndrome de Sjögren, o el trastorno por estrés postraumático. Sin embargo, no está del todo estudiado.
La falta de ciertos nutrientes, ya sea por desnutrición o sobrepeso, puede causar fatiga crónica. Patologías crónicas, diabetes, obesidad, enfermedades autoinmunes, degenerativas o cáncer a menudo incluyen el cansancio extremo entre sus síntomas. En estos casos, el tratamiento debe ser integral y adaptado a cada situación.
Actualmente no existe un tratamiento definitivo para la fatiga crónica, pero los tratamientos buscan aliviar los síntomas. Un abordaje combinado puede incluir manejo del sueño, medicación para el dolor, la ansiedad y la depresión, apoyo psicológico, prácticas de relajación, respiración profunda, hipnosis, masajes, meditación, yoga y, sobre todo, una alimentación adecuada que aporte todos los nutrientes, minerales y vitaminas necesarios para disminuir el cansancio.
Alimentos recomendados para sentir más energía
¿Qué debemos comer? Banana, palta y brócoli (ricos en potasio para la recuperación muscular), huevo, frutos secos, semillas de chía, avena y cereales integrales, legumbres, carnes rojas, pescado, ají morrón y hongos. Es fundamental beber de 2 a 3 litros de agua diarios y evitar los alimentos procesados y las frituras, porque no aportan los nutrientes necesarios.
Siempre es recomendable consultar a un nutricionista que evalúe cada caso particular, ya que las recomendaciones pueden variar.
Incluir de uno a cuatro huevos al día, frutas de estación (preferentemente por las mañanas) y todo tipo de vegetales, idealmente crudos y orgánicos, es parte de esta consigna para ganar energía.
Alimentos anticansancio:
- Vitamina C: pimientos, naranjas, limones, rábanos, coles, zanahorias, uvas. - Zinc: apio, espárragos, germen de trigo, lentejas. - Vitaminas del grupo B: arroz y trigo integral, legumbres, nueces, algas, frutos secos, semillas. - Ácidos grasos Omega 3 y 6: nueces, semillas de lino y sésamo, palta, aceite de sésamo, pescado. - Magnesio: frutos secos, arroz integral, semillas de calabaza, quinoa, mijo, legumbres. - Triptófano (precursor de la serotonina): legumbres, queso fresco, avena, almendras, castañas, espinaca, calabaza, sésamo, coliflor.
Reducir el consumo de tabaco, alcohol, cafeína, bebidas azucaradas, grasas hidrogenadas y azúcares refinados también ayuda a reducir la fatiga y mejorar la calidad de vida.
En definitiva, una alimentación balanceada y consciente nos puede ayudar a enfrentar con más energía los desafíos de fin de año y combatir el cansancio crónico. La mesa es el primer lugar donde empezar a recuperar la vitalidad.
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