Diferencias de visión entre hombres y mujeres: colores, genética y percepción
 

Diferencias de visión entre hombres y mujeres: colores, genética y percepción

Diferencias de visión entre hombres y mujeres: colores, genética y percepción
La visión de los colores no es igual para todos: mientras que los hombres presentan mayor frecuencia de daltonismo, algunas mujeres pueden llegar a ver millones de tonalidades más gracias al tetracromatismo. La genética, la biología y hasta la cultura influyen en cómo percibimos el arco iris.
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¿Quiénes ven más colores, los hombres o las mujeres? La pregunta parece simple, pero encierra un mundo de genética, biología, cultura y percepción. Desde el daltonismo infantil hasta el raro tetracromatismo femenino, la ciencia demuestra que no todos perciben el arco iris de la misma manera. 

"La retina humana contiene dos tipos de fotorreceptores: bastones, que permiten la visión nocturna sin color, y conos, responsables de la visión cromática. Existen tres tipos de conos: L (rojo), M (verde) y S (azul). La combinación de sus respuestas origina la visión tricrómica, que permite a una persona normal distinguir alrededor de un millón de colores. En el tetracromatismo, hay 4 tipos de conos y se pueden distinguir 100 millones de colores", explicó el médico oftalmólogo, experto en trasplante de córnea, cirugía y cataratas, Germán Bianchi (MN 98.952).

A su vez, el especialista agregó que el daltonismo aparece cuando uno de los conos no funciona o falta. "Es mucho más frecuente en hombres (8%) que en mujeres (menor al 1%), porque los genes de los conos L y M se encuentran en el cromosoma X", aseguró el médico. 

Las distintas formas del daltonismo:

- Protanopia: ausencia de conos L, los rojos se ven oscuros o marrones. 

- Deuteranopia: ausencia de conos M, los verdes se ven amarillentos o beige. 

- Tritanopia: muy rara, afecta al eje azul-amarillo. 

- Acromatopsia: ausencia total de visión cromática. 

"El término proviene de John Dalton (1766–1844), químico y físico británico que describió su propia dificultad para distinguir rojos y verdes. Creía que sus ojos tenían un líquido azul que filtraba la visión. Más de un siglo después, análisis genéticos confirmaron que tenía deuteranopia. El término médico correcto es deficiencia en la visión del color o discromatopsia, pero la denominación 'daltonismo' se popularizó en su honor", expresó el oftalmólogo.

Por otro lado, el experto detalló que el déficit rojo-verde es el más frecuente. "Un niño con protanopia verá los rojos como marrones apagados y puede confundir verdes con negros o grises. En la deuteranopia, los verdes se ven amarillentos o beige y los rojos se confunden con marrones. Así, un tomate rojo puede verse marrón, el pasto amarillo sucio y los dos confundirse entre sí. El niño aprenderá a llamar 'rojo' a lo que percibe como marrón, porque el color también se enseña y se aprende por etiquetas", determinó.

"La mayoría de los hombres y mujeres son tricrómatas y perciben colores de forma similar. Sin embargo, hay matices, como, por ejemplo: estudios psicofísicos muestran que las mujeres suelen discriminar mejor ciertos matices rojo-verde, mientras que los hombres tienen más sensibilidad al contraste y al movimiento", explicó el médico.

"Algunas mujeres portadoras de variantes genéticas distintas en sus dos cromosomas X pueden desarrollar un cuarto tipo de cono: el tetracromatismo. Esto les permitiría distinguir hasta 100 millones de matices, frente al millón de los tricrómatas. Es raro, pero real: en un estudio de 24 mujeres portadoras, solo una mostró evidencia clara de tetracromatismo funcional", subrayó Bianchi.

Por lo que, el especialista aseveró que no todas las mujeres ven más colores que los hombres, pero una minoría sí percibe un mundo cromático más rico e inaccesible para el resto

La visión cromática no es estática: cambia con enfermedades y con la edad

  • Cataratas: el cristalino amarillento filtra los azules, apagando la visión. Tras la cirugía, los pacientes redescubren tonos brillantes y fríos. 
  • Degeneración macular: disminuye el contraste y la saturación de los colores. 
  • Glaucoma: altera especialmente el eje azul-amarillo. 
  • Neuropatías ópticas y diabetes: producen alteraciones mixtas en la percepción. 

"El pintor Claude Monet sufrió cataratas y su obra tardía se tiñó de ocres y marrones. Tras operarse en 1923, escribió sorprendido que los colores eran 'excesivamente azules', un cambio radical que transformó su paleta artística", agregó el oftalmólogo.

A su vez, el doctor agregó que detectar alteraciones cromáticas es clave: 

- En la infancia, para evitar frustración escolar y adaptar materiales educativos. 

- En la conducción, porque un daltónico rojo-verde puede tener problemas con semáforos o luces de freno. 

- En la vida cotidiana, para elegir ropa, identificar alimentos o diferenciar medicamentos. 

"Desde el punto de vista evolutivo, se cree que algunos defectos rojo-verde pudieron tener ventajas: detectar camuflajes en la naturaleza, lo que explicaría por qué el daltonismo se mantiene en la población", expresó el especialista.

"Un tricrómata no puede convertirse en tetracrómata por entrenamiento, ya que depende de la genética. Pero sí es posible mejorar la discriminación: artistas, diseñadores o enólogos aprenden a distinguir matices que otros no ven. Además, existen ayudas ópticas y filtros que aumentan el contraste, aunque no crean colores nuevos", mencionó el médico.

Existen pruebas caseras útiles como primer indicio: 

  1. Pedirle al niño que identifique lápices de colores rojo, verde y marrón. 
  2. Mostrarle frutas de distintos colores (tomate, pepino, banana). 
  3. Usar luces LED rojas y verdes y ver si las diferencia. 

"Muchas veces, los niños aprenden el color por la etiqueta, no por la percepción real. Por eso, el daltonismo puede pasar inadvertido hasta la escolaridad", afirmó el experto.

Por último, Bianchi explicó que la idea de que las mujeres ven más colores que los hombres es un mito con algo de verdad: la mayoría percibe igual, pero las mujeres sufren menos daltonismo y unas pocas pueden ser tetracrómatas. "Las enfermedades, la edad y la cultura también transforman la forma en que se ve el mundo. Al final, el color no es solo una longitud de onda: es una experiencia subjetiva, biológica y cultural que demuestra que no todos habitamos el mismo universo cromático", sentenció. 

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