Kate Middleton retomó sus compromisos reales en clave de gala con una aparición impactante en el banquete oficial que Carlos III y la reina Camila ofrecieron en el castillo de Windsor en honor al presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa, Brigitte. Se trata de su primer evento de gala desde que anunció su enfermedad, y su regreso no pasó desapercibido: la princesa de Gales brilló con un estilismo que conjugó diseño contemporáneo y herencia real.
El vestido rojo de Givenchy que marcó su regreso
Para esta ocasión, Kate Middleton eligió un vestido largo en crepón de seda rojo oscuro, confeccionado a medida por Sarah Burton para Givenchy. La pieza presenta un fruncido que estiliza la silueta y un detalle de capa en la espalda que aporta sofisticación y fluidez.


El look se completó con un clutch del mismo tono y stilettos de terciopelo burdeos modelo Romy 100, de Jimmy Choo. Un conjunto sobrio y majestuoso que transmite presencia, elegancia y fortaleza.
Joyas con historia: la tiara de Diana y un legado familiar
Uno de los grandes protagonistas del look fue la tiara Cambridge Lover’s Knot, una pieza que perteneció a Lady Di y que está profundamente vinculada al linaje real. Fue encargada en 1913 por la reina María a la joyería Garrard, inspirada en una que perteneció a su abuela, la princesa Augusta.



La tiara pasó a manos de Diana de Gales como regalo de bodas en 1981, aunque no la usó para el casamiento. Sí la lució en numerosos actos oficiales y, pese a que confesó que le provocaba dolores de cabeza por su peso, se convirtió en una de sus favoritas. Está compuesta por 19 arcos de diamantes talla brillante y 38 perlas en forma de gota.


Tras el divorcio de Lady Di, la joya volvió al joyero real. Hoy es Kate quien la lleva, dando continuidad a una tradición que la conecta directamente con su suegra.
Detalles finales que refuerzan su rol
La princesa completó el look con los aros chandelier Greville, una pulsera de perlas de tres vueltas firmada por Nigel Milne y la Royal Family Order, una distinción que representa su rol dentro de la familia real.

Más allá del estilismo, la reaparición de Kate en un evento de gala fue interpretada como un mensaje de estabilidad institucional y continuidad. Con gestos serenos y una imagen impecable, la princesa de Gales volvió a marcar su lugar como una de las figuras más influyentes de la realeza británica.
Fotos: Fotonoticias
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