Aunque está al frente de Nosotros a la mañana -junto al Pollo Alvárez- asegura que juega a ser conductora cuando, en realidad, es una periodista de la calle, como le gusta definirse. En pareja desde hace 10 años con Fernando Casanello -con quien tiene a Juana, de 4 años- nos cuenta cómo logra compatibilizar llevar adelante una familia ensamblada con un trabajo tan intenso y exigente como el suyo.
Sandra Borghi nos abre la puerta de su casa con una enorme sonrisa e inmediatamente trae gaseosas, agua y limonada para beber, mientras nos instalamos en el jardín y el fotógrafo elige los lugares en dónde la retratará. Extrovertida y verborrágica asegura haberse divertido protagonizando el Book de Para Ti, a pesar de que para ello haya tenido que cedernos varias horas del poco tiempo libre que tiene en su vida.
-Los sábados…. ¡Pero hoy se lo dediqué a Para Ti y estoy feliz de la vida! Pero te sumo algunas actividades más: tengo una consultora de comunicación eficiente, me ocupo de mi familia y entreno todos los días.
-Durante la semana me levanto 6.30 hs, preparo el desayuno y, cuando los chicos están listos para ir al colegio, me pongo la ropa de gimnasia, los llevó y voy a entrenar en la plaza de Barrancas de Belgrano de 7.45 am a 8.30 hs….
El video de esta nota fue grabado con un moto g100.
-Sí, porque tengo una vida cronometrada donde un atraso de dos minutos puede ser fatal: tengo que estar 8.50 en Kuarzo, la productora, donde me están esperando la vestuarista -que me tira la ropa encima- , la maquilladora y el peinador con la buclera en la mano. Cuando termina el programa tengo unas horas -hasta las 15 que entro a TN- en las que me dedico a mi consultora.
-Nosotros capacitamos a la gente -pueden ser empresarios, periodistas o voceros- en oratoria y comunicación. Trabajamos en equipo y recibimos a cualquier personal que esté interesada en mejorar su forma de expresarse en público o quiere que su discurso se más claro y conciso. Ojo, también aprovecho esas horas -antes de TN- para investigar alguna denuncia concreta que me llegó, realizar un reportaje o comprar plastilina para mi hija Juana, si es necesario (se ríe). Como verás, exprimo las horas del día al máximo.
-¡Obvio! Los martes y jueves salgo del aire y voy a boxeo de 19 a 20 horas y lunes, miércoles y viernes vuelo a mi casa para estar con los chicos.
-Yo creo que si tenés todo bien organizado, como te conté, resulta más simple. Para mí el desayuno y, especialmente la cena, son momentos sagrados con mis hijos: no los cambio por nada. A las 20.30 estamos sentados en la mesa y cada uno tiene un rato para contar cómo fue su día y, de verdad, disfrutamos mucho de ese espacio que tenemos como familia
-Y no te olvides de Isabela la hija de15 años de Fernando (Casanello), mi marido: las charlas arrancan con Juana hablando de la princesita Sofía y terminan con las adolescentes comentando la joda del sábado anterior y consultando quién las va a “remisear” el próximo finde. ¡Son cenas muy divertidas! Después todos a dormir y yo tengo el ritual de pasar por la habitación de cada uno de ellos, darles un beso y les tiro un spray con un aroma que los conecta con el sueño, para que duerman mejor. ¡No te digo la marca del producto para que no sea un chivo!
-Nooooo…. ¡Jamás! Yo soy una madre anticolecho total. Para mí las horas de sueño son sagradas y mis hijos lo saben: ni se les ocurre despertarme. Entienden que tengo las horas cronometradas para despertarme a las 6.30 y, si en el medio tengo una interrupción, al otro día no rindo. Mis hijos nacieron con ese chip puesto: saben que la madre no tiene margen para dormir mal y con un pibe en la cama pateándola.
-(Suelta una carcajada) ¡No voy a darte ese título bajo ningún punto de vista!
-Nooo…. ¡Para nada! No era eso. El tema es que yo me separé cuando ellos eran muy chiquitos -Josefina tenía 4 años y Valentín sólo 3 meses- y, claro, durante un buen tiempo estuve muy triste y ni se me pasaba por la cabeza volver a tener pareja. Cuando lo conocí a Fernando -que también estaba recién separado- decidimos tomarnos nuestro tiempo para conocernos y, recién al año de estar juntos, pasamos de ser “mejores amigos”, como les decíamos a los chicos, a novios formales.
-¡Súper! De hecho, fueron las chicas -Isabela y Josefina- las que encontraron en mi celular una foto nuestra dándonos un beso y nos acorralaron hasta que confesamos que éramos pareja.
-Sí, totalmente. Pero, en realidad, no es que tenía miedo a formalizar con Fernando -porque de hecho ya eramos pareja hacía un año- sino que sentía una enorme responsabilidad por involucrar a mis hijos en esta nueva relación. Cuando me separé supe que, a partir de ese momento, ya no iba a decidir más por mi sola: elegía también por ellos y no quería que nada los afectara emocionalmente. Ése era el tema.
-Puede ser…. Yo sentí mucha culpa cuando me separé porque vengo de una familia tradicional y, haber tomado esa decisión, con hijos tan chiquitos, fue un golpe durísimo y tuve que hablarlo mucho en terapia para superarlo.
-La mejor: es mi hermano, por elección. Nosotros atravesamos todas las etapas de la vida y, por sobre todas las cosas, somos familia. El sabe que cuenta conmigo para todo, siempre voy a ser incondicional con él. Tenemos una relación muy madura pero, te aclaro, no es casual. Nos propusimos que fuera asi, trabajamos mucho en ello y fue una elección de vida que hicimos.
- No te puedo mentir: lo primero fue una atracción física porque Fer es reeee fachero (Se ríe) ¡Siempre me encantó! Después, a medida que lo fui conociendo, me gustó su seriedad, el respeto que tiene por el otro…. Fernando es un hombre muy “presentable”. ¿Viste esa gente que siempre te hace quedar bien? (suelta una carcajada). Y eso que somos dos personas muy distintas.
- Bueno, yo soy más extrovertida y él es súper racional, ordenado, analiza cada paso que va a dar, lo lleva a una planilla excell y ejecuta a partir de ella. Yo soy un torbellino: me llevo todo puesto y, si podés, seguime.
- Es que ese huracán lo empuja y alienta en sus decisiones, creo que por eso le gusta. Ojo, también nos ha traído problemas ser tan distintos porque yo soy una mujer que está acostumbrada a definir todo sola: a mí se me presenta una situación y la resuelvo en el momento. Estoy acostumbrada a ser así porque trabajo desde muy chica como periodista, hice mucho “la calle” (como decimos nosotros en el medio) y cuando estás sola, cubriendo un evento importante, no podés pararte a analizar demasiado, tenés que actuar. Yo soy eso básicamente: una mujer de acción.
-¡Exacto! Precisamente eso me dice él: “¿No te parece que tendríamos que haber hablado antes de que vos tomés una decisión?”. Y entiendo que tiene razón, con el mundo familiar todo lo debemos resolver juntos pero a veces me olvido. Igual, si tengo que definir el rol de Fernando en la casa es la autoridad: él es quien, claramente, marca el ritmo para que todo funcione a la perfección.
-Siempre. Es más: yo quería ser corresponsal de guerra y no lo fui porque mi mamá, llorando, me suplicó que me dedicara a otra rama del periodismo. Estudié locución, periodismo -en TEA (Taller Escuela Agencia)- y comencé trabajando en un diario zonal. Hice un largo recorrido, aprendí mucho y siempre disfruté de cada uno de los trabajos que tuve.
-¿La verdad? No lo conozco, nunca trabajé con él así que no puedo darte una opinión sobre ese tema.
-Yo no. Tengo un camino profesional -prefiero llamarlo así más que carrera- muy largo e intenso. He tenido compañeros con los que me llevé mejor que con otros pero yo soy muy flexible y tengo una gran capacidad de adaptación entonces, lo que hago, es acomodarme un poco al otro y eso hizo que pudiera manejar cualquier situación que se planteara.
-¡Genial! El Pollo es tal como lo ves en televisión: espontáneo, natural y tiene mucho sentido del humor. Es un loco que no sabés con qué te puede salir al aire y lo adoro, precisamente, por eso. La química que se ve entre nosotros en televisión existe, es real y nada de lo que pasa en Nosotros a la mañana está armado, te lo aseguro. Pero, ojo, también destaco lo mucho que aprendo de Pepe (Gil Vidal) en TN.
-Sí, aunque el que sabe de todo, habla varios idiomas y jamás comete un error es Pepe. ¡Un periodista de lujo! Mi aporte al programa es el trabajo de calle que es, precisamente el que me mantiene en contacto con la gente, que es lo que más me interesa del periodismo. Por eso, muchas veces, yo pido cubrir determinados temas y no quedarme en el estudio: hay situaciones que hay que vivirlas en el lugar de los hechos, transitarlas y analizarlas con los testigos para comprenderlas realmente. Yo puedo jugar a ser conductora pero soy una periodista de la calle.
-Ahora estoy muy conmovido con el caso de Lucio -el niño que habría sido asesinado a golpes por su madre y su pareja- pero del que nunca voy a olvidarme es de Renzo, un chiquito correntino de años que murió a los dos meses de haber recibido un trasplante de corazón en el Hospital Garrahan. Recuerdo cuando murió y aún me quiebro a pesar de que pasaron 8 años. Estuve dos días en shock, no podía recuperarme. En general, me atraviesan mucho las muertes o abusos de niños o abuelos.
-(Piensa unos segundos en silencio) No, no siento que me esté faltando entrevistar a alguien en particular.... o sí: a miles. Pero no puedo darte un nombre en particular en este momento.
-Sííí…. ¡Claro! O la China Suárez. Me hubiera encantado hablar con las dos, obvio, y hasta me imagino cómo habría abordado cada reportajes porque yo, en historias de vida, soy imbatible: hago hablar a las piedras. Pero… ¿Te digo la verdad? A mí lo que más me gusta cubrir atentados, el huracán que arrasó una isla o un tsunami en Tailandia…. No quiero sonar repetitiva pero lo mío es la calle (Se ríe).
Producción: Marité Rizzo
Fotos: Alejandro Carra
Edición de video: Cristian Clavani
Retoque digital y armado de tapa: Gustavo Ramirez
Make up: Paula Petrini @pauch_petrini . Peinó: Luciano Castro @lucianocastro1
Agradecimientos: Natalia Antolín, Cynthia Martos y zapatos de By Sil Bauzada (@stilettosyl)