Mientras la mayoría de los argentinos hoy se ocupa de los últimos detalles de la cena de Nochebuena, Christian Petersen se ocupa de algo mucho más primario y, a la vez, complejo: volver a habitar su cuerpo sin asistencia. El cocinero, que hizo de la vitalidad y el aire libre su marca registrada, pasará esta Navidad en una habitación en el Hospital Ramón Carrillo de San Martín de los Andes, seguramente, junto a Sofía Zelaschi.
Es una celebración austera, reducida a lo esencial, donde el mejor regalo fue la noticia de que le habrían retirado el respirador artificial, devolviéndole la autonomía del aire tras días de extrema preocupación.

Esta mejoría, aunque leve, marca un punto de giro en una semana donde el silencio fue el protagonista. Durante siete días, la salud de Petersen fue un secreto guardado bajo llave por su entorno más íntimo. Recientemente se supo por qué se ocultó su internación una semana: la gravedad del cuadro inicial obligó a la familia a priorizar la estabilidad médica por sobre la información pública, evitando que el ruido mediático interfiriera en las decisiones críticas de los profesionales.
El colapso en el Lanín y el auxilio de Gendarmería
Para entender por qué Christian está hoy en una cama de hospital, hay que volver a la montaña. Lo que empezó como un ascenso al volcán Lanín se transformó en una pesadilla de altura cuando su organismo dejó de responder. Fue un episodio súbito que requirió una logística de precisión. Según el relato de los guías de montaña que acompañaron a Petersen, se vivieron momentos de gran tensión cuando notaron que el cocinero presentaba síntomas de desorientación y un fallo motriz que hacía imposible cualquier descenso por medios propios, lo que derivó en un pedido de auxilio inmediato a Gendarmería Nacional.
En aquel momento inicial, la incertidumbre era total. Aunque hoy el panorama es más alentador, no hay que olvidar que el doctor Claudio Zin explicó el delicado estado de salud de Christian Petersen al comienzo del episodio, calificándolo como una "situación gravísima". Ese diagnóstico puso en alerta a todo el arco gastronómico y a sus seguidores, quienes durante días solo recibieron fragmentos de una realidad que se filtraba con cuentagotas.
El parte toxicológico y la vigilia de Sofía
La recuperación de Petersen no es solo una cuestión de descanso; es también un proceso de investigación médica. En las últimas horas cobró relevancia el parte toxicológico, un estudio clave para determinar si el colapso fue producto exclusivo del mal de montaña o si hubo otros factores que alteraron su química interna. Los médicos en San Martín de los Andes trabajan sobre estos resultados para terminar de delinear el tratamiento de post-internación.

A su lado, como una sombra protectora, se encuentra Sofía Zelaschi. Su esposa no se movió de la clínica y es quien hoy, en esta Navidad atípica, oficia de nexo con el mundo exterior. Para Sofía, el brindis de esta noche no tendrá copas de cristal ni grandes festines, sino el alivio de ver a Christian evolucionar favorablemente.
La montaña, que hace una semana se presentó como un escenario hostil, hoy es el paisaje que se ve desde la ventana de su habitación. Petersen pasará la Navidad en la cordillera, pero en la paz de la clínica, recuperando la fuerza necesaria para que, pronto, el único fuego que lo ocupe sea el de sus cocinas.
Suscribite al newsletter de Para Ti
Si te interesa recibir el newsletter de Para Ti cada semana en tu mail con las últimas tendencias y todo lo que te interesa, completá los siguientes datos:

