Nació en el seno de una de las familias más influyentes de Chile, pero nunca quiso ser solo “el hijo de”. Jorge Yarur Bascuñán es nieto de Juan Yarur Lolas, fundador de la histórica textil Yarur —la más grande de América Latina— y de Jorge Yarur Banna, expresidente del Banco de Crédito e Inversiones (BCI).
Sin embargo, lejos de seguir el camino empresarial, decidió construir su propio legado: el Museo de la Moda, un espacio único en Santiago de Chile que reúne piezas de la historia cultural y del vestir mundial.
Hoy, ese mismo espíritu se traslada a Buenos Aires con una propuesta inédita.
“Íconos Sobre Ruedas” no es una simple exposición de automóviles: es una experiencia inmersiva y emocional que invita a recorrer parte del siglo XX a través de 15 autos únicos que pertenecieron a grandes figuras de la moda, el cine, la música y el deporte. Cada vehículo estará acompañado por la indumentaria original de su dueño, creando un puente entre el glamour, la velocidad y la historia.
Del 24 de octubre al 2 de noviembre, en el Centro Costa Salguero (Pabellón 5), los visitantes podrán ver de cerca piezas tan impactantes como la Ferrari Testarossa negra de Diego Maradona, pedida por él mismo en ese color en pleno esplendor de su carrera, junto a la camiseta que usó durante su etapa en el Napoli.
También se exhibirá el mítico DeLorean de Volver al Futuro —la réplica oficial autorizada por Michael J. Fox y su productor—, el Ford Escort de la princesa Diana, el auto de Marilyn Monroe y otros ejemplares que reflejan el poder simbólico de los íconos y su vínculo con el diseño.
“Queremos que padres e hijos puedan vivirlo juntos, compartir la pasión por los autos, por la música, por la moda. Es una exposición que combina emoción, memoria y cultura”, dice Yarur.
Además de los vehículos, la muestra incluye la indumentaria personal de las celebridades y una narrativa visual que conecta épocas y estilos, transformando cada pieza en un relato vivo. “La moda y los objetos cuentan quiénes fuimos, quiénes somos y qué admiramos”, resume.
A lo largo de la charla, Yarur mezcla lucidez y nostalgia. Habla de su familia con gratitud y dolor; de la moda, con pasión; y de la vida, con una serenidad que conmueve. Desde su casa frente al mar, confiesa que lo que más disfruta hoy es algo tan simple como eso: respirar.
Jorge Yarur tras bambalinas: abre su corazón y nos cuenta de su herencia familiar
— Si tu apellido no fuera Yarur, ¿cómo creés que habría sido tu vida?
- Habría sido bastante más simple. Mi mamá, cuando salía, daba su apellido de soltera porque si decía el de casada, los precios subían automáticamente. Me siento muy orgulloso de mi padre y mi abuelo, que crearon la textil Yarur y el Banco de Crédito e Inversiones, y de su preocupación por los beneficios sociales para los trabajadores. Lamentablemente el apellido ha ido mutando y ahora no me siento muy orgulloso. Solo me siento conforme conmigo mismo.
— ¿Qué significa para vos “heredar” algo: un banco, un museo o una historia familiar?
- Heredar un banco fue un tema, porque no quería seguir la misma línea. Una vez, estando en la biblioteca de mi casa, mi madre me dijo: “Esta es la verdadera herencia que te dejaremos”. Se refería a la sabiduría, porque no sacás nada con tener dinero si no tenés valores y criterio. El museo no lo heredé: lo fundé y lo desarrollé.
— ¿Sentís que tu apellido es más un peso o un trampolín?
- Por mi experiencia, ha sido más un peso. Desde el colegio sufrí prejuicios. No siento que haya sido algo a mi favor. Lo relevante, más que el apellido, son mis padres y los valores que me respaldan. Eso me sirvió para sobrevivir muchas situaciones negativas y salir adelante.
— ¿Qué prenda u objeto de tu colección refleja mejor tu propia vida?
- La ropa familiar, incluyendo mucha ropa argentina de mis primeros años. Mi abuelo y mi padre crearon la mayor textil de América Latina, y siempre estuve en contacto con telas. A eso se suma el gusto de mi madre por la moda y su estilo particular. En la colección hay objetos de Cindy Lauper, Madonna, Amy Winehouse, los Beatles… artistas que marcaron distintas etapas de nuestras vidas.
— Si el Museo de la Moda fuera una persona, ¿cómo la describirías?
- Como una persona muy demandante.
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— ¿Qué te sorprende más: una pieza histórica que llega a tus manos o el impacto que genera en el público?
- Tener una pieza con 300 años de historia en las manos es impactante. Antes de crear el museo creí que eso era imposible. Hay una historia que me marcó: en 2009 hicimos la primera muestra itinerante de Michael Jackson, el mismo año de su muerte y antes de la venta de sus objetos. Fue muy emocionante la reacción del público. Los fans siguen haciendo homenajes todos los años. Otro objeto muy especial es el DeLorean de Volver al futuro, una réplica autorizada por Michael J. Fox y su productor para la fundación de Parkinson. Ese auto estará ahora en exhibición en Buenos Aires.
— Has hablado de hipocresías familiares. ¿Cómo se sobrevive en un apellido con tanto poder sin volverse un personaje de telenovela?
- Nunca pretendí ser quien no soy. Estoy dedicado al museo, a la defensa ambiental y a la protección de los animales. Tenemos el mayor refugio de perros callejeros de Chile. Hay un lado de la familia muy conservador y, después de la muerte de mi papá, un primo nos engañó a mí y a mi mamá, que estaba enferma. Ellos han sido muy hipócritas, pero es un tema largo que no tiene relación con esta exhibición.
— ¿Qué aprendiste de las batallas legales que nunca hubieras aprendido en un museo?
- Que la gente, por dinero, hace cualquier cosa. Vi corrupción, bajezas y traiciones. Me sorprendió ver a familiares actuar como ladrones, algunos formados por mi padre. Por suerte, él no está para ver la traición que le hicieron a través mío.
— ¿Hay algo que jamás perdonarías dentro de la familia?
- La falta de respeto al nombre y a la integridad. A todos los esfuerzos y el trabajo del primer Yarur que llegó a Chile en 1933, mi abuelo Juan.
— Dijiste alguna vez que estuviste hundido en las drogas. ¿Qué fue lo que te devolvió las ganas de vivir?
- Muchos años me sentí culpable, pero entiendo que fui víctima de las circunstancias de mi época. En los ‘80, consumir drogas era una moda. Llevo 23 años sin consumir nada y hace 15 que dejé el cigarrillo, que es una de las peores adicciones. Miro hacia atrás y me doy cuenta de que no lo pasaba bien.
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— Si tu vida fuera una prenda de vestir, ¿cuál sería?
- Una que esté muy bien conservada y por muchos años (ríe).
— ¿Cuál es el miedo más grande que todavía te acompaña?
- No me gusta la muerte. Me gusta estar vivo, levantarme en la mañana y respirar el aire del mar, donde vivo.
— ¿Qué soñás para dentro de 20 años: que se hable del apellido, del museo o de vos como individuo?
- Que se conozca la colección del Museo de la Moda. Quiero que el museo tenga vida y nombre propios, sin depender de mi apellido.
— ¿Qué moda de hoy creés que va a ser de museo en 50 años?
- Los ‘80 fueron la última década con una moda definida. Luego vino lo ecléctico, el grunge, el minimalismo. Hoy me impresiona la ropa deportiva, su diseño y materialidad. El vestuario debe ser funcional, y los materiales nobles —seda, algodón, lino— son eternos si se cuidan. Los sintéticos se degradan rápido: no existirán en 50 años. El diseñador que más me gusta es Alexander McQueen.
— ¿Hay algo que todavía no coleccionás y que te obsesiona encontrar?
- Estoy en una lucha permanente por dejar las obsesiones de lado.
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