Corría el año 1987 y Ricardo Darín ya era un galán consagrado del teatro porteño. Mientras brillaba en la obra "Sugar" junto a Susana Giménez, una joven de 18 años lo observaba fascinada. Florencia Bas, estudiante de traductorado de inglés, no se conformó con verlo desde la platea: buscó el modo de acercarse.
Un encuentro en una pizzería de la avenida Corrientes fue el comienzo de una historia que cambiaría sus vidas. Con la complicidad de una amiga, Florencia coincidió con Ricardo en un bar cercano al teatro y, entre miradas cómplices, él le propuso: “¿Bailamos?”. Fue el inicio de un romance que avanzó a paso firme.
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La intensidad fue tal que, apenas cinco meses después, el 18 de abril de 1988, se casaron. Ricardo, que venía de una relación mediática con Susana Giménez, encontraba en Florencia la calma, la frescura y la complicidad que necesitaba. Ella, en cambio, se dejaba seducir por un hombre que ya era ídolo popular pero que, puertas adentro, se mostraba sencillo y cercano.
Ricardo Darín, Florencia Bas y la familia que los unió aún más
Un año después, en enero de 1989, llegó al mundo su primer hijo, Ricardo Mario “Chino” Darín, hoy también actor de renombre internacional. Años más tarde, se sumó Clara, la hija menor, vinculada al arte y al diseño.
Con la llegada de sus hijos, Bas decidió priorizar la vida familiar. Si bien dejó de lado la carrera formal de traductora, se mantuvo activa en proyectos creativos y acompañando de cerca el crecimiento de sus hijos.
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Como toda pareja, también atravesaron momentos difíciles. En 1999 se separaron durante dos años, pero el amor fue más fuerte y lograron reconciliarse. Desde entonces, su unión se transformó en ejemplo de resiliencia y compromiso.
Actualmente, Darín y Bas viven en el barrio de Palermo, en una casona remodelada con jardín soñado. También disfrutan de escapadas a Punta del Este, donde comparten tiempo con amigos y familia. Ella se mantiene alejada de los flashes, prefiriendo la discreción y la intimidad del hogar, mientras él continúa brillando en cine y teatro.
Lejos de los escándalos mediáticos, Ricardo Darín y Florencia Bas demostraron que en el mundo del espectáculo también hay historias de amor que perduran. Más de 35 años después, siguen siendo la prueba viva de que la admiración mutua, la complicidad y el respeto son los ingredientes para un amor verdadero.
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