Aunque La China Suárez y Mauro Icardi demuestran compañerismo y mucho romance a flor de piel, su tipo de relación no es el que todos creen. De acuerdo a la especialista Florencia Rodríguez, especialista en violencia masculina y dependencia emocional, existen varias "red flags" (banderas rojas) a tener en cuenta.
“Si ella es picante, yo soy mas picante que ella”
La entrevista que realizó Mario Pergolini a Icardi y la China Suarez, dejó expuesta una dinámica de relación, donde quedó en claro quien impone las condiciones. Un vínculo que inicio de manera tempestuosa, a partir de una infidelidad, y que aún hoy representa una escalada de tensión constante.
Lo importante es poder pensar más allá de los nombres propios y desnaturalizar expresiones que parecen de amor, pero en realidad representan: control, celos, rencor, ambivalencia. ¿Cuáles son las señales que NO deberías normalizar en una relación de pareja?
- Celos y control: “desde el 1er día le dejé claro: SOY CELOSO”
Evidencia una demanda explícita de control sobre la LIBERTAD del otro. Desde el inicio de la relación, impone condiciones emocionales que pueden generar limitaciones y desconfianza. De esta manera, no sólo limita su trabajo como ACTRIZ, sino sus posibilidades de generar ingresos y esto podría ser un tipo de violencia emocional y económica.
- Desvalorización y comunicación sucia: “Seguramente la soportaría. EN EL FONDO, ella es muy buena”
El amor se elige, NO se soporta. Durante toda la entrevista, no pudo nombrar cualidades positivas o de admiración hacia su pareja. Utiliza un tipo de comunicación poco clara, donde “dice sin decir”, y la deja expuesta públicamente, dejando dudas sobre su bondad y reputación. Esto es significativo teniendo en cuenta que el hate principal que recibe es la etiqueta de “Tatiana”. Confirmó también que su relación inició en París en 2021, alimentando ese concepto.
Por el contrario, ella lo idealiza diciendo que “deja la vara muy alta”, lo que NO coincide con la desvaloración que él muestra cuando se dirige a ella en público.
- Evitación del conflicto: “No somos de pasar 5 días sin hablar, TANTO NO. Pero a veces, cuando pasa una discusión, mejor NO HABLAMOS”
Muestran recursos emocionales poco efectivos para afrontar el conflicto. Los problemas se acumulan, no se resuelven ni negocian. Esto puede generar un alivio de la tensión temporal, peor a largo plazo provoca malestar, distancia emocional y daña el vínculo.
Este silencio, puede ser utilizado como castigo e indiferencia, lo que es conocido como “Ley del hielo”. Y podría ser parte de un ciclo de abuso emocional, si se repite con frecuencia y si va acompañado de otras conductas de manipulación.
Esta dinámica de comunicación, acrecienta el conflicto y produce una tensión constante que se sostiene a lo largo del tiempo y tiene picos de aumento repentinos. Si se repite, se instala la distancia emocional (que lo notamos también en su lenguaje corporal). Distancias que, si no se trabajan, se convierten en abismos.
- Rencor y memoria emocional: “Tengo todo acá (señala la cabeza). Me guardo todo y me acuerdo de todo”
Presenta una memoria emocional muy activa, que guarda resentimientos y heridas emocionales. Expresa un sentimiento de RENCOR PROLONGADO: el enojo no encuentra una vía de expresión, y no se resuelve, se acumula. Lo que genera tensión constante en la relación, porque nunca se sabe si realmente esta “todo perdonado”.
Pueden reaparecer constantemente viejos conflictos, que cada vez escalan mas rápido.
- Sentimientos ambivalentes: “Para mi Icardi era mala palabra, era difícil, era un quilombo”
Ella registra que la relación no comenzó de una manera ideal. Se mantiene la herida, el juicio y la incomodidad. Esta tensión entre el deseo y el conflicto, entre el miedo y la idealización, hace que la relación no tenga bases seguras. El panorama es incierto y poco previsible: nunca se sabe qué se puede esperar.
- Impulsividad y deseos de venganza: “Estoy con ganas de vengarme” “Soy muy hiriente, digo cosas y después me arrepiento. Mauro sabe que me tiene que sacar el teléfono”
Expresa pocos recursos para gestionar y regular sus emociones, y la necesidad de otro que actue como regulador. Hay poco espacio para el diálogo y predomina la respuesta emocional en forma de “reacciones”. Queda una duda sobre las formas “me saca el teléfono”.
La venganza denota que se generaron heridas emocionales a partir de la afectación de su imagen pública y que ambos disfrazan de “venganza” sus deseos de justicia. Buscan algún tipo de reparación o resarcimiento por lo sucedido. Una escena donde Wanda utiliza sus redes para desenmascarar a ambos y los deja expuestos. Algo que no es común en el mundo del fútbol, donde las infidelidades suelen ser secretadas.
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- Ambivalencia en proyectos conjuntos y falta de espacio para elaborar el duelo: “ Primero me tengo que divorciar, en marzo de 2026 sale, ¡y festejamos!”
Cuando Mario les pregunta por el casamiento, Mauro desliza una carcajada. Hablan de casamiento y divorcio en la misma oración, lo que refleja ambivalencia y falta de claridad respecto a los planes conjuntos.
“Y festejamos”, es una manera de traer a su ex pareja a la conversación y buscar lastimarla intencionalmente. Una conducta que también repitió ella, haciendo mención a su ex pareja, padre de sus hijos.
¿Cómo iniciar un nuevo proyecto juntos, si todavía no realizaron el duelo de su relación anterior? ¿Se puede construir una nueva relación sobre un panorama tan incierto?
Esto genera inseguridad en la pareja, y puede fomentar estrategias de control, celos, aislamiento y dependencia mutua.
- Desigualdad y dependencia: “Cuando él me conoció yo estaba en el pozo”
Se repite un patrón, que ya hemos visto en su relación anterior: él ubicado en el rol del salvador y siendo protagonista en la escena. Ella, desde un lugar de vulnerabilidad, aceptando “ser salvada”. Esta es una dinámica que parte desde la desigualdad, donde él se ubica como proveedor y ella se acomoda a sus demandas.
El dinero y los bienes, ocupan un lugar fundamental, ya que aparecen como una manera de demostrar o expresar amor. Pero también, marca el poder y la desigualdad de uno sobre el otro: un caldo de cultivo para relaciones tóxicas. En reiterados momentos de la entrevista, ella le consulta a él antes de responder y marca distancia corporalmente.
En esta dependencia y sinergia que se genera, ambos quedan aislados de su entorno, al cual perciben como una amenaza, y se unen buscando “justicia” y venganza como único objetivo en común.
La China Suárez y Mauro Icardi: qué pasará a futuro con su romance
¿Qué otros aspectos tienen en común mas allá del rencor que aflora desde sus heridas emocionales? ¿Qué lugar queda para el amor, la admiración y los proyectos conjuntos cuando las cámaras se apagan? ¿Cuándo lograrán construir su propia historia sin incorporar a sus exs a la escena? ¿Cual es el límite entre lo público y lo privado?
¿Pueden proyectar? Para que eso suceda, deberán trabajar juntos para encontrar puntos de unión y conexión más sanos, tal y como requiere un vinculo de pareja, una relación segura.
¿Si todo lo negativo es depositado afuera, qué queda para ellos como pareja? ¿Qué pueden mejorar? ¿Registran esta dinámica constante de tensión, desconexión y conflicto?
También deberán encontrar estrategias más efectivas para resolver los conflictos, ya que dejarlos debajo de la alfombra sólo estira la agonia. En una relación sana, la comunicación efectiva, los limites sanos y el espacio para el desarrollo de sus proyectos personales y conjuntos, tendrían que ser los protagonistas. ¿Podrán hacerlo?
Las relaciones sanas no se encuentran de casualidad, ni se logran siguiendo el famoso “hilo rojo”. Las relaciones sanas se construyen con el compromiso de dos personas dispuestas a trabajar en su historia y repensar el vinculo.
Lic. Florencia Rodriguez- MN nro 47.400- Psicologa especialista en violencia masculina y dependencia emocional/ Directora de un equipo de profesionales que brinda atención terapéutica online.
IG: psiflorrodriguez
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