El 28 de julio de 2025, un día que prometía diversión y aventura en el agua se transformó en una pesadilla para familias y amigos. Una barcaza chocó contra un velero de 17 pies cerca de Hibiscus Island, durante el campamento de verano del Miami Yacht Club. Y tras el accidente murieron Mila Yankelevich, de 7 años y nieta de Cris Morena y Gustavo Yankelevich; Erin Ko Han, de 13 años y Arielle Buchman, de 10. Calena Areyan Gruber, también de 7 años, fue la única sobreviviente, pero hoy vive con graves secuelas.
Su abogado, Justin B. Shapiro, describe la escena con palabras desgarradoras: “Esta es una niña de 7 años que se encontró con la muerte de frente. Sabe lo cerca que estuvo de morir. Quedó atrapada bajo esa barcaza y se lo dice a sus padres repetidamente entre llantos”.
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Tras el accidente, Calena fue hospitalizada y finalmente dada de alta. Su cuerpo todavía muestra las marcas del trauma: laceraciones, moretones y contusiones. El dolor físico y emocional que atraviesa es profundo, pero su familia destaca la fuerza con la que enfrenta este momento imposible.
“En un instante, lo que debería haber sido un día de alegría y conexión en el agua se convirtió en una fuente de dolor inimaginable”, expresaron Karina Gruber Moreno y Enrique Areyan Viqueira, padres de Calena, en un comunicado. “Nuestros corazones permanecerán por siempre con las familias involucradas en este trágico incidente”.
La Guardia Costera de Estados Unidos lidera la investigación y asegura que la recopilación de evidencia continúa. Hasta el momento no se han publicado conclusiones sobre la responsabilidad de la colisión, aunque el Capitán Frank Florio subrayó: “Las tres vidas perdidas no serán olvidadas y siguen motivando nuestras investigaciones. Mantenemos firme nuestro compromiso de llevar a cabo una investigación exhaustiva e imparcial para determinar las circunstancias de la colisión”.
Lo que debería haber sido un verano lleno de juegos y aprendizaje en el mar se convirtió en un recordatorio doloroso de la fragilidad de la vida y del valor de la esperanza. Calena, con apenas 7 años, hoy enfrenta la recuperación física y emocional con la fuerza que solo la resiliencia infantil puede brindar, mientras quienes la rodean buscan sostenerla y acompañarla en cada paso.
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