Qué es de la vida de Sol Acuña: tiene 52 años, es empresaria y se reinventó espiritualmente tras vivir dos tragedias - Revista Para Ti
 

Qué es de la vida de Sol Acuña: tiene 52 años, es empresaria y se reinventó espiritualmente tras vivir dos tragedias

Sol Acuña era uno de los rostros más conocidos de los noventa y su presencia, requerida en los desfiles y campañas publicitarias del momento. También incursionó radio y televisión, pero una tragedia familiar la alejó de los medios. Fundó, con éxito, su propia marca de indumentaria y también formó su familia, pero la vida la pondría frente al peor de los dolores. Qué es de su vida hoy, te lo contamos en esta nota.
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Sol Acuña fue una de las top models argentinas que brilló en los noventa, destacándose en las pasarelas y también en publicidades. Fue también una de las primeras en ampliar sus horizontes, trabajando en radio y televisión.

Sol Acuña y la trágica muerte de su hermano. Juan Pablo

Pero, en 1995, la vida la pondría frente a uno de los golpes más duros: la muerte de su hermano menor, Juan Pablo (de entonces 14 años) en un accidente vial. Fue cerca de las 3 de la madrugada del sábado 1° de julio, cuando el adolescente regresaba a su casa de Palermo Chico después de una salida con amigos. Cuando cruzaba la avenida Figueroa Alcorta fue atropellado y tres días más tarde falleció en el hospital Hernández. El caso fue ampliamente cubierto en los medios, mientras Sol hacía el movimiento contrario: bajar al máximo su perfil.

Este episodio trágico la puso, nuevamente, en el desafío de redefinir su carrera, lo que hizo lanzándose al diseño de indumentaria: fundó su propia marca de estilo bohemio y rockero, que ya lleva más 20 años en el mercado y con gran éxito.

En cuanto a su vida personal, Sol se casó con Hernán Coudeu, con quien tuvo a su hija Azucena (o "Zuzu"), que ya tiene 17 años y se destacada como influencer de moda y pastelería en redes sociales.

Azucena Coudeu
Azucena Coudeu, la hija mayor e influencer de Sol Acuña. Foto: @zuzcoudeu

Otro durísimo golpe para Sol Acuña que superó gracias a la fe

Pero en 2009 la empresaria viviría otro durísimo golpe, de esos tan inconmensurables que no es posible ponerles un nombre. El 24 de diciembre nació sin vida su segunda hija, Ludivine. "Fue el cachetazo más grande que recibí en mi vida. Fue algo así como un silencio, una pausa en mi existencia que al principio parecía eterna. Después, con la ayuda de mi familia, de mi marido, de Azucena, de mi mamá, mi papá, mis hermanos, mis amigos, le puse mucha garra. No me dejé vencer y siempre traté de encontrar un porqué y de aceptar lo que había pasado", le confesó en una entrevista a La Nación.

Para superar ese momento tan difícil, se refugió en la espiritualidad y decidió irse a vivir con su familia a José Ignacio, Uruguay, donde continúa residiendo. "Llegué acá de casualidad, y de repente me quedé. Te da miedo cambiar todo, tu rutina de trabajo, cuando te pasa algo así tenés la posibilidad de cerrar la puerta y mirar para otro lado”, manifestó.

Sol depositó en la Virgen de la Medalla Milagrosa toda su fe para superar la pérdida.El dolor lo tenés siempre, pero lo entregás, lo dejás volar. Estuve durante tres años con la angustia de mi hija y el tormento del parto. Del dolor del momento en que me dicen está muerta, se te caen las piernas, no tenés fuerza ni para ponerte de pie. Decís, ‘por favor que sea un sueño, por favor díganme que es un sueño’. El tiempo te va acomodando, te va haciendo más fuerte, vas depositando confianza en otras cosas, la gente que te quiere te ayuda un montón", le confiesa a La Nación.

Todo este trabajo espiritual y de reconversión trajo sus frutos: en 2014 llegó Lucio (su hijo que ahora tiene 9 años) cuando sus esperanzas de volver a convertirse en madre parecían perdidas. “Dios me dio la oportunidad y la revancha y me amigué con la vida”, dijo y agregó: "Mi segunda hija me trajo a mi hijo Lucio. Por eso estoy eternamente agradecida, porque si ella no hubiese partido, yo no habría conocido a Lucio. Ahí le encontré un sentido nuevo a la vida. Fue muy doloroso, muy difícil, pero bueno, las cosas suceden, y hay que atravesarlas con toda la entereza posible. Lo que me pasó me dio la oportunidad de volver a ser madre, aunque no resultó nada fácil. Fue difícil volver a quedar embarazada, pero Dios me dio una segunda oportunidad y tengo un hijo divino, y pude formar una familia divina, y eso para mí hoy es todo y lo celebro".

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