Este martes 14 de octubre, Pedro cumple seis años. Es un cumpleaños silenciado por el luto, la incertidumbre y el peso de una tragedia familiar que lo dejó sin su mamá y sin su abuela. Mientras la Justicia define su destino, la pregunta más dolorosa resuena en el aire: ¿Cómo se le explica lo inexplicable a un niño que recién empieza a vivir?
La fecha, que debería estar marcada por globos y risas, transcurre en un clima de profunda tristeza. Pedro, el hijo de Luna Giardina y Pablo Laurta, se convirtió en el rostro más vulnerable y conmovedor del doble femicidio de Córdoba.
A partir de ahora cada cumpleaños estará marcado por el aniversario del luto, la orfandad y la incertidumbre porque tres días antes de la fecha que debería ser pura alegría para todo niño, Pedro perdió a su madre, Luna Giardina, y a su abuela, Mariel, víctimas de un doble femicidio perpetrado por su propio padre, Pablo Laurta.

Luna y su madre, Mariel, eran el centro incondicional de su vida. Hoy, ambas han sido arrebatadas de su lado por la violencia más cercana, la de su propio padre. “Él, el hombre que debería haber sostenido la infancia, fue quien la rompió en mil pedazos”, como bien señala su entorno.
¿Con quién y dónde pasa su día?
En lugar de despertar rodeado del amor incondicional de su familia materna, Pedro pasa este día crucial bajo el resguardo de la Justicia de Menores de Córdoba. Es la institución la que actualmente tiene su custodia, mientras se analiza y define qué familiar obtendrá su cuidado permanente.
El niño fue rescatado en Entre Ríos, sano y salvo, poco después de que su padre fuera detenido. Aunque está físicamente seguro, su vida se ha convertido en un laberinto emocional.
La batalla legal por su afecto
La fecha del cumpleaños solo agrava la tensión sobre su futuro. Dos figuras cercanas han iniciado los trámites legales para hacerse cargo del niño, que hoy es el centro de una disputa de afecto:

- La hermana de Luna (su tía materna): Llegó desde Chile con el deseo explícito de obtener la custodia. Representa el último nexo con la familia materna destrozada.
- La abuela paterna, Estrella: También expresó con desesperación querer ocuparse de su nieto: “Mi nieto es mi vida... ¿Cómo se le explica a un niño algo así tan terrible?”
Mientras se define el destino de Pedro, él permanece lejos de la estabilidad que necesita con urgencia.
La complejidad de su trauma y el TEA
La tragedia para Pedro es aún más compleja debido a su diagnóstico de Trastorno del Espectro Autista (TEA). Los especialistas señalan que, aunque la condición pudo haberle impedido "registrar emocionalmente" la escena violenta (un vecino contó que lo vio salir de la casa junto a su padre, "como si nada"), la necesidad de rutinas y predictibilidad es vital para él.
Este quiebre brutal en su realidad, sumado a la experiencia traumática de presenciar la detención de su padre, genera un profundo desafío psicológico. El dolor no es solo por la ausencia, sino por la destrucción total de su mundo conocido por la persona que debía protegerlo.
Hoy, mientras el país sigue conmovido por el doble femicidio, solo queda desear que la Justicia sea rápida y sensible, y que Pedro pueda encontrar un espacio seguro y amoroso donde reconstruir, poco a poco, la infancia que le fue arrebatada.
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