Un cambio mínimo en el color del delineador puede hacer que tus ojos se vean más abiertos, luminosos y protagonistas.
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Por qué la mirada se apaga (y no es culpa del maquillaje)
Muchas veces la mirada se ve cansada, más chica o apagada incluso cuando el maquillaje está bien hecho. El motivo no suele ser la cantidad de producto, sino la elección de tonos. El clásico ahumado oscuro, usado sin criterio, puede cerrar el ojo y endurecer los rasgos, sobre todo en maquillajes de noche.

A eso se suma otro factor clave: la piel del contorno de ojos. Es muy fina, pierde hidratación con facilidad y marca antes las líneas de expresión. Si esa zona no está bien cuidada, ningún delineado logra el efecto buscado. El mito a desterrar es simple: no siempre más negro significa más impacto. Muchas veces, es exactamente al revés.
El ritual previo que cambia todo
Antes de pensar en sombras o delineadores, la mirada necesita preparación. Un buen contorno de ojos, usado a diario, ayuda a que la piel se vea más hidratada, luminosa y pareja. Eso ya abre visualmente el ojo.

Para potenciar ese efecto, sumar un masaje de guasha con un aceite nutritivo por la noche marca la diferencia. No lleva más de unos minutos, pero la constancia es clave. ¿Un evento después de dormir poco? Los parches de gel que se volvieron virales funcionan de verdad: en diez minutos ayudan a desinflamar bolsas, suavizar ojeras y refrescar la zona. La mirada arranca desde ahí.
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El truco infalible: contraste y tono correcto
En maquillaje de fiesta, el secreto no está en recargar sino en contrastar. El maquillador Gabriel Llano lo resume así: “Para dar luz a la mirada, hay que buscar el contraste entre el maquillaje y el color del iris”.
- Ojos marrones: sombras en tonos malva, ciruela o topo generan profundidad sin oscurecer.
- Ojos verdes: cobres, terracotas y berenjena suave potencian el color natural.
- Ojos azules: dorados y terrosos tirando al naranja aportan luz inmediata.
- Ojos miel o avellana: verdes oliva y bronces hacen que el iris cambie según la luz.

El mismo criterio aplica al delineador. Cambiar el negro por un tono chocolate, berenjena o bronce abre la mirada y la hace más luminosa, incluso de noche.
Para todos los días: menos es más, pero mejor elegido
Si en el día a día preferís un look natural, hay un tip que usan muchas modelos: máscara de pestañas marrón. Es más suave, no endurece y define igual.
“Aplicala desde la raíz con un minizigzag para separar bien las pestañas”, recomienda Gabriel Llano. Y suma un dato clave: “Si das dos capas, entre una y otra pasá un cepillo para pestañas limpio; la terminación cambia por completo”.
Para reforzar sin perder frescura, un delineador cremoso en tono chocolate, bien difuminado, logra profundidad sin cerrar el ojo. Ideal para un maquillaje no make up que va con todo.
El plus que termina de abrir la mirada: las cejas
Las cejas enmarcan los ojos y pueden levantar la mirada más que cualquier sombra. El diseño es fundamental: forma, ángulo y grosor deberían definirse con un profesional para que acompañen tus facciones.
Para el día, Gabriel Llano sugiere una ceja real y poco marcada: peinada hacia arriba con gel y rellena solo donde haga falta, con microtrazos. Para la noche, un acabado más pulido suma impacto. El detalle final que no falla: “Un toque de iluminador mate bajo el arco abre muchísimo la mirada”.

Abrir la mirada no requiere técnicas imposibles ni productos de más. Con una buena preparación, tonos bien elegidos y pequeños ajustes en delineador, pestañas y cejas, el cambio es inmediato. Probá salir del negro automático y jugá con el contraste: muchas veces, ahí está el verdadero truco.
Fotos: Pinterest
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