Si sos de las que descubrió los beneficios de entrenar o de hacer ejercicio diario, seguramente te enfrentaste al desafío de mantener la higiene de tu pelo mientras respetás una rutina de lavado espaciado. Para muchas, la decisión de no lavar el pelo a diario es clave para preservar la barrera de lípidos natural, evitando la resequedad y manteniendo el brillo.
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El objetivo no es evitar el agua, sino gestionar el impacto que el sudor y la humedad tienen sobre el cuero cabelludo. Porque, si bien el sudor es mayormente agua, su mezcla con el sebo natural y el calor corporal puede generar sensación de pesadez y falta de frescura.
La clave para no lavar el pelo a diario después de entrenar es evaporar el sudor del cuero cabelludo inmediatamente después del ejercicio, antes de que se mezcle con el sebo y se asiente, afectando la frescura de la raíz.

¿Cómo preparás el pelo antes de empezar?
La estrategia arranca antes de la primera gota de sudor. Olvidate de rodetes o colitas apretadas que aplanan la raíz y retienen la humedad.
- Elevá sin presionar: Optá por un rodete alto y suelto que permita la circulación del aire. Si tenés el pelo muy largo, usá un scrunchie de tela suave (como la seda) para evitar la rotura.
- La barrera de la vincha: Este es un paso fundamental. Usá una vincha ancha de algodón o microfibra que absorba el sudor de la frente antes de que este baje a la raíz.
- El 'seguro' del shampoo seco: Aplicá una mínima cantidad antes de empezar a ejercitar, solo en la línea de la raíz. Esto funciona como un 'escudo' preventivo que comienza a absorber la humedad y el sebo apenas se activan.

El post-entrenamiento: la acción decisiva
Los 10 minutos inmediatamente posteriores a terminar tu rutina son los más importantes. Este es el plan de acción que te compartimos:
- Soltá y ventilá: Sacate la vincha y el rodete. Dejá el pelo suelto y masajeá suavemente la raíz con los dedos para permitir que el aire circule.
- El secado con aire frío: Tomá un secador de pelo y, con la configuración de aire frío y potencia media, dirigí el chorro a tu cuero cabelludo. Mientras lo hacés, separá el pelo con los dedos. Esto va a evaporar rápidamente el sudor y la humedad. No hace falta usar calor, solo aire. Este paso es el que mantiene el volumen y evita la pesadez en la raíz.
- El toque final: Una vez que sientas que la raíz está completamente seca, aplicá el champú seco o un polvo voluminizador (si no lo hiciste antes). Masajeá bien el producto con las yemas de los dedos y luego cepillá de manera suave para distribuir y eliminar cualquier residuo.

¿Cómo estilizarlo para un aspecto fresco?
Ya tenés la raíz seca y con cuerpo. Ahora toca el estilismo. El pelo de 'segundo día' tiene una ventaja: el shampoo seco o la mínima textura le da una fijación natural.
Aprovechá esto con peinados que se sostienen bien, como trenzas sueltas o un half-up bun (medio rodete). El pelo no va a lucir como recién salido de la ducha, pero sí lo suficientemente fresco, con movimiento y con volumen para aguantar un día más.

Recordá: el respeto por tu rutina de lavado espaciado debe ir de la mano con el cuidado. Esta técnica te ayuda a gestionar la humedad post-ejercicio sin alterar el balance de tu pelo.
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