Cuando baja la temperatura y afuera llueve, no hay nada más tentador que quedarse en la cama todo el día. Pero, ¿tu dormitorio está preparado para bancarse el invierno con estilo?
Si sentís que le falta un poco de abrigo visual (y real), esta nota es para vos. Te compartimos ideas simples pero efectivas para transformar tu cuarto en un refugio calentito y con mucha onda.
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1. Sumá texturas que abracen
Este es EL momento del año para sacar a relucir mantas, frazadas y fundas de géneros mullidos. Pensá en plush, corderito, lana gruesa, velvet o pana.
Combiná distintas texturas encima de la cama: una colcha liviana, una manta tejida al pie y varios almohadones de diferentes materiales. No solo abrigan, también suman un efecto visual súper cozy.
2. Jugá con los colores del invierno
No todo tiene que ser blanco y gris. Los tonos tierra, los verdes musgo, los bordó, terracota y azul noche son aliados perfectos para esta temporada.
Podés sumarlos con una funda nórdica, cortinas más pesadas o incluso cambiando la lámina del cuadro que tenés sobre la cama. Un gesto sutil cambia todo el mood del dormitorio.
3. Iluminación cálida, la clave del refugio
Nada mata el encanto invernal como una luz blanca y fría. Reemplazá las lámparas led tipo hospital por otras con luz cálida y bajita.
Sumá veladores, guirnaldas, velas (reales o led) y, si querés, una lámpara de pie con pantalla de lino o mimbre. El ambiente se transforma al instante.
4. Agregá una alfombra suave y mullida
Parece un detalle, pero tener una buena alfombra al costado de la cama puede hacer toda la diferencia.
En invierno, los pisos suelen estar helados. Una alfombra tejida, de pelo corto o estilo persa le da calidez visual y real al espacio. Plus: amortigua ruidos y suma una capa extra de deco.
5. Armá un rincón de invierno
Si tenés lugar, creá una mini zona de lectura o descanso dentro del dormitorio. Una silla cómoda con una manta encima, una mesita con una vela aromática, una lámpara de pie y listo: tenés tu rincón de invierno. Ideal para leer, tomar un café o simplemente mirar por la ventana cómo llueve sin sentir culpa.
6. Perfumalo con aromas de estación
Sí, los olores también abrigan. Los perfumes de ambiente tipo madera, vainilla, sándalo, canela o lavanda le dan al dormitorio un aura envolvente. Podés usar sahumerios, difusores o velas aromáticas. Todo suma para activar el modo "nido".
7. Sacá lo que sobra, sumá lo que abriga
En invierno, menos puede ser más... cálido. Guardá los textiles livianos, las fundas de lino o los cubrecamas veraniegos, y liberá espacio para que los materiales más pesados y envolventes sean protagonistas.
Una manta a los pies de la cama, almohadones más mullidos o un cubre sommier que aporte textura ya marcan una diferencia. Que todo lo que quede a la vista invite a quedarse un rato más.
Fotos: Pinterest.
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