Una correcta elección ayuda a potenciar las energías positivas en los diferentes espacios. Tips y consejos de Lola Elliff, experta en la milenaria disciplina.
Según el Feng Shui, las plantas de interior aportan a los ambientes energías de crecimiento, vida y abundancia. La clave está en tener conocimiento a la hora de elegirlas, cuidarlas y ubicarlas.
Lola Elliff (@decofengshuilola) experta en esta disciplina milenaria china, asegura que como regla principal hay que tener presente que sólo se utilizan plantas de hojas redondas para interiores y plantas de hojas en punta para exteriores.
En la entrada de los hogares las plantas funcionan como filtro energético y las monsteras, strelitzia, ficus u orquídeas con flores son una buena opción.
En cuanto a livings y/o espacios de trabajo, las más recomendadas suelen ser los potus, dieffenbachia, sterlitzia, palo de agua, peperomia y monstera; favoreciendo la concentración e inyectando vitalidad.
Si bien el Feng Shui no recomienda plantas en los dormitorios, se puede llegar a aceptar tener poca cantidad y lo más pequeñas posibles, es por eso que las suculentas son ideales para este ambiente ya que además, no acumulan polvo.
La cocina es un lugar perfecto para poner plantas aromáticas como albahaca, menta, perejil, romero, orégano, lavanda, tomillo, salvia, etc.
En baños, el Feng Shui recomienda plantas sólo si hay algo que sanar, pero las cañas de bambú y suculentas, pueden ir bien en este ambiente.
Las flores secas no se recomiendan ya que representan energía muerta. Por otro lado, las artificiales son aceptables pero no aportan ningún tipo de energía al ambiente.
El bonsai –si bien se suele utilizar para intencionar energía de crecimiento y expansión-, en realidad representa limitación.
En cuanto a las plantas colgantes, si carecen de guía, crecen hacia abajo y esto representa desgano y falta de crecimiento.
“Ningún exceso es bueno y por lo tanto, sobrecargar de plantas los espacios interiores puede disminuir la calidad energética. Lo más importante darles amor, ya que si crecen nuestras plantas crecemos nosotros”, concluye Lola.
Texto: Pilar Passamonte