Existen cuatro tipos de cocina diferentes según su distribución: lineal, paralela, abierta y en forma de L. Y si bien no existe una opción mejor que la otra y la decisión final dependerá de varios factores, preparamos una guía con los pros y contras de cada una para ayudarte a definir cuál es la distribución perfecta para tu cocina.
A la hora de diseñar o reformar la cocina, una de las preguntas más importantes que debemos hacernos tiene que ver con la distribución, tanto de los muebles como de los electrodomésticos.
Y es que más allá de su color o estilo decorativo, lo más importante es hacer foco en la utilidad, la flexibilidad y, sobre todo, en la funcionalidad. Acá es cuando entran en juego los 4 tipos de cocinas: lineal, paralela, abierta y en forma de L.
En las cocinas donde cada centímetro cuenta y el espacio disponible es estrecho, la distribución en línea, es decir, en un único frente, va a ser la mejor opción para ganar funcionalidad, comodidad y estética.
Ideal para espacios estrechos menores a 2 metros, esta distribución se integra súper bien con espacios abiertos y su limpieza suele ser más sencilla ya que no existen los rincones ni los recovecos. Su instalación suele ser barata y sencilla, por lo que se considera una de las distribuciones más económicas.
Puede existir cierta limitación en lo que respecta al espacio de almacenamiento. También pueden llegar a quedar muy cargadas visualmente si se las llena de muebles hasta el techo. Pero la desventaja principal, es que si cocina más de una persona, puede convertirse en una cocina muy incómoda.
Con cerramientos de vidrio, completamente abiertas o con barras que funcionan como mesada, las cocinas abiertas al living o al comedor se convirtieron en un boom durante la pandemia y al día de hoy se consagran como la nueva obsesión deco.
Y es que su capacidad de unificar y generar espacios abiertos que promueven la conexión familiar y el entretenimiento se volvió una propuesta irresistible para muchas personas.
Perfectas para espacios más o menos reducidos, corren con la gran ventaja de ampliar visualmente el espacio de una manera estética y muy moderna, favoreciendo la libre circulación de la luz natural.
Como se mencionó anteriormente, potencian la comunicación y la interacción entre la persona que está cocinando y el resto de la familia que disfruta en el living o el comedor.
Este punto afecta, sobre todo, a aquellas personas que disfrutan mucho de cocinar en casa. Y es que durante la preparación de los alimentos, se generan humos y olores que se extenderán inevitablemente al resto del espacio. Una buena manera de reducir este problema es instalando una buena campana extractora y planificar una buena ventilación cruzada.
Otra de las contras de las cocinas abiertas o americanas es que los electrodomésticos pueden ser muy ruidosos, lo que puede resultar muy molesto si uno está relajando en el living o en el comedor. Por supuesto que para evitarlo, se puede apostar por electrodomésticos silenciosos, sin embargo, será necesario realizar una mayor inversión.
Si bien es fundamental mantener este espacio siempre limpio y en condiciones, la 'falta de privacidad' que tienen las cocinas con esta distribución contribuyen a que el orden y la limpieza encabecen la lista de tareas prioritarias y obligatorias.
Como su propio nombre lo indica, este tipo de cocinas tienen una distribución paralela. Esto significa que hay dos líneas enfrentadas entre sí en las cuales se van a distribuir los diferentes elementos.
Esta distribución es perfecta para espacios anchos y alargados. Eso sí: la distancia entre las dos líneas paralelas debe tener un mínimo de 1,2 mts para poder moverse cómodamente y poder abrir las alacenas sin problemas. En estos tipos de cocinas se recomienda ubicar la zona de cocción y lavado en la cara principal, y de espaldas el espacio de almacenamiento.
Son perfectas para maximizar el espacio y su distribución ofrece una buena versatilidad al permitir que se pueda integrar al comedor en una de sus caras laterales. Pueden cocinar dos personas cómodamente y sin chocarse, y es fácil de limpiar ya que no suelen tener recovecos molestos.
Puede ser menos funcional si se ubican mal los electrodomésticos. Si no se cuenta con un mínimo de 1,2 mts de espacio central, va a resultar incómoda para circular. Además, si se abusan de las alturas llevando las alacenas hasta el techo, puede quedar sobrecargada visualmente.
Las cocinas en forma de L también ganan terreno esta temporada, sobre todo en espacios pequeños y alargados en donde cada centímetro cuenta.
En términos más técnicos, este tipo de distribución consiste en formar un ángulo de 90 a lo largo de dos paredes perpendiculares entre sí, permitiendo así aprovechar al máximo sus esquinas.
Visualmente son súper atractivas y se adaptan a cualquier estilo decorativo. En espacios rectangulares o cuadrados, es una de las opciones más recomendadas. Pueden cocinar varias personas a la vez sin chocarse y además, permiten añadir una mesa o isla en el centro.
Son un poco más caras y, al tener esquinas, la limpieza se torna más complicada. Al momento de planificarla si el queda muy grande, va resultar poco funcional a la hora de cocinar.