Se ha demostrado que el yoga es una práctica efectiva para controlar el estrés y la ansiedad, porque ayuda a cambiar el foco de atención con posturas físicas, respiración controlada y meditación.
Los desórdenes asociados al estrés, como la ansiedad, representan uno de los principales problemas de salud de la sociedad moderna. Esto se ve reflejado en desórdenes como enfermedades cardiovasculares, obesidad, dolor crónico, salud mental, gastrointestinal y desórdenes del sueño, cada vez más comunes. Así mismo, la ansiedad es el principal factor de riesgo para la depresión y ambos son asociados con cambios en áreas del cerebro relacionadas con la conducta.
Los factores estresantes pueden ser estímulos externos o internos de origen físico, químico, acústico, emocional o sociocultural que de manera directa o indirecta desestabilicen a un individuo o su equilibrio, desatando mecanismos de supervivencia donde activa áreas más primitivas, emocionales o “mamíferas” del cerebro.
Hay que tener en cuenta que algunos de los efectos del estrés en la salud son: debilidad y atrofia muscular, fatiga crónica, alergias, dolores de cabeza, migraña, osteoporosis, hipertensión, insomnio, depresión, susceptibilidad a infecciones oportunistas, enfermedad cardiovascular, desórdenes menstruales. El sistema digestivo generalmente presenta síndrome del colon irritable, enfermedades digestivas y úlceras. Esta variada lista se completa muchas veces con, falta de concentración, obesidad y disfunción sexual, entre otras.
Se ha demostrado que el yoga es una práctica efectiva para controlar el estrés y la ansiedad, porque ayuda a cambiar el foco de atención ya que combina posturas físicas, respiración controlada y meditación.
Por otro lado, practicar yoga consta de otros fenómenos psicológicos y fisiológicos comunes a otros deportes. Entre los primeros, por supuesto, encontramos la rutina y la disciplina. Estas dos son esenciales para romper la sensación de bloqueo a la que se enfrenta una persona con ansiedad, y son muy efectivas para sortear el estrés. Este efecto psicológico se asienta mejor gracias al fisiológico.
Nora Maas, instructora de yoga, explica que “El estrés pone al cuerpo en modo defensivo e interrumpe nuestro ciclo de renovación energética, descansamos, nos movemos, sentimos y pensamos en desarmonía. La práctica de Yoga es intensa para el cuerpo físico, emocional y energético permitiéndonos resetearnos”.
Y agrega: “La práctica física actúa como descarga pero combinado con la respiración nos pone en un estado meditativo que es lo que necesitamos siempre y más si estamos bajo stress. La relajación del final es profunda y todo nuestro ser lo agradece. Siempre es emocionante ver la diferencia entre el acelere con que entran los alumnos a clase y el bienestar, la sonrisa y el agradecimiento con que salen. Es habitual oirles decir: -Cómo me costó hoy venir. ¡Pero que bueno que vine!”
Fuente: Maas Yoga