¿Por qué tengo que cuidarme de ser mujer? Feliz Día de la Mujer... Feliz Día de las Inocentes - Revista Para Ti
 

¿Por qué tengo que cuidarme de ser mujer? Feliz Día de la Mujer... Feliz Día de las Inocentes

Una reflexión en primera persona, distinta, sobre el Día de la Mujer. Por la periodista Luciana Prodan.


"¿Por qué tengo que cuidarme de ser mujer?", me preguntó hace unas semanas la hija de una amiga que tiene sólo 12 años. No dijo “por ser mujer”. Dijo “de ser mujer”. Y su pregunta, mientras me interpelaba, me dejaba muda y desamparada en medio del silencio más espantoso y desolador.
Debo reconocer que la miré con lástima y orgullo. Con la tristeza que envuelve a cualquier verdad, y con la esperanza que siempre viene acompañada del valor, por más “pequeño” que parezca.


Sus ojos me miraban ansiosos; esperó unos segundos, y al darse cuenta de que yo no iba a contestarle, o al menos no iba a hacerlo inmediatamente, se acercó y se sentó en el sillón, al lado mío. "¿Puedo abrazarte?", me preguntó, interrumpiendo aquel instante de silencio. "¡Claro!", le dije. Y así nos quedamos, acurrucadas, por un buen rato.


Su pregunta me dolía. Me incomodaba. Me obligaba a darme cuenta de que a pesar de nuestra inconmensurable y eterna lucha, el miedo todavía sigue pisándonos los talones y no nos deja “crecer” ni vivir en paz.


Que la inocencia que todavía algunas pretendemos conservar, es la misma que nos mata. Y que nos obligan a vivir en alerta, como si fuésemos prófugas de nuestro propio destino.


También se me vino a la cabeza eso de que "enamorarse es un peligro", y que como si todo eso fuera poco, muchos hombres (no todos, por supuesto) disfrazados de amigos, jefes, compañeros, vecinos, porteros, padres, parientes, remiseros, taxistas, amantes, novios o maridos, a veces, tienen un único, monstruoso e inexplicable plan: matarnos. Matarnos y hacernos desaparecer, a su antojo y cuando lo decidan, como si fuésemos una “cosa”. O lo que es muchísimo peor, como si no fuéramos nada. Como si no valiésemos nada. Como si no les sirviéramos más.


Abrazada a la pequeña también pensé que nadie nos dijo que eso era posible. Que jamás imaginamos que eso nos podía llegar a pasar. Y que yo tampoco podía explicárselo. Que mientras nos molestan por amamantar a nuestro hijo en una plaza, nos hablan del “milagrito de la maternidad”. Y que aún vivimos en un patriarcado que siempre nos vulnera y nos confunde con la misma fuerza. Y nos confunde porque el simulacro siempre es el mismo: fingir que nos cuidan y que nos contienen para no dejarnos decidir. Ni pensar. Ni escapar.


Que la responsabilidad siempre es nuestra. Y la culpa, también. Por eso, mientras ser mujer siga siendo una amenaza, yo no tengo nada para festejar. ¿Se acuerdan cómo comenzó esta reflexión? La chica de 12 años, hija de una amiga, que me preguntó ¿por qué tengo que cuidarme de ser mujer? Bueno, finalmente le contesté. Le contesté, pero le prometí que esa charla iba a quedar entre nosotras.

Fuente: Luciana Prodan, periodista (@luciana_prodan)

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