Eran las 11 de la mañana del lunes 28 de julio cuando el estruendo de una colisión en la Bahía Biscayne rompió la calma del lugar. Una barcaza de 18 metros acababa de embestir un pequeño velero con cinco niñas y una monitora del Miami Yacht Club. El accidente ocurrió frente a la isla Hibiscus, en Miami Beach, y lo que siguió fue una carrera desesperada por salvar vidas.
Desde la casa de un cliente en North Hibiscus Drive, Andry Becerra, de 38 años, fue testigo del momento en que llegaron los primeros rescatistas. “Había tanta desesperación… todos los rescatistas estaban desesperados”, contó. Becerra trabaja para Chamonix Yachts y estaba allí para detallar un barco cuando vio el operativo desplegarse frente a sus ojos. Es el testimonio que le dio al Miami Herald.

Saltaron al agua sin dudar
“Se movieron con gran rapidez, sin dudar ni detenerse”, describió. “Les aseguro que había verdaderos héroes entre ellos”.
Las lanchas de rescate llegaron a toda velocidad. Los buzos se lanzaron desde las embarcaciones. Hombres con chalecos salvavidas, equipo de buceo y trajes de neopreno se arrojaban al agua sin perder un segundo.

Becerra observó cómo un nadador, con pantalones cortos rojos, emergía del agua con una niña en brazos. La subió con cuidado a una lancha que partió a toda velocidad hacia la costa, justo frente a donde él estaba parado, aún en shock.
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Instantes después, otra niña fue rescatada y trasladada en una segunda embarcación. “Parecía que estaban muy concentrados, a pesar del ruido de los barcos, los coches y los gritos”, dijo Becerra. “Fueron muy valientes. Se movilizaron con urgencia, pero con una precisión impresionante”.
Camillas entre jardines y gritos
Mientras las embarcaciones de rescate llegaban a la orilla, el caos se trasladó a tierra. En la casa ubicada en 131 North Hibiscus Drive, los rescatistas corrieron con las niñas heridas entre las plantas del jardín, sorteando muebles de exterior y cercos para llevarlas hasta las ambulancias que las esperaban sobre la calle.
Melissa Friedland, una vecina de 48 años, vio la escena desde el ventanal de su cuarto, en el segundo piso. “Vi que traían una camilla con una niña encima, y se me encogió el estómago”, le dijo al Miami Herald. Luego, fueron cinco las camillas que atravesaron la propiedad de su vecino.
“La calle, que siempre es tranquila, estaba colapsada. Había patrulleros, bomberos, ambulancias, paramédicos. Los equipos de búsqueda y rescate de Miami fueron increíbles”, agregó. “Corrían de un lado al otro, sin parar. La propiedad de al lado se convirtió en una zona de emergencia. Fue terrible. Un horror”.
Una tragedia que deja huella
El impacto entre la barcaza y el velero dejó un saldo trágico: tres niñas murieron, otra se encuentra en estado crítico. Entre las víctimas fatales está Mila Yankelevich, de 7 años, nieta de Cris Morena y Gustavo Yankelevich.
Los rescatistas hicieron todo lo posible. Según los testigos, su entrega y profesionalismo fue lo que permitió que algunas vidas pudieran ser salvadas. Ese día, frente a los ojos de vecinos y trabajadores, no solo ocurrió una tragedia. También se presenció una muestra de humanidad desesperada, urgente, valiente.
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