Alejarse miles de kilómetros de los seres amados nunca es fácil pero por obligaciones, compromisos y promesas, uno debe anteponer las necesidades del otro. Así fue el caso de la chef Karina Gao, quien este fin de semana, se despidió de sus padres quienes regresarán a China, para quedarse a vivir allí.
A través de un extenso comunicado, Gao manifestó su dolor frente al distanciamiento de ambos padres y explicó los motivos que los llevaron a tomar esta decisión. "Hace ya un tiempo que era un tema pendiente. La pandemia y la llegada del último nieto, nos hicieron posponer los planes, pero ahora llegó ese día", expresó la cocinera.
El padre de Karina no veía a su familia desde hace tres décadas
En su publicación, contó que su padre no veía a su familia desde hace 30 años y que estuvo ausente durante momentos difíciles, como el cáncer de su abuelo y el fallecimiento de su abuela. Finalmente, el hombre se reencontrará con su padre de 90 años, para acompañarlo hasta el último tramo de su vida.
"No es fácil decir adiós a su hija única, a sus hijos únicos y a todos los amigos que pasaron a ser parte de la familia. No es fácil volver a insertarse en la sociedad china ya que no es la misma de antes. Sabemos que con amor todo se va a superar", continuó en la red social Instagram. Sobre el final de su posteo, Gao compartió una frase de sus tierras a modo de reflexión.
Con una foto del reencuentro de su padre y su abuelo, escribió en su perfil: "Las hojas cuando caen, siempre vuelven a la raíz. Hoy se encontraron ese padre e hijo, hoy ese padre de 90 y ese hijo de 70años, se miraron y no pudieron contener esas lágrimas de alegría. Hoy son felices", afirmó.
El difícil comienzo de los padres de Gao en Argentina
Tras su llegada al país cuando Karina tenía 9 años, su padre empezó a trabajar de albañil en locales chinos y más tarde, fue repositor en un supermercado. Mientras que su mamá, se desempeñaba como camarera y atendía la regalaría de una señora. Según relató en una entrevista en La Nación, al principio dormían en una habitación alquilada y hasta llegaron a vivir dentro de un local. Ahí, comenzó también la pasión de Gao por cocinar ya que debía encargarse de la comida, mientras sus padres trabajaban duramente.