María Julia Oliván sufrió un accidente doméstico que le provocó graves quemaduras en el 25% de su cuerpo. A raíz de esto, estuvo internada durante dos meses y debió someterse a 17 cirugías. En una entrevista con Fernanda Iglesias para Puro Show (El Trece), la periodista compartió cómo vivió ese tiempo y los desafíos que enfrenta en su rehabilitación.
“Los médicos me dijeron que el alta la voy a tener en dos años”, explicó Oliván, señalando que aún le queda un extenso camino de cuidados médicos y personales.
Momentos de dolor y contención inesperada
Durante la charla, la conductora recordó algunos episodios de internación. Entre ellos, relató cómo una enfermera llamada Maru la acompañó en un momento de crisis:
“Un día estaba llorando mucho porque me dolía un catéter. Me agarró un bajón que no había tenido en todo el proceso. Vino Maru, me tocaba el pelo, me rezó y me consoló como una madre. Fue alguien que no conocía, pero me marcó para siempre”.
Ese gesto, sumado al acompañamiento de familiares, amigos y hasta desconocidos, le dio fuerzas para atravesar el proceso.
Una lección en medio del dolor
Oliván aseguró que, pese a lo duro de la experiencia, encontró un sentido transformador:
“Muchos pueden decir ‘qué loca, esta que agradece una quemadura’, pero es verdad. Gracias a estar quieta en una habitación, sin poder laburar, volví a conectar con amigos, vecinos y colegas que me rodearon con cariño. Fue una enseñanza enorme”.
También habló del rol de su familia: “Mi mamá, mi hermana, mis suegros, todos estuvieron con mi hijo. Mi marido también, aunque yo me enojaba porque no podía estar en cada operación. Pero él estaba cuidando lo más importante: nuestro hijo”.
Reflexión sobre la vida, el dolor y la muerte
La periodista aseguró que nunca tuvo miedo a la muerte, aunque sí al dolor físico:
“El dolor es horrible, a eso sí le tenía miedo. Me preguntaba cuál era la misión de pasar por esto, porque no siempre hay una respuesta”.
En ese sentido, recordó a Jorge Lanata, con quien trabajó: “Yo siempre lo defendí cuando decían que decía incoherencias por las drogas de la terapia. Cuando estuve en terapia intensiva y me medicaron con fentanilo y ketamina, entendí de qué hablaban. Esas drogas te hacen decir cosas incongruentes. Y hoy lo digo con conocimiento de causa”.
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