En las últimas semanas, el nombre de la tos convulsa volvió a aparecer en los partes oficiales. El dato que encendió la alarma fue concreto: casi 700 casos confirmados en lo que va de 2025 y siete niñas y niños menores de dos años fallecidos, según el Boletín Epidemiológico Nacional y los reportes difundidos por el Ministerio de Salud.
Uno de los casos que más impacto generó fue el de un bebé de un mes de Villa Gobernador Gálvez, en Santa Fe. El informe provincial detalló que el niño aún era muy pequeño para recibir la vacuna contra la tos convulsa y que su mamá no tenía registrada la inmunización recomendada durante el embarazo.
Esta combinación -bebés sin esquema completo y embarazadas sin vacunación- es, para los pediatras, el núcleo de una crisis que va mucho más allá de un brote puntual.
Un descenso de la vacunación que preocupa a los pediatras
Los datos oficiales muestran una caída histórica en la aplicación de vacunas del Calendario Nacional. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) habló de un “escenario de fragilidad inmunológica colectiva” y advirtió que las bajas coberturas ya comprometen la protección comunitaria.
De acuerdo al análisis de la SAP y del Ministerio de Salud, en 2024:
- La vacuna triple viral (sarampión, rubéola y paperas) a los 5 años tuvo una cobertura de alrededor del 46%, cuando entre 2015 y 2019 rondaba el 90%.
- El refuerzo contra la poliomielitis en esa misma edad cayó a cerca del 47%.
- La triple bacteriana acelular (dTpa) de los 11 años descendió del 80-82% a poco más del 54%.
En paralelo, la cobertura de la vacuna dTpa en embarazadas ronda el 69%, cuando se apunta a valores cercanos al 95% para garantizar la protección de los recién nacidos.
El resultado es un número creciente de niñas, niños y adolescentes sin las dosis necesarias para sostener la inmunidad de grupo.
Enfermedades que habían sido controladas y hoy vuelven
La caída de la vacunación no sólo se refleja en la tos convulsa. En 2025 Argentina registró un brote de sarampión con 35 casos confirmados, una enfermedad que se consideraba eliminada gracias a la vacuna triple viral.
Organismos como la Organización Panamericana de la Salud y la SAP alertan además sobre el riesgo de reaparición de la poliomielitis si se mantienen coberturas por debajo del 50% en refuerzos clave.
En sus últimos comunicados, la SAP menciona también un aumento de diagnósticos de hepatitis A y tuberculosis, y subraya que todas estas enfermedades tienen vacunas eficaces disponibles en el sistema público.
No es solo “antivacunas”: qué hay detrás de la caída
Los especialistas coinciden en que el problema no se explica únicamente por discursos antivacunas, aunque estos ganaron visibilidad en la pospandemia.
Entre las causas más mencionadas aparecen:
- Menor percepción de riesgo: muchas familias crecieron sin ver de cerca enfermedades como el sarampión o la polio y sienten que ya no son una amenaza real.
- Dificultades de acceso: turnos limitados, centros con horarios acotados o barreras geográficas hacen que se pierdan oportunidades de vacunación.
- Información confusa o contradictoria: en redes sociales circulan mensajes que siembran dudas sobre la seguridad de las vacunas, algo que las sociedades científicas vienen desmintiendo de forma sistemática.
Para la SAP, la prioridad hoy es recuperar el trabajo territorial, reforzar la recomendación activa del equipo de salud y volver a instalar la vacunación como un hábito de cuidado colectivo, no solo individual.
Tos convulsa: por qué golpea tan fuerte a los bebés
La tos convulsa -o coqueluche- es una infección respiratoria muy contagiosa que puede afectar a todas las edades, pero resulta especialmente grave en menores de seis meses.
En adultos y adolescentes suele presentarse como una tos prolongada, a veces leve, pero esas mismas personas pueden transmitir la bacteria a los más chicos. Por eso, la estrategia de protección se apoya en tres pilares:
- Vacunación completa en la infancia, con dosis a los 2, 4, 6, 15-18 meses y 5 años.
- Refuerzo de dTpa a los 11 años, clave para evitar que los adolescentes actúen como puente de contagio.
- Vacunación de embarazadas a partir de la semana 20, que permite que la mamá transfiera anticuerpos al bebé y lo proteja durante los primeros meses de vida.
Cuando estas tres barreras fallan, los lactantes quedan expuestos: todavía no completaron el esquema propio y tampoco reciben la protección materna.
Qué pueden hacer las familias hoy
La recomendación de todas las sociedades científicas es clara:
- Revisar el carnet de vacunas de niñas, niños y adolescentes, y completar esquemas atrasados en cualquier vacunatorio, hospital público o centro de salud. Las dosis del Calendario Nacional son gratuitas y obligatorias.
- Adultos que conviven con bebés pequeños: consultar en el sistema de salud por refuerzos recomendados, sobre todo si trabajan en contacto con población vulnerable.
Frente a cualquier duda, la indicación es hablar con pediatras y equipos de salud y evitar informarse solo a través de redes sociales.
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