El que esté libre de un pedito o un eructo involuntario mientras entrena... ¡Que tire la primera mancuerna!
Disculpen si provocamos algún enrojecimiento, sin embargo, los ruidos incómodos son más comunes y frecuentes de lo que muchos creen. De hecho, nadie está exento de vivirlos en carne propia ya que tienen un fundamento fisiológico. “Los que trabajamos en el mundo fitness estamos acostumbrados a vivir todo tipo de situaciones propias del ser humano. La gente tiene que saber que estamos para ayudarlos y entenderlos”, explica Juan Manuel Gómez, entrenador hace más de 20 años y dueño del emblemático Fuerza G Gym.
Eructos: “Me muero de vergüenza pero siempre que tengo que hacer abdominales se me escapa algún eructo. ¡Pero jamás lo haría a propósito! Por suerte mi personal trainer se lo toma con humor y terminamos riéndonos juntas”, confiesa Melanie. Lo que ella no sabe es que según el Instituto Nacional de Salud Digestiva y Diabetes de Estados Unidos, la mayoría de las personas producimos de 0,5 a 2 litros de gas al día y lo expulsamos en forma de eructos o flatulencias una media de 14 veces al día.
De hecho, Juanma de Fuerza G Gym asegura que el problema de quienes eructan en pleno entrenamiento es que no llegan a completar la digestión. “Los eructos pasan si la persona fue a entrenar habiendo comido hace menos de dos horas. Empiezan a hacer ejercicio y se frena la digestión porque la sangre se va a la músculos y la comida de empieza a fermentar formando gas. Da eructos y puede dar distensión abdominal y gases”, asegura @fuerzagym.
Gases: ¡tema tabú sí los hay! Pero es muy habitual no poder contener una flatulencia mientras hacemos ejercicio. “El movimiento y el hacer fuerza mejora la motilidad del colon, por eso se recomienda tanto en pacientes constipados”, aclara este entrenador que prepara atletas para competir. Hay que tener en cuenta que estos inoportunos sonidos son totalmente entendibles (¡sobre todo en el mundo fit que consumen alimentos altos en fibra!).
Además de la dieta, los gases están directamente relacionados con comer rápido, mascar mucho chicle, el abuso de gaseosas, los edulcorantes y el uso de bombillas.
Bostezos: “Puede ser por falta de sueño o por mal nutrición, lo que provoca que los tejidos del cuerpo no reciban nutrientes y oxígeno adecuadamente (alteración en la fluidez de las membranas celulares, por ejemplo, por falta de omega 3)”. Según Juan Manuel Gómez, estos son los dos motivos principales de los bostezos adentro del gym.
Por eso es que a sus alumnos les recomienda siempre comer al menos dos horas antes de la actividad física para evitar estar haciendo la digestión y estar al 100% en la rutina. “En cambio, la comida post workout puede ser alta en carbohidratos y, no sólo vamos a aprovecharlo a nivel muscular, sino que va a ayudarnos a descansar mejor”, insiste el entrenador.
Así que ya sabemos... los bostezos no sólo son sinónimo de aburrimiento. ¡También son un reflejo fisiológico que, a veces, no podemos controlar!
by @fuerzagym