Historias de Cemento: Hotel Edén, el misterioso edificio en La Falda, Córdoba, que inspiró una película – Revista Para Ti
 

Historias de Cemento: Hotel Edén, el misterioso edificio en La Falda, Córdoba, que inspiró una serie

En esta nueva edición los invito a conocer la historia del hotel cordobés que oculta la sombra del hombre más oscuro conocido. ¿Mito o realidad?
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“El rincón más sano y delicioso de la República Argentina para toda época del año”. Administración del Eden Hotel, La Falda, Córdoba. Publicidad de 1935.

Una sumatoria de encuentros enlaza personajes de dos continentes en la misma línea del tiempo. De un lado del océano, una guerra y el horror nazi, aquí el regocijo de un hotel con amenities únicos para su época. Ambos en conexión, se unieron como si supieran que iban a guardar secretos, para siempre.

Hotel Edén, el misterioso edificio en La Falda, Córdoba, que inspiró una película.

Como toda historia tiene un comienzo que nace en 1890 cuando Roberto Bahlcke, un exoficial del ejército alemán radicado en Córdoba, compra “La Falda de La Higuera”, una estancia de 900 hectáreas.

Por entonces se asocia con el cónsul de Suiza, el fundador de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Juan Kurth y la empresaria alemana María Herbert de Kreautner (1852- 1950) para levantar un hotel al pie del cerro “El Cuadrado”. Ernesto Tornquist otorgó los créditos de la Banca Tornquist para este emprendimiento, imponente.

Hotel Edén, el misterioso edificio en La Falda, Córdoba, que inspiró una película.

La prensa de entonces cita su inauguración el 26 de diciembre de 1898, día en que se estrena la primera página del álbum de pasajeros del “Eden Hotel”, inaugurando así la temporada turística.

Hotel Edén, el misterioso edificio en La Falda, Córdoba, que inspiró una película.

#DatoCementero

El 19 de agosto de 1897, Roberto Bahlcke, un exoficial del ejército alemán radicado en la ciudad de Córdoba, adquirió la Estancia La Falda de La Higuera, de 900 hectáreas, en lo que por entonces era Huerta Grande. Acto seguido, se asoció con Juan Kurth (cónsul de Suiza y fundador de la Bolsa de Comercio de Córdoba) y la empresaria alemana María Herbert de Kreautner para, con créditos concedidos por Ernesto Tornquist, dueño de la Refinería Argentina de Azúcar en Rosario, levantar un hotel al pie del cerro El Cuadrado.

Casi 5.000 toneladas de materiales comenzaron a llegar en tren, a una estación ubicada a 6 km de distancia, y desde ahí fueron transportadas por camiones hasta el lugar donde se estaba levantando el edificio. En enero de 1898, apenas con la mitad del establecimiento construido, comenzaron a llegar los primeros huéspedes.

El “Eden Hotel” mostraba un glosario de avances tecnológicos importados de Europa, adelantos únicos como luz eléctrica propia y hasta máquinas que hacían posible la fabricación de hielo y cremas heladas. Una pista de aterrizaje permitía el tránsito de avionetas en un claro que dejaba verse entre el bosque de coníferas, canchas de tenis con luz artificial para jugar de noche y una piscina olímpica.

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Los afiches de publicidad prometían equitación, alpinismo y un campo de golf de 18 hoyos donde se realizaban torneos internacionales. El hotel tenía caballerizas, se realizaban competencias de “cacería del zorro” una actividad importada por las elites que visitaban nuestro país.

Afiche de publicidad de la época.

Para 1905 los accionistas deciden por unanimidad la disolución de la sociedad. Una de sus socias, Maria Herbert de Kraeutner enfrentaría la hostil situación económica que derrumbaba el hotel haciéndose cargo de las hipotecas y en 1911 se convierte en su única dueña.

Uno de los leones que "custodian" el Hotel Edén.

Tal vez no fue lo esperado, lo cierto es que la Sra. de Kreautner enajena la propiedad a los hermanos alemanes Walter y Bruno Eichhorn. Evidentemente, solventar los gastos de tal monumental residencia se hacía imposible y los nuevos dueños deciden lotear la estancia para pagar a los proveedores.

Este continuo acto de loteo daría origen a la conocida ciudad de La Falda en 1914, mismo año que comienza la primera guerra mundial en Europa. Es cuando los viajes al viejo continente se cancelan, a causa de la guerra y el Hotel resurge como un codiciado punto de encuentro entre la aristocracia porteña y la nobleza europea que escapa de la zona bélica. La demanda turística y el plan de loteo crecían y muchos eligen las sierras como el lugar donde levantar sus chalets para residir.

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El “Eden Hotel”, construido sobre bovedillas era de estilo ecléctico, con una clara impronta alemana, equilibrado por dos torres y coronado por una gran águila, pieza icónica alemana. Al frente, las escalinatas de mármol de Carrara son precedidas por una rotonda compuesta por una pila, fuente de agua abrazada por dos grandes leones de piedra, realizados por un escultor italiano, que marcaban el camino hacia el vestíbulo por donde originariamente entraban los carruajes.

Años más tarde los Eichhorn pavimentaron los caminos para mejorar el acceso a causa de la llegada del automóvil, adquiriendo una flota de Ford Modelo T a disposición de sus huéspedes.

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Dos pisos en simetría contenían las cien habitaciones, algunas con baño privado. Dos grandes patios internos con ubicación simétrica dotaban de luz al corazón del edificio por medio del techo de hierro y vidrio corredizo. Originariamente las terrazas estaban cubiertas por toldos que bajaban por rodillos para cubrirse del fuerte sol de verano.

Así eran las habitaciones del Hotel Edén.

El gran salón de baile con columnas de fundición lucía roble importado de Eslavonia y escaleras talladas en mármol italiano. Paredes pintadas con esténcil, varias capas dejan ver hoy los colores que presumieron décadas de modas adoptadas por el hotel.

Ricos y famosos bailaron al compás de la orquesta estable que sonaba apagando el ruido de la vajilla y el choque de las copas del vino proveniente de la exclusiva cava del subsuelo. La vajilla era de plata y alpaca, piezas de porcelana europea y China con la imagen de la icónica águila alzando sus alas. Dicen que aquí deslumbraron los shows de estrellas como Berta Singerman, Zully Moreno y Hugo del Carril.

Las fotografías encontradas dan cuenta de mujeres vestidas de gala para la cena, guantes largos y hombres de etiqueta. Las familias viajaban con sus niñeras y grandes baúles con pertenencias para toda una temporada que prometía sanidad y confort.

El gran salón de baile hoy.

El “Hotel Edén” contaba con panadería, carnicería, tambo, quesería, bodega, peluquería, talleres de carpintería, herrería, reparación y mantenimiento. Una sala de correspondencia y un banco, salas de lectura, jardines, teatros y bares con billares completaban un hospedaje único en su tipo.

Las frutas y verduras, lácteos y fiambres eran producidos en la huerta y corrales del hotel, gestionando el autoabastecimiento lo que garantizaba la calidad y frescura de los productos. Los lavaderos cumplían una función muy importante en época de tuberculosis, el peor mal por esos años. Para 1904 contaba con secarropas centrifugo, de origen inglés y planchado al vapor de las calderas, hasta un esterilizador, prueba más de la tecnología de avanzada del lugar.

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Los huéspedes notables que frecuentaron el hotel eran familias de la aristocracia argentina como los Tornquist, los Bianchi, los Roca, los Bunge, los Anchorena, los Blaquier y los Peralta Ramos.

Otros tantos de fama internacional fueron el Príncipe de Gales, el Duque de Saboya, el poeta nicaragüense Rubén Darío, el científico Albert Einstein y Arturo Toscanini, director de orquesta italiano.

En la década del 30 debido a la continua demanda de la plaza hotelera se agrega un salón de fiestas y una serie de habitaciones destinadas a hombres solteros, un teatrino, pista de patinaje y una glorieta para el té de la tarde de las damas.

Entre las personalidades notables que pasaron por el Edén se destaca Einstein, con sombrero y bigotes en primera fila.

En este capítulo de la historia subrayamos a Walter Eichhorn y su esposa Ida Bonfert, que dicen, era ferviente admiradora de Hitler. Había una foto de ellos que ocupaba una pared, la imagen los retrataba junto al führer tomando el té, luciendo orgullosos la amistad que los unía. El matrimonio habría estado ligado al nazismo, los Eichhorn viajaban con frecuencia a Alemania, y los alemanes también a La Falda.

El Embajador germano en Argentina, Edmund von Thermann se hizo presente el día de la inauguración, dicen, con un obsequio especial. Un retrato con una inquietante leyenda que decía: "Señor. y Sra. Eichhorn, A mis compañeros de batalla en tiempos difíciles por sus Bodas de Plata. Cálidos deseos, Adolf Hitler”.

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En La Falda todavía se pueden escuchar testimonios de quienes juran haber visto a Hitler caminando por las sierras del Cuadrado. Los relatos de vecinos aseguraban que allá arriba, en el hotel, todos hablaban alemán. Dicen que se escuchaban los discursos nazis desde una antena de radio de doce metros de alto ubicada en el techo del edificio. Relatos que son leyenda.

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El gobierno argentino tomó el hotel luego de la “declaración de guerra de la nación en marzo de 1945 contra Alemania”. El águila de bronce que coronaba el frontis fue destruida luego de la guerra.

En 1947 devolvió el hotel a sus dueños quienes lo ponen a la venta inmediatamente. Para 1965 se cierran sus puertas, quedando librado al vandalismo, destrozos y robos sucesivos corrompieron su historia.

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En 1988 es declarado Monumento Histórico Municipal y el municipio de La Falda adquiere la propiedad comenzando desde 2010 la tarea de restauración y puesta en valor de algunos espacios para fines turísticos.

Hoy el hotel está abierto a los visitantes y ofrece recorridos históricos y visitas nocturnas para descubrir todos los mitos e historias que rodean el lugar.

El gran águila, pieza icónica alemana.

Historias que se convirtieron en leyendas, el fantasma de Hitler entre sus paredes parece haberse resguardado con éxito. Seguramente para los historiadores debe ser difícil separar la ficción de la realidad, más aún cuando la voz del pueblo no ha parado de rodar rumores. Algo que nunca se probó, pero está lacrado al imaginario colectivo.

Fotos y video: gentileza @edenhotel_lafalda.

Más información en parati.com.ar

 

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