A muchas mujeres les pasó pararse frente al espejo y sentir que “nada les queda bien” o dudar entre lo que les gusta y lo que “se usa”. Ese malestar no siempre tiene que ver con estética o combinaciones, sino con la conexión con una misma. La imagen personal es más que apariencia: es un reflejo de quiénes somos y cómo nos sentimos. Construirla implica escucharnos, respetar nuestro cuerpo y elegir desde la autenticidad, sin depender de modas ni estándares.
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A continuación, comparto cinco claves para guiarte hacia una imagen auténtica:
1. ¿Cómo conectás con vos misma antes de mirar afuera?
Cuando una mujer me dice en consulta “estoy desorientada con mi estilo”, su relato ya revela señales de quién es y cómo quiere mostrarse. El problema surge cuando dejamos que la mirada externa —lo que está de moda o lo que opinan los demás— opaque nuestra voz interior.
Cerrá esa ventana hacia afuera y preguntate: ¿qué colores me generan energía?, ¿qué prendas me hacen sentir cómoda y segura?, ¿qué texturas reflejan mi femineidad o mi fuerza?, ¿qué detalles hablan de mi personalidad? La respuesta no está en una vidriera, sino en lo que sentís al usarlo. El estilo personal emociona, y descubrirlo requiere explorar, jugar y combinar hasta que lo que ves en el espejo hable tu mismo idioma.
2. ¿Escuchás y cuidás tu cuerpo?
El cuerpo es nuestra “percha” y también nuestra casa, por eso merece respeto y cuidado. Escucharlo y honrarlo, mediante descanso, alimentación consciente y movimiento, no solo aporta vitalidad, sino también confianza.
Vestirlo deja de ser un acto mecánico y se convierte en una forma de vernos bien. No existen talles perfectos, sino prendas que acompañan tu silueta y te hagan sentir bien. Detalles simples como un cinturón, unos zapatos cómodos o una línea de piel al descubierto pueden realzar tu figura y devolver seguridad. Cuanto más aceptes tu cuerpo, más fácil será encontrar un estilo que te represente.
3. ¿Cómo incorporás hábitos que reflejen tu estilo de vida?
Construir una imagen alineada es un proceso que requiere tiempo y repetición de pequeños hábitos. Hacer algo por vos misma cada día —aunque sea mínimo— suma al bienestar y se convierte en parte de tu estilo de vida.
No copies a otros: descubrí qué funciona para vos. Entrenar, meditar o dedicar tiempo a un hobby debe adaptarse a tu energía y prioridades. Lo que elegís hacer cada día se reflejará en tu imagen.
4. ¿Cuidás tus pensamientos y emociones?
La apariencia nace del equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Si tus pensamientos son amables, si te hablás con respeto y gestionás tus emociones, eso se proyectará en el espejo.
Dedicar tiempo a tu mundo interior —lo que sentís, pensás e inspira— es tan importante como elegir un buen look. La calma, la alegría y la confianza se convierten en tu mejor accesorio.
5. ¿Aprendés a elevar tu apariencia?
La imagen también se nutre de conocimiento. Siempre se puede aprender algo nuevo que aporte frescura y confianza. Consultar profesionales, leer, explorar y formarte en cuidado personal puede marcar la diferencia. Cada aprendizaje es una herramienta que potencia tu autenticidad y seguridad.
Construir una imagen alineada con lo que sos no es un destino, sino un camino diario. La ropa, los hábitos, los pensamientos y cómo te tratás son piezas invisibles que moldean tu identidad. Cuando te animás a escucharte y expresarte tal cual sos, tu imagen se convierte en una poderosa declaración de vos misma.
Fuente: Lic. Paula Martínez, psicóloga especializada en imagen personal. soypaulamartinezok.com | @soypaulamartinezok
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