Crianza: Dejé ir a la que solía ser - Revista Para Ti
 

Crianza: Dejé ir a la que solía ser

Tanto tiempo intentando volver a ser quien era, para por fin darme cuenta que cuando volví, ya no estaba ahí. Una reflexión en primera persona sobre el lado B de la maternidad que nadie te cuenta. Por Johanna Gambardella, Directora Creativa y co- creadora de @mami.tasking.

Pretendía no cambiar. Mantener el talle de pantalón, recuperar el estilo de vida y una sinergia entre mi maternidad y mi ritmo que no era viable. El resultado es que cambié tanto por dentro, que cuando tuve la oportunidad de “volver” a ser yo, no quise porque eso que pretendía ya no era lo que quería para mi.

Primero me olvidé de mi. Porque no tenía tiempo, porque mi foco estaba en otro lado y porque me descuidé. Porque ahora tenía responsabilidades reales con presiones exageradas. Después de toda una vida adorándome como a una diosa, dejé de ponerme velitas en el altar, como si hubiese perdido la fe.

Lugares que me dejaron de interesar, personas que empezaron a restar y situaciones de las que pude hacerme cargo porque ahora entendía una parte de la vida que hasta ahora desconocía.

Toqué fondo y cuando todos sentían acompañarme. Yo me sentí sola como nunca, porque todos decían entenderme pero nadie se ponía en mis pies. Me sentí engañada, no voy a mentir, pero pese a todo también me sentí fuerte.

Mi tiempo empezó a ser valioso, porque la posibilidad de ir libre por ahí no abundaba y tuve que elegir, y elegí no estar en lugares donde ya no me sentía a gusto, porque no tenía que cumplir con nadie más que conmigo.

La ropa que había dejado de lado, ya me quedaba, pero no me interesaba usarla. Vestir como antes solo me hacía sentir extraña como cuando una recuerda a los amores de la adolescencia de una forma casi arrepentida. Lo mismo me pasó con algunas personas que con liviandad se alejaron de mi vida como si nada hubiese pasado. Y algo similar me pasó con la exigencia laboral que nunca me hizo ruido pero que ya no podía sostener. Y estuvo bien.

Todo lo que durante mucho tiempo me pesó, ahora era libertad. Porque con una impunidad divina, pude tomar valentía para reconocer lo que ya no necesitaba.

Con madurez, entendí que había cosas que ya no eran para mi. Porque como todo en la vida, hay que dar para recibir, pero también para que lleguen cosas nuevas, hay que elegir otras a las que tenemos que dejar ir.

La buena noticia, es que al final de la historia, siempre me elijo a mi.

Fuente: Johanna Gambardella, Directora Creativa y co- creadora de @mami.tasking.

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