Ella cuestionó a su mejor amiga cuando se separó de su marido por una infidelidad y se distanció: nunca imaginó que al tiempo estaría viviendo lo mismo - Revista Para Ti
 

Ella cuestionó a su mejor amiga cuando se separó de su marido por una infidelidad y se distanció: nunca imaginó que al tiempo estaría viviendo lo mismo

Un nuevo capítulo de Amores Random, la columna de Alejandra Lanfranqui en la que nos habla de vínculos.
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Mercedes y Verónica se conocían desde muy pequeñas, habían compartido tardes de escondidas y mancha congelada, viajes, nacimiento de sus hijos y domingos de asados familiares. Junto a otras tres amigas compartían casi una vida entera juntas.

En el último año, Mercedes estaba desaparecida de las reuniones del grupo. Todas lo atribuían al distanciamiento que venían teniendo con Verónica por una conversación áspera a raíz de la separación de Verónica por una infidelidad de su ex marido.

Luego de varios meses, el grupo se volvió a reunir para festejar el cumpleaños de uno de los hijos de Marcela, una de las amigas del selecto círculo femenino. Mercedes llegó con sus hijos a la casa de Marcela y cuando le preguntaron por su marido se incomodó y trató de evitar responder, hasta que su hija sin ningún filtro le dijo a Marcela que su papá se había ido de viaje al exterior hasta nuevo aviso porque le habían iniciado juicios penales y les habían embargado la casa y los tres autos.

Marcela quedó impávida con la noticia, la miró a Mercedes y le pidió que la acompañara a la cocina a buscar bebidas. Se abrazaron fuerte y entre sollozos y breves palabras, Mercedes le confirmó que su marido se había ido del país y estaban embargados todos los inmuebles, autos y cuentas bancarias. La noticia fue estremecedora pero previsible para todos. Hacía años que el ritmo de vida de Mercedes llamaba la atención a pesar de sus esfuerzos por ocultar, incluso a sus íntimas amigas, lujos de dudosa procedencia.

Durante el festejo, Mercedes trató de acercarse a Verónica para poder contarle el mal momento que estaba pasando con sus hijos pero Verónica la evitó, se miraban distantes como en los últimos meses con risas ficticias y un pasado archivado hasta nuevo aviso. Muchos años de amistad que a falta de sinceridad se fue desvaneciendo en un mundo de apariencias, que Mercedes trató de construir para seguir viviendo en su castillo de arena con días contados.

Verónica había pasado meses esperando un acercamiento de su amiga. En los peores momentos de su separación con su ex marido, Mercedes había desaparecido por completo. Ahora la vida las volvía a encontrar en lugares nuevamente opuestos, esta vez la vida de Mercedes se partía en pedazos mientras que la de Verónica lentamente parecía reacomodarse.

En el último tiempo Mercedes se debatía entre sincerarse o no con sus amigas más íntimas sobre su presente matrimonial. Pero el espejo de la separación de Verónica sobre su realidad familiar, la hacía sentir muy incómoda; hasta llegó a apartarse abruptamente de la vida de su gran amiga para evitar ver reflejadas sus propias sobras en el dolor de Verónica. Ella sabía perfectamente que ocultar verdades era mentir y aparentar realidades, una hipocresía; pero la aliviaba saber que la mentira y la hipocresía eran moneda corriente en el mundo adulto y especialmente si de relaciones de pareja se trataba.

Lo cierto es que Mercedes sabía que desde hacía más de 2 años su marido mantenía una relación extramatrimonial con una empleada de su oficina. El destrato crónico de su marido, su ostentación descontrolada y su doble vida la dejaban a Mercedes en el desamparo más profundo. Sin embargo el estatus social y económico que había logrado a través de su marido seguía anestesiando su propia dignidad, pesaba mucho más ese holograma de felicidad que mirarse al espejo y preguntarse si alguna vez un amor bonito regaría los jardines de su alma solitaria.

Esta vez una bomba había caído frente suyo y ya no podía seguir mirando al costado.
Esa tarde Mercedes venía dispuesta a abrir su corazón con Verónica y dejar atrás contiendas sin sentido. Verónica la observaba e intuía que algo le estaba pesando, que quizás necesitaba volver al abrazo que durante años las había albergado.

Sin embargo Verónica había cambiado de piel, no solo de estado civil, había procesado sus emociones y puesto en su lugar falsas creencias. La incomodidad de la desdicha la obligó a salir de lugares y relaciones a las que ya no pertenecía. Cuanto más dolor sanaba más elevado era su vuelo. Verónica elegía ser ella, sin más validaciones, ni etiquetas. Mientras miraba a Mercedes hablando cabizbaja con Marcela, una parte de ella le pedía dejar el ego y su enojo de lado y ser lo que siempre se había esperado de ella.

No obstante, prefirió mantener la relación fría y distante que desde hacía un año Mercedes había decidido. Ya no más la otra mejilla, ni con su ex marido ni con nadie. Verónica finalmente había perdido la ingenuidad, por momentos se desconocía sintiéndose prioridad en su vida pero al mismo tiempo le causaba sorpresa y pensaba: ¡cuánto más valiosos resultaban sus días respetando sus propios límites para dar y recibir amor!

Mientras le cantaban el feliz cumpleaños al homenajeado, Verónica y Mercedes cruzaron sonrisas y miradas. Las dos presentían que el camino en algún momento las iba a encontrar, seguramente no serían las mismas pero quizás volvieran a coincidir.

Fuente: Alejandra Lanfranqui es autora de "El día después del amor". De profesión abogada, descubrió que su verdadera vocación es escribir y se animó con su primera novela que ya es un éxito y en la cual nos invita a viajar por el amor.

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