"Mi hijo no tiene Playstation": la lucha diaria contra el excesivo uso de pantallas - Revista Para Ti
 

"Mi hijo no tiene Playstation": la lucha diaria contra el excesivo uso de pantallas

El uso excesivo de pantallas, el dilema al cual nos enfrentamos los padres hoy. 
Lifestyle
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Hace mucho tiempo tenía ganas de reflexionar sobre mi experiencia respecto a tener o no Playstation en casa y el excesivo uso de pantallas en bebés, niños, adolescentes y adultos.

De niña siempre tuve una tremenda atracción hacia todo tipo de artefactos luminosos (cine, tevé, video juegos, proyectores, por aquel entonces). Desde esa experiencia pude ir haciendo ciertas observaciones y conjeturas sobre lo que provocan las mismas en las personas.

En aquellos años, con suerte podíamos acceder a la televisión a color, a las películas VHS de Blockbuster, e ir al cine con nuestros familiares. Si teníamos suerte, nuestros padres nos compraban las consolas de jueguitos con un cassette que se ponía por arriba, donde el Mario Bros era uno de los más famosos por entonces.

En el verano durante las vacaciones, nos pasábamos horas con mi hermana en el Sacoa de la peatonal costera, jugando al Tetris, Pacman, Pacland, Wonder Boy y Outrun; los flippers aún tenían su encanto y el furor fueron las cascadas para ganar fichas. Luego aparecieron las peliculas en CD y DVD y las máquinas con pinzas para sacar muñecos de peluche. Eso sí que era la modernidad para nosotras que cuidábamos que no se rayara el CD o DVD preferido de música para bailar.

Campaña anti pantallas, educación Montessori

Ya en el año 2018, cuando mi hijo tenía 6 años, mi esposo, fan de los videojuegos como tantos otros hombres, me propuso comprarle la Playstation. Muy a conciencia le dije que no era una idea enriquecedora para la educación de él. Se lo justifiqué explicándole que ya tenía suficiente horas de tecnologías cuando miraba películas, usaba el You Tube o le prestábamos el celular en las horas de espera o restaurantes. Unos años después, para su cumpleaños número 9, su tío le regaló una consola de juegos reversionada de la Nintendo de los 90, que le permite jugar en línea con otros usuarios de la marca. Puede hablar con sus auriculares y compartir las estrategias de juegos con sus amigos virtuales.

Sin embargo, toda esta invasión de pixeles coloridos y mega rápidos siempre me hizo ruido porque veía la adicción que generaba en ellos, cuando por ejemplo perdían la noción del tiempo; no se daban cuenta si habían comido o si sus necesidades fisiológicas estaban satisfechas. Le preguntaba si sabía la hora pero no, para él eran aún las 6 de la tarde. En otras oportunidades su enojo y frustración eran tan llamativos, que se ponía a gritar al momento de apagar la consola y tener que ir a bañarse o a comer.

Como toda mamá que pertenece a una generación bisagra, siempre traté de leer e informarme sobre estas cuestiones. Por casualidad llega a mi este texto muy acertado y coherente con todas mis experiencias antes relatadas.

Estamos dejando que la atención de una generación se desperdicie

La diversión fácil con una pantalla, tiene un alto costo. Me duele ver niños de 1 o 2 años moviéndose por un parque o calle concurrida de la ciudad con la mirada fija en el teléfono de sus padres. O ver a un niño de no más de cinco años, paseando por el supermercado junto a su padre, sin apenas apartar la vista de su tablet.

Entiendo que este padre podría estar al límite de sus fuerzas. Posiblemente había sido un día largo y podría haber habido una rabieta en el auto. Y tal vez el padre estaba haciendo lo mejor que podía, dándole la pantalla.

Pero lo veo tan a menudo que no siempre puede ser una emergencia. Y al ofrecer regularmente una pantalla como diversión fácil, los padres están introduciendo una toxina a sus hijos potencialmente tan mala como un vape. Esto se debe a que el acceso regular a la pantalla eleva lentamente el nivel de lo que el niño considera lo suficientemente interesante. ¿Y cómo puede jugar con un lindo cachorro o conversar con un amigo, competir con todo el color y la acción que ofrece un juego o video portátil?

Estamos criando a una generación que no puede hacer frente al mundo tal como es sin una interminable acción de píxeles de colores bailando en sus ojos. Estamos permitiendo que los niños se interesen más en la pantalla frente a ellos que en el mundo que los rodea.

Estamos permitiendo que una generación se vuelva adicta. Una 'tableta' es la palabra correcta para el dispositivo. No es exactamente un ansiolítico, pero está muy cerca, y de manera similar tiende a calmar a los niños hasta un estado de estupor obsesivo y los hace menos alertas a las cosas que suceden a su alrededor.

Y como cualquier droga adictiva, tiene un costo. Ya no nos preguntamos cuál es este costo. Lo sabemos.

Sabemos que cuanto antes le presente a un niño una pantalla, mayor será su riesgo de disminución del rendimiento cognitivo y mayor retraso en el desarrollo. También sabemos que es probable que los niños pequeños tengan un comportamiento más inhibido si abusan de las pantallas. Eso se debe a que eligen pantallas en lugar de aprender a interactuar con las personas que los rodean.

Sabemos que los niños que están en pantallas antes de los dos años tienen un mayor riesgo de presentar una reducción en el desarrollo de habilidades motoras (gruesas y finas) y de habilidades para resolver problemas. Esto se debe a que la pantalla no les ofrece ningún problema de la vida real para practicar o actividad real para desarrollar sus habilidades físicas.

Sabemos que muchos niños preferirían quedarse en casa viendo su pantalla que ir a la escuela para educarse y pasar tiempo con amigos. También sabemos que muchos padres se sienten impotentes y desesperanzados por la adicción a las pantallas de sus hijos, y algunos casi se han dado por vencidos.

Es hora de contraatacar y aplaudo la decisión de prohibir los celulares en las escuelas.

¿Sería demasiado prohibir que estén en manos de niños pequeños en parques, autobuses, calles concurridas y patios traseros? Probablemente, pero ojalá fuera posible.

¿Qué podés hacer como padre?

En lugar de darle a tu hijo pequeño una pantalla, podrías hacer esto:

  • Señalá cosas interesantes, como cachorros o camiones de volteo. Es la forma más fácil de conseguir que se interesen por el medio ambiente.
  • Involucralo deliberadamente. Pedile que busque las naranjas en el pasillo de frutas o que vea si puede encontrar su cereal.
  • Se puede jugar a 'Veo, veo' y 'Spotto' (encontrar un auto amarillo) en cualquier tipo de transporte.
  • Pueden jugar juegos de predicción, por ejemplo, '¿Cuántos pasos creés que tomará este pasillo?'
  • Lleva con vos libros, juguetes y actividades para que realicen cuando tengan que esperar

Este texto es de Judith Locke, psicóloga del sitio Educación Montessori en Facebook

Mi conclusión

Tal vez es muy difícil jugar con ellos; tal vez sea muy complejo imaginar un tiempo sin pantallas en esta era de la inmediatez y la ansiedad por responder un WhatsApp; tal vez, como adultos no podamos dejar el celular en modo avión para pasar 30 minutos de calidad con nuestros hijos y la lista de justificativos es interminable.

Hoy, siendo ya una mujer de 45 años, con aciertos, éxitos, frustraciones y caídas también, solo opino que las agujas del reloj nunca se detienen: ellos crecen, nosotros los adultos (padres, abuelos, tíos) maduramos y envejecemos. Este mundo material nos exige mucho, nos engaña con alegrías instantáneas, y al final nos damos cuenta que no nos llevamos nada. Los minutos ganados con ellos en vivencias reales, en aprendizajes significativos, quedan en la memoria imborrable de nuestro corazón para siempre.

Fuente: Carla Redhead es licenciada en Administración, periodista, tiene una certificación docente en escuela media y nivel 1 de coaching en FCE de la UBA.

Más información en parati.com.ar

   

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