"Para hablar de las mujeres y de su forma de parir tenemos que hablar desde que el mundo es mundo", dice Edith Diez, partera especializada en partos naturales. Con más de 25 años de experiencia, esta mujer que es licenciada en Obstetricia formada en el Hospital de Clínicas, sorprendió a su comunidad de Instagram hace pocos días publicando una foto de un parto donde la mamá estaba dando a luz en posición cuadrupedia o apoyada en manos y rodillas. "Una de las posiciones más elegidas", escribió Edith en su posteo.
“Las parteras estamos siempre ayudando a la mujer a parir. Y la partera que está orientada con esta visión de acompañar lo natural, va a ayudar a la mujer a que pueda encontrar estas posiciones”, dijo a Para Ti esta especialista también formada en homeopatía y acupuntura.
Sin embargo, no siempre la mujer puede elegir la posición para parir, más aún desde que hace décadas se instaló lo que se conoce como "institucionalización del parto". "Las mujeres han parido de la manera que han podido y no siempre en un sanatorio, en un hospital donde le han dicho ‘ponete y sentate en una camilla’. Históricamente, la mujer ha adoptado posiciones anatómicas y más primitivas, que no necesariamente coinciden con las que resultan cómodas para la asistencia de un médico", explica Edith.

Cómo las mujeres pueden reconectar con su instinto al parir
Especializada en partos domiciliarios y acuáticos, Diez se convirtió en una referente en la atención de partos respetados. Desde su cuenta de Instagram, donde comparte imágenes reales de nacimientos, reflexiona sobre cómo las mujeres pueden reconectarse con su instinto al parir.
“Esto tiene muchos más años de desarrollo natural que de desarrollo dentro de la medicina o de las instituciones médicas”, afirma. Y señala que, con la sanción de la Ley de Parto Respetado en Argentina y con una mayor conciencia dentro del sistema de salud, hoy muchas mujeres vuelven a parir de formas más libres y conectadas con su cuerpo. “Cuando los profesionales de la salud podemos ampliar y dejar que la naturaleza de la mujer y su deseo se pongan de manifiesto, empieza a haber un montón de cambios”.
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Edith cuenta que su propio recorrido profesional estuvo marcado por una experiencia que nunca olvidó: "Hace muchos años, cuando yo recién me iniciaba en el Hospital de Clínicas, vino una mujer peruana que se puso en cuclillas en el rincón de una habitación. Yo estaba casi desesperada intentando que saliera de esa posición, pidiéndole que, por favor, suba a la camilla. Pero me quedé pensando. Después me juzgué y me pregunté: ‘¿Por qué insistía en que cambiara de posición?’. Era por mi temor, por toda esa enseñanza desde lo médico que nos lleva a poner a las mujeres en posturas poco naturales".

El rol de la partera es clave
Según explica, las posiciones más naturales tienen su origen en el comportamiento mamífero. “Somos un mamífero evolucionado, pero esta evolución al momento del parto no nos beneficia. A las mujeres no nos beneficia. Tenemos que volver a ser más primitivas e intuitivas para encontrar realmente los recursos del cuerpo”.
Desde su mirada, el rol de la partera es clave en este camino. “Las parteras estamos siempre ayudando a la mujer a parir. Y la partera que está orientada con esta visión de acompañar lo natural, va a ayudar a la mujer a que pueda encontrar estas posiciones”.
La posición cuadrupedia, donde la mujer se apoya con brazos y rodillas, es una de las más elegidas cuando se da esa libertad. Edith sostiene que estas posturas “están dentro del cerebro primitivo de la mujer, están selladas. Pero cuando la mujer entra a una institución, ya el cerebro cambia de sintonía. Si lo dejamos funcionar libre, que ya está estudiado, que es el cerebro reptiliano, la mujer adopta posiciones de animal”.
El posteo de Edith Diez sobre la elección de la posición en cuadrupedia
En una de sus publicaciones, compartió una imagen que generó gran repercusión. “En esa foto digo que si a la mujer la dejaras libre adoptaría esta posición, es muy claro. Cuando está en trabajo de parto tiene un dolor presente en la pelvis y hacia abajo, hacia la tierra. Entonces, naturalmente, cuelga la panza hacia abajo”.

Describe que esta posición puede ser sobre la cama, el piso o con los brazos apoyados en una mesa, y que se vuelve muy efectiva para transitar el trabajo de parto: “De esta manera están más aliviadas con la sensación de empujar, pero a la vez están mejor sostenidas con sus brazos hacia delante y pueden ir balanceando la pelvis hacia adelante y hacia atrás. Y hacer una fuerza de tipo expulsiva mucho más efectiva”.
Entre los beneficios de la cuadrupedia, Edith destaca "el principal: la libertad, que sea una posición elegida por la mujer". También aporta ventajas concretas desde lo anatómico: "La presión que se ejerce sobre la vulva evitaría muchos más desgarros perineales, o sea, no sería necesario luego del parto suturar algún desgarrito. La pelvis está libre, no está presionada, con lo cual la amplitud no depende ni de abrir las piernas ni de cerrar las rodillas. La gravedad ayuda a un descenso más anatómico del bebé".
Edith Diez: “Volcando la panza hacia la gravedad, la tensión se libera y la pelvis también”
Aunque aclara que se trata de una observación basada en su experiencia (“me hago cargo, es un estudio personal”), asegura que también puede verse en la postura erguida con el torso inclinado hacia adelante: “Volcando la panza hacia la gravedad, la tensión se libera y la pelvis también”.
Después de asistir cientos de nacimientos, Edith sostiene que “las mujeres prefieren parir en esa posición o de espaldas a quienes la observan. A veces necesitan de guías y prestan el cuerpo hacia adelante, pero en general esta posición también es una forma de protección animal”.
Y agrega: “Si estuvieran solas, pueden estirar un brazo, sostener al bebé y traerlo fácilmente. Hacer como un cierre. Ya con el bebé en el pecho”.
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"Tenemos que dejar a las mujeres libres"
El desafío, según Diez, no está en las mujeres, sino en el sistema. “¿Cómo es posible que avancemos en la asistencia y que las mujeres sean libres y elijan estas posiciones sin que haya presiones sociales o del equipo? Tenemos que volver a reeducar, a entender que el cuerpo debe sentirse, que es una herramienta que va a funcionar de manera perfecta si le hacemos caso”.
Como reflexión final, plantea: “¿Qué le pasa al personal de salud con este tipo de situaciones y de autonomía en la mujer? Primero, que cuando uno está en la Facultad esto no existe como enseñanza. Segundo, que en las prácticas hospitalarias a las mujeres se las pone panza arriba, donde el profesional tiene control absoluto. Pero con estas posiciones, la asistencia cambia absolutamente”.
Y concluye con una propuesta clara: “Tenemos que dejar a las mujeres libres. Y al bebé nacer de otra manera: libre, con cuidado pero sin intervenir. El desafío es reaprender. Reaprender la asistencia, la espera y el respeto por el nacimiento”.
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