Meghan Markle volvió a posicionarse en el radar fashion con un estilismo que decodifica a la perfección el "executive relaxed", una tendencia protagonista de la primavera en el hemisferio norte.
La duquesa de Sussex asistió junto a su marido, el príncipe Harry, al TIME100 Summit y, lejos de los coordinados looks demasiado formales, apostó a un traje de lino arena de líneas amplias, una fórmula que conjuga elegancia contemporánea y comodidad real.

El traje, protagonista absoluto
El sastre -en un beige cálido que favorece todos los tonos de piel- está confeccionado en un lino de trama visible, material fetiche de las temporadas cálidas por su caída liviana y su aire sostenible.

El blazer oversize tiene hombros relajados, solapas generosas y un largo que cubre la cadera. Lo acompañó por un palazzo de tiro alto, con pierna ancha y largo XL que apenas deja ver el calzado; un truco infalible para alargar la silueta.
Debajo del blazer, blanco luminoso
Meghan eligió una blusa blanca de seda con cuello clásico y sin bolsillos: mínima, fluida y suficiente para iluminar el rostro sin competir con la sastrería.

Detalles que sellan el look
Meghan sumó un cinturón de cuero caramelo ceñido a la cintura, con el que rompió la monocromía y definió proporciones. En la muñeca, pulseras y anillos dorados apilados -su sello personal- sumaron destellos discretos.
El beauty look acompañó la vibra effortless: llevó ondas suaves con raya al medio y maquillaje deudor del “clean girl glamour” (piel glow, delineado sutil, labios nude glossy).

Con esta apuesta, Meghan confirma que el traje relajado se consolida como uniforme de citas diurnas de alto perfil. Una lección de moda consciente y contemporánea: piezas nobles, cortes atemporales y comodidad sin concesiones.
Fotos: IG (archewell_sussex_)
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