La historia entre Araceli González y Adrián Suar fue una de las más fuertes y mediáticas de los años ’90. Se conocieron jóvenes, construyeron una familia, compartieron proyectos y protagonizaron una de las separaciones más resonantes del espectáculo argentino. Dos décadas después, el vínculo sigue marcado por diferencias profundas, reclamos económicos y declaraciones cruzadas que vuelven al centro de la escena cada cierto tiempo.
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El flechazo en la ficción que se volvió real
Araceli y Suar se conocieron en 1991 cuando coincidieron en La banda del Golden Rocket, por entonces uno de los éxitos de Canal 13. En la ficción eran pareja, y el romance rápidamente se trasladó a la vida real. Ella ya era una modelo y actriz consagrada; él, un actor emergente con ambiciones de productor.
Con el tiempo convivieron y consolidaron la relación. Se casaron por civil el 18 de octubre de 1997 en San Isidro, en una ceremonia íntima. Un año más tarde nació su hijo, Tomás "Toto" Kirzner.
Los años de crecimiento y el inicio de las tensiones
Mientras estaban en pareja, Suar fundó en 1994 Pol-Ka, la productora que cambiaría la ficción televisiva. Araceli contó públicamente que le prestó alrededor de 70 mil dólares para ese emprendimiento, un aporte que años después estaría en el centro de sus reclamos.
A medida que Pol-Ka crecía, también crecían las responsabilidades y la exposición. Él se convertía en uno de los productores más influyentes y exitosos del país; ella seguía su carrera como actriz y figura de campañas publicitarias. Ese desbalance en los ritmos de vida y en los proyectos personales comenzó a generar tensiones.
A lo largo de la relación surgieron crisis fuertes, alimentadas por rumores de infidelidades que terminaron por desgastar el vínculo. Hubo intentos de recomposición incluso hacia 2002, pero ya no había retorno. Las infidelidades de Suar habrían sido desencadenantes de la ruptura.
La separación y el comienzo de una etapa conflictiva
La pareja se separó definitivamente y en 2004 firmaron el divorcio. Ese mismo año, de manera pública, se supo que Suar comenzó una relación con Griselda Siciliani, vínculo que más tarde tendría repercusión mediática y que duraría varios años.
Lo que parecía ser una separación con el tiempo necesario para sanar se convirtió en un conflicto de larga duración. Araceli sostuvo que le correspondía un porcentaje o compensación por los aportes iniciales a Pol-Ka y que la división de bienes nunca se resolvió como correspondía. Suar, por su parte, afirmó en distintas ocasiones —incluso mediante documentación pública— que las obligaciones ya fueron saldadas y que Araceli “nunca fue accionista” de la productora.
La relación actual: años de distancia y declaraciones que reavivan el tema
Aunque han pasado más de veinte años desde la separación, la relación entre Araceli y Suar sigue siendo distante. Cada tanto, alguna declaración de uno de los dos vuelve a poner el tema en agenda.
En los últimos días, Araceli hizo declaraciones que generaron repercusión inmediata:
“Con todo el mundo es divino, conmigo no”, dijo cuando le preguntaron por su regreso a El Trece y su vínculo actual con Suar. También aseguró: “Todo lo que tenía que decirle, se lo dije”, dejando en claro que el diálogo entre ambos no existe.
Estas frases reactivaron el interés mediático por su historia y pusieron nuevamente el foco en las heridas no cerradas: las razones de la separación, los reclamos económicos y la falta de vínculo entre ellos hoy.
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Una historia que marcó una época y que aún tiene capítulos abiertos
Araceli González y Adrián Suar protagonizaron una historia que combinó amor, familia, trabajo, éxito y, finalmente, un conflicto que perdura en el tiempo. Aunque ambos reconstruyeron sus vidas —cada uno con nuevas parejas, proyectos y trayectorias consolidadas—, el pasado vuelve cada vez que alguno de ellos habla.
La reciente exposición de Araceli reabrió el debate sobre una separación que no fue solo sentimental, sino también económica y profesional. Y dejó en claro que, a pesar de los años, aún hay cuestiones sin resolver.
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