El pasado jueves, se realizó en la casa de Tomás Yankelevich en North Beach, Miami, la despedida íntima de Mila Yankelevich, de 7 años, nieta de Cris Morena. La ceremonia estuvo reservada para familiares cercanos de ambos lados —Tomás y su esposa Sofía Reca— y muy pocos amigos. Fue un momento cargado de duelo, según lo revelado por el periodista Gustavo Méndez en redes sociales.
Cris Morena, quien reside en Buenos Aires, viajó de urgencia apenas se enteró y viajó en primera clase, acompañada por personas de su entorno más cercano. En tanto que Gustavo Yankelevich viajó desde Europa, donde estaba junto a su nieto Valentín.
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Un caso profundamente sensible
La pequeña Mila falleció el lunes 28 de julio, en un accidente náutico en la bahía de Biscayne, cuando el velero en el que navegaba con otras cuatro niñas y una instructora —parte de una colonia de verano del Miami Yacht Club— fue embestido por una barcaza recolectora de residuos. Según la autopsia, la causa de muerte fue ahogamiento accidental; los chalecos salvavidas estaban colocados correctamente.
Ese día también perdió la vida Erin Ko, una niña chilena de 13 años. Otras menores —de 7, 10 y 12 años— resultaron heridas. Entre ellas, la única que aún permanece internada en Arielle Buchman -se había informado erroneamente su muerte- mientras que este sábado fue dada de alta Calena Gruber. La otra niña, cuya identidad no trascendió había sido dada de alta el mismo lunes.
Mila Yankelevich: una ceremonia reservada y emotiva
El velatorio se celebró en un entorno íntimo y familiar, con pocos asistentes. La casa fue escenario de mensajes de emoción y respeto: “Fue una ceremonia íntima, familiares de ambos lados… muy pocos amigos”, detalló el periodista. Todo se desarrolló con extremo tacto y recogimiento familiar en un posteo de Instagram.
La tragedia conmovió tanto en Argentina como en Chile y EE. UU., especialmente porque la familia ya había atravesado otro duro golpe en 2010 con la pérdida de Romina Yan . Desde distintos ámbitos, figuras públicas y seguidores expresaron su solidaridad con mensajes de consuelo y acompañamiento a través de redes sociales.
Para muchos, esta ceremonia privada fue un acto de amor profundo y discreción, en un momento en que la familia busca resguardar su intimidad. La despedida silenciosa también refleja la necesidad de un duelo honesto y respetuoso.
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