Guillermo Coria y Carla Francovigh se conocieron cuando él tenía 16 años y ella 14. Y nunca más se separaron. En un encuentro casi casual, él la vio y quedó impactado. Y no paró hasta que logró que los presentaran.
Se casaron a fines de 2003, cuando "El Mago" tenía 21 años y aún continuaba su carrera tenística profesional: "Carla empezó a viajar conmigo a todos lados. Cuando estábamos de novios no podía hacerlo, pero a los 21 años se emancipó y empezó a acompañarme. Recuerdo que se volvía a Rosario para rendir las materias de contador público; así hizo la carrera y se recibió" recordó Guillermo en una entrevista.
No fue hasta que él se retiró de los court profesionales de tenis que decidieron agrandar la familia, por decisión de la pareja. Tienen dos hijos: Thiago, de 9 años y Delfina, de 7. "Siempre dije que no iba a tener hijos mientras jugara. Me gusta estar cerca de ellos, los llevo al colegio, voy a las reuniones de padres. Yo me fui de mi casa muy chico, estuve lejos de mi familia y eso se siente y te marca en un montón de cosas, para bien y para mal".
Es Guillermo quien brinda algunos detalles de la vida familiar. Carla tiene un bajo perfil en las redes y lo poco que se conoce de ella públicamente es cuando si su marido lo comenta en alguna entrevista.
Cómo se conocieron Guillermo Coria y su mujer, Carla
En septiembre de 1998 Argentina se enfrentaba a Eslovaquia por la Copa Davis. Coria tenía 16 años, un futuro prometedor y un plan para ese fin de semana: asado y fútbol con sus amigos de Venado Tuerto. Pero un llamado arruinó sus planes: "Tenés que estar presente en los partidos", algo que cumplió de muy mal humor.
Entonces, el domingo 28 se jugaba el tercer punto y el partido se iba a prolongar casi diez horas por el mal tiempo. En una de las reiteradas interrupciones, Guillermo fue a comprar un choripán y cuando volvía a la tribuna, vio algo (o a alguien) que le llamó mucho la atención: "Me quedé impactado. Era como que de repente, en ese contexto, entre toda esa gente, estaba Carla, la mujer más linda del mundo. Y cuando nos miramos, quedé petrificado. Siempre voy a decir que lo nuestro fue un amor a primera vista", le contó el ex tenista a GENTE.
Y prosiguió su relato de aquel día inolvidable: "Esa noche lo único que hice fue pensar en ella. De casualidad me enteré que jugaba al tenis en una escuelita de Rosario y que su profesora era conocida de papá. Al día siguiente nos presentó. De los nervios no sabía qué decir... Encima perdimos la serie y todo era un bajón. Pero yo sentía que eso no iba a quedar ahí...".
Quien fuera uno de los mejores tenistas argentinos y, por años, top ten del Ranking ATP, continúa su amoroso relato: "Fui a jugar un torneo a Rosario y aunque habían pasado once meses, cuando volvimos a cruzarnos, sentí lo mismo que la primera vez. Se me aflojaron las piernas y el corazón latía más y más rápido. Ahí me di cuenta que en verdad estaba enamorado. Y no quise dejar de verla nunca más. Hoy, en este momento te confieso: soy un tipo feliz. Nunca quise tanto a alguien como a Carla. Ojalá que este amor dure para siempre".
Una boda de ensueño
Guillermo y Carla planificaron cada detalle de la noche mágica que los unió para siempre, frente a sus familias, amigos y colegas. Ingresaron al salón del hotel El Colonial, donde se hizo la celebración, en medio de fuegos artificiales. Allí los esperaban los 300 invitados.
La novia lucía un espectacular vestido blanco de Claudio Cosano, mientras que El Mago, un smoking 7/8 de crèppe italiano.
Una de las recordadas perlitas de la noche fue, sin dudas, la particular camisa blanca que llevaba Guillermo: incluía una banda roja que le atravesaba el pecho en alusión a su otro gran amor, River Plate, que Tito de Matices había diseñado especialmente.
La vida de la familia Coria en la actualidad
Actualmente, Guillermo está por cumplir 40 años, es el capitán de la Copa Davis del equipo argentino. Y dice que sus hijos no tienen noción del pasado "famoso" mientras duró su carrera profesional: "Para mis hijos el famoso es el tío Fede (N de R: hermano menor de Guillermo, actual tenista profesional). Yo quería que crecieran sin la obligación de seguir el camino que yo seguí. Con Carla, mi mujer, les dejamos que sean libres, los motivamos a hacer deporte pero no los obligamos. Thiago juega al fútbol y a Delfi le encanta el baile y la equitación", cuenta en diálogo con Clarín.
