La resiliencia no fue una elección para Nicolás Behringer, sino una necesidad. Hasta los 13 años vivió en la calle, enfrentando la soledad y la incertidumbre, y seis años atrás, tras la muerte de su padre, asumió el rol de tutor legal de su hermana.
Hoy, a sus 28 años, convierte esa historia de adversidad en talento sobre el escenario de La Voz Argentina, donde fue ovacionado y se mantiene como finalista del team de Luck Ra, emocionando al público con cada interpretación.
En esta charla con Para Ti, Nicolás repasa su recorrido personal y artístico, reflexiona sobre las decisiones que marcaron su camino y comparte sus sueños para el futuro.
"La música fue algo que me atravesó completamente desde chico"
¿A qué edad supiste que tu camino en la vida estaba relacionado con la música?
-Desde muy chico, la música fue algo que me atravesó completamente. Me acuerdo de tener cinco o seis años y sentir algo muy fuerte cuando escuchaba canciones. Siempre fue mi manera de expresar lo que me pasaba. Pero fue recién de adolescente cuando entendí que quería dedicarme a esto, que era lo que me hacía sentir pleno y conectado conmigo mismo y con los demás.
"Cuando uno quiere construir una realidad diferente, tiene que tomar decisiones diferentes"
Sos una persona muy resiliente, muy joven, pero que ha vivido mucho. ¿Qué te dirías si volvieras el tiempo atrás en algún momento de dificultad?
-Que tuviera paciencia. Que me abriera. Que le hablara a la gente que tenía alrededor. Que me quedara tranquilo, que el dolor no era para siempre. Que tomé bien las decisiones que tomé, porque fueron necesarias y son necesarias. Cuando uno quiere construir una realidad diferente, tiene que tomar decisiones diferentes a las que está tomando.
Tiene que ser una persona diferente si quiere una vida diferente. Pero creo que también, más que nada, me daría un abrazo. Y estaría ahí presente conmigo, que creo que era lo que más necesitaba en ese tiempo.
"Lo mejor de cantar en la calle es que la gente te devuelve lo más puro que tiene"
¿Qué es lo mejor y lo peor de ser un artista callejero?
-Lo mejor es que la gente te devuelve lo más puro que tiene. Hay algo muy real en cantar en la calle, no hay escenario, no hay producción, no hay luces: hay conexión. Y esa conexión te enseña muchísimo.
Lo peor, quizás, son los días duros, los de frío, los de cansancio, o cuando la gente pasa y no te mira. Pero incluso eso te da una enseñanza: te fortalece, te da humildad y te enseña que el arte no depende del aplauso, sino del amor con el que lo hacés.
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"Tengo la enorme bendición de estar creando una realidad cada vez más bonita"
¿Qué tenés ganas de que pase de acá en adelante para vos?
—De acá en adelante tengo ganas de poder construir una vida en la que pueda dedicarme al 100% a mi música. Poder vivir feliz con eso, tener lo suficiente para vivir cómodo, que mi hermano no tenga que trabajar más en algo que no le gusta, sino que también se dedique a lo que ama y que la plata no sea un problema para nada de eso.
Quiero poder trabajar y hacerlo en mi música, en la creatividad, en el poder compartir lo que tengo adentro. Siento que tengo infinidad para dar. Y sé que van a venir las oportunidades y las cosas correctas. No espero, sé.
Así como me pasó desde el momento cero antes de entrar a La Voz. Yo nunca fui con la energía de “ojalá se dé esto”, sino con la idea de “si se da, bienvenido sea; si no, por algo será”. Tengo la enorme bendición de estar creando una realidad cada vez más bonita, de vivir haciendo lo que amo, muy feliz. Y eso viene justamente de no pensar que lo necesito, sino de saber que soy esto.
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"Yo ya gané por el mismo proceso que hice en La Voz"
Más allá del resultado, ¿qué te llevás de La Voz?
-La verdad es que estar parado en la cima de una montaña no es lo que te hace victorioso. Lo que te hace victorioso es el proceso, el camino desde el primer paso hasta el último. No se trata nunca del trofeo. Yo ya gané por el mismo proceso que hice en La Voz. Me enseñó cómo trabajan los profesionales, el valor de un equipo, desde la persona que hace la limpieza hasta el director. Todos son igual de importantes para que algo sea exitoso.
A nivel profesional me llevo eso: la evolución que tuve gracias a las devoluciones y al acompañamiento de los coaches y por supuesto a Luck Ra. Y a nivel personal, lo mejor que me llevo es la familia que hice: mis amigos de allá adentro, del equipo de Luck Ra y de los otros equipos también. Thomas, Alan, todos. Nos ponen como contrincantes, pero entre nosotros hay muchísimo amor.
El verdadero premio es el proceso. Y eso, independientemente del resultado final, ya lo ganamos. Lo más hermoso de todo es la familia que me llevo: grandes personas, de las que aprendí muchísimo.
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