A todos nos conmovió la muerte prematura de Sofía Sarkany, a una semana de haber sido mamá. Los que tuvieron la posibilidad de conocerla, su familia, sus amigos, le rindieron homenaje en las redes y ponderaron su capacidad de disfrutar la vida aún en medio de la adversidad de estar luchando contra un cáncer de útero, de ponerle una sonrisa a todo y en todo momento y de su gran corazón.
Pero además, aún con toda su juventud, hablaba con la sabiduría de una persona entrada en años, con esa autoridad que da la experiencia de haber vivido. Prueba de ello es la impresionante charla que dio en la Cumbre de los Jóvenes Líderes, con tan sólo 25 años. Una lección de vida, que vale la pena escuchar:
"Sueños tengo miles, pero expectativas ninguna porque pueden cambiar", decía en aquella oportunidad. Ella instaba a los jóvenes a vivir el ahora, a dejarse sorprender por el día a día, a tomar las oportunidades. No vivir en referencia externa sino en autoreferencia... Poner nuestro corazón, mente y alma en lo que nos apasiona", decía. Y sus palabras calan hondo hoy, con el diario del lunes como dice la célebre frase. Nos quedamos con su reflexión final: "Nuestro mayor compromiso con la vida es hacer nuestra mayor obra de arte". Y ella sin duda, lo hizo.
