"Aprender a escuchar el ritmo de la vida", Emilia Zavaleta en primera persona - Revista Para Ti
 

"Aprender a escuchar el ritmo de la vida", Emilia Zavaleta en primera persona

Emilia Zavaleta, hija de la trilliza de Oro María Emilia y Clemente Zavaleta, reflexiona sobre el ritmo de la vida. Esta columna íntima forma parte de Mulanas, una pausa para compartir, el newsletter que creó para abrir un espacio de calma y conexión. Ella nos comparte cómo volver a conectar con la armonía interior a través de la música, el silencio y la paciencia.
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Todo tiene un ritmo, todo tiene una armonía, como la música, los acordes, la experiencia de la vida, subir la montaña, bajar, nadar, caminar y correr. Un libro, una historia que pasa por nuestros oídos y deja huella. TODO TIENE UN RITMO.

Volví a agarrar mi guitarra. Lo cierto es que nunca había tomado clases técnicas. Aprendí a tocar de chica, y no por mi mamá, sino gracias a un tío mío que se dio maña para enseñarme las primeras notas de canciones que quedaron marcadas para siempre; por ejemplo “Llegando, llegaste” de Piero.

Emilia Zavaleta
"El ritmo asciende y desciende de manera continua. Empieza con la inocencia de la infancia, crece con la adolescencia acelerando el pulso, llega a su plenitud y luego desciende en un ciclo de vejez hasta la muerte".

Con esos acordes intentaba sacar otras canciones y hasta componer algunos versos junto a mis primas, que se sumaron a la campaña. (¡Nos llamaron “las sordas”! ajajaj porque no estábamos a la altura de las armonizaciones de nuestras madres). Mis conocimientos musicales fueron siempre de oído; sacar temas, identificar géneros y tonalidades.

Belisario, mi hijo mayor, toma clases de piano hace ya unos años y me maravilla cómo la forma en la que lee una partitura y propone nuevas canciones para aprender. Hace poco me quedé hasta tarde con él. Tocaba algunos temas y yo tarareaba por detrás, para apabullar su entusiasmo adolescente.

Terminamos cantando juntos mientras lo acompañaba con la guitarra. Fue emocionante sentir la conexión armónica entre nosotros, y ¡ni qué decir de lo que me provocó saber que estaba “jameando” (jamming) con mi bebé!

La cuestión es que me animé a seguir sus pasos con la guitarra y ahora descubrí un universo matemático perfecto que a veces resulta muy complejo para mi mente, acostumbrada solo a escuchar. Los acordes, el círculo de quintas, las teclas del piano y cuerdas de la guitarra, las intensificaciones; forman todas una ecuación de ritmo imperfecto que tiene un increíble paralelismo con la vida. Me gustó la idea de resumirlo en LAS CADENCIAS ARMÓNICAS.

Las cadencias armónicas son progresiones de acordes que marcan el final de una frase, sección o pieza musical, creando una sensación de resolución o cierre en la música tonal. Las cuatro cadencias principales son la auténtica, conclusiva y fuerte; la plagal , con sensación de reposo; la suspensiva, que deja la frase inconclusa; y la engañosa, que se desvía de la tónica esperada.

Estas secuencias marcan el RITMO, TONO, y ÉNFASIS de una melodía. “Cadencia" en poesía, por ejemplo, se utiliza para describir la fluidez rítmica y el patrón de ascenso y descenso de la voz dentro de un texto, cuándo incrementa la tensión y cuándo desciende.

Si lo comparamos con el ritmo vital podemos encontrar miles de ejemplos en los cuales esa progresión rítmica se lleva a cabo. La salida y la caída del sol es la más fácil de ver. Empieza lento, tenue, se asoma por el horizonte y entre las ramas de los árboles, y va adquiriendo mayor luz en el transcurso de la jornada, llegando a su punto más alto entre las horas del mediodía donde irradia calor y su energía máxima. Pero luego va cayendo con el mismo cansancio que siente el cuerpo hasta apagarse completamente, esconderse en lo oscuro y volver a salir en la madrugada.

Eso mismo podemos identificarlo en nuestros haceres, en las relaciones, en un trabajo, en los placeres, o hasta en un parto. El ritmo asciende y desciende de manera continua. Empieza con la inocencia de la infancia, crece con la adolescencia acelerando el pulso, llega a su plenitud y luego desciende en un ciclo de vejez hasta la muerte.

Cada momento en la vida tiene su tempo y su articulación. En la música clásica observamos varios TEMPOS: El Tenuto sostenido y con intención, que marca el inicio lleno de potencial, la respiración pausada y calma. El Largo/ Adagio, un tempo lento, solemne donde se avanza hacia una dirección.

El Staccato donde residen las notas cortas, separadas y se acelera el ritmo, la ansiedad y aparecen los momentos de tensión. El Accelerando/Crescendo, allí creamos, nos enamoramos, nos reproducimos, sentimos el impulso previo al clímax y la vida se vuelve desenfrenada.

El Sforzando trae giros inesperados, cambios profundos, verdades que se revelan. Y de ahí en adelante el Ritardando y la Fermata, donde la sabiduría, la consciencia, la gratitud y la aceptación se hacen presentes hasta el final.

¿Respetamos el ritmo de la vida, lo hacemos consciente? Ese tic, tic, tic del comienzo del día, como una canción que se va intensificando hasta llegar a un punto de completud para bajar la velocidad, donde notamos una paz reconfortante y luego a recomenzar. A veces la satisfacción es inesperada, a veces es menos gratificante de lo planeado, pero es un momento de sensaciones puras. Esto genera un constante vaivén, una armonía donde hay tranquilidad, tensión, pasión y resolución.

¿Conocemos nuestro propio ritmo? Vemos el mundo como una caja de Pandora, una galería donde creemos tener la capacidad de elegir caramelos de felicidad que vamos consumiendo hasta sentir el corazón acelerar, el azúcar en sangre que nos estrella contra una pared.

Emilia Zavaleta
"La felicidad es mucho más sutil, más efímera , como querer agarrar el agua con las manos. Se siente, pero no se retiene indefinidamente".

Y eso sucede porque no queremos bajar a la realidad y conectar con la pausa, con el silencio, con el no hacer, con solo ser. Pretendemos vivir en constante clímax, buscando objetivos de felicidad absoluta que nunca llegan a satisfacer las expectativas y que si lo hacen, queremos que se quede así para siempre. La adrenalina que siente un músico en el escenario cuando está frente a miles de personas ovacionando su performance es mágica, pero se termina.

Cuando baja del podio la vida se presenta con otro ritmo, más real, más tranquilo, y genera una sensación de vacío tan grande que a veces cuesta soportar. Y mucha gente opta por llenar ese vacío con drogas, acciones extremas, cambios bruscos, agresiones o un espiritualismo excesivo que genera dependencia. Otras se deprimen, caen en un pozo de realidad violenta y se dejan vencer por la frustración.

¿Qué decía el psicólogo Carl Jung respecto de encontrarse con la revelación espiritual ? Llega La NADA… volvemos a empezar, porque sentimos un vacío existencial muy grande. Y eso sucede porque queremos quedarnos en la satisfacción constante, en ese estado de éxtasis total, permanente, que muchos llaman felicidad.

Hoy las redes y la información que nos llega quieren vender esa felicidad ficticia. Y aceptémoslo, es muy tentadora. En ese marco surge la hiper exigencia: “Si no soy esto, no soy nada” “Si no llego, no soy suficiente” “Si no gano mucho dinero, no soy nadie”.

Y la felicidad es mucho más sutil, más efímera , como querer agarrar el agua con las manos. Se siente, pero no se retiene indefinidamente.

Hoy por hoy salteamos un montón de pasos en ese ritmo, ya que no podemos estar constantemente en éxtasis. No ponemos el foco en el proceso para llegar a esos lugares que queremos llegar. Nos confunde la idea de trascender, como si eso significara estar siempre feliz, y nada nos importa, todo nos parece bello y feliz.

Y en realidad trascender es estar presente en esas pequeñas cosas que hacemos, algo que va más allá de lo individual, algo que está al servicio de los demás. En ocasiones viene de la satisfacción que otras personas pueden obtener de algo que uno está aportando y que no necesariamente está acompañado de una retribución material.

Puede ser la semilla de amor que sembraste en otras persona, las herramientas de reflexión que le podés ofrecer. Un claro ejemplo de ello es la educación; una vocación infinitamente generosa y genuina de DAR, y si es con pasión, aún mejor.

El conocimiento suele ayudarnos, es una herramienta poderosa para encontrar nuestro propio ritmo. Saber es preferible que no saber. Leer e informarnos adecuadamente, profundizar sobre el ritmo de la historia y nuestra historia para aprender a no cometer errores, a no repetir patrones que nos hacen mal o que intervienen con nuestro ritmo interno. La palabra tiene un ritmo, es energía viva.

El sonido de las palabras, aún si están en nuestra mente, nos pueden hacer vibrar, o por lo contrario, quebrar la cadencia armónica interior. Cuando les cantamos a los más chicos les estamos dando herramientas para calmar la ansiedad y la inmediatez que nos dominan. Y creamos un momento de atención y observación que nos ayuda a estar en eje.


El autoconocimiento es clave para entender el ritmo de cada cosa que hacemos. Eso nos permite generar una conducta hacia la vida. Como entrenar: arrancamos despacio con propósito, calentamos el cuerpo, aceleramos y avanzamos, jugamos, ganamos (o perdemos) un partido; y después elongamos, respiramos, celebramos o aceptamos la derrota, sabiendo que dejamos toda nuestro empuje y pasión por lo vivido.

Así como una obra musical no es solo una sucesión de notas, la vida no es solo una sucesión de eventos. Son cómo se viven, con qué ritmo, con qué intención, con qué silencios entre medio. Porque como me dijeron mis padres TODO LLEGA A SU DEBIDO TIEMPO Y CON PACIENCIA.

En este momento estoy ensayando con Juanja mi profe, un guitarrista de lujo, para presentar un show con música, literatura y poesía “TIERRA ADENTRO” con la Tribu. Me animo escuchar mi propio ritmo en la cadencia de mi armonía y quiero compartirla con el resto de la gente.

Los recomendados de la semana

Les recomiendo los podcasts de una psicóloga que me encanta: Nilda Chiaraviglio que habla de las conductas de las personas y de encontrar nuestro propio ritmo en la vida.

Mi lectura recomendada LA INCREÍBLE Y TALENTOSA VIOLETA PARRA, que con su poesía y su música hizo magia. Uno de los libros más lindos de poesía que existen. Violeta Parra poesía.

El 2 de diciembre se estrena el disco de Sonia Z en el Teatro NUN. Las entradas las pueden conseguir acá.

Fuente: Emilia Zavaleta, @sermulanas

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