Francisco Ayala: "Las mujeres se volvieron esclavas de su propia imagen y es la sociedad la que las lleva a ese lugar"
 

Francisco Ayala:"Las mujeres se volvieron esclavas de su propia imagen y es la sociedad la que las lleva a ese lugar"

francisco ayala
Pertenece a la generación llamada “de autor”, un grupo de diseñadores jóvenes que en los años 90 tenían una visión nueva y diferente sobre cómo hacer moda en Argentina. Hoy, 30 años después, es además de la persona detrás de la casa de moda que lleva su nombre, el presidente de la Cámara Argentina de la Moda.
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Francisco Ayala empezó estudiando filosofía en su Santa Fe natal, luego llegó a Buenos Aires para estudiar publicidad y también comenzó su camino en la moda.

- ¿Cómo llegaste a la moda?

- Inmediatamente de haber llegado a Buenos Aires empecé a trabajar como asistente del diseñador Hernán Fragnier, ex presidente de la Cámara Argentina de la Moda. Estudiaba y trabajaba. Y dos años después Hernán me dijo ¿porqué seguís estudiando publicidad? ¡Basta, vos sos un diseñador! (risas)

Y el gran Fragnier no se equivocó. “No me animaba a pensar en dedicarme absolutamente a la moda. Realmente me atraían las imágenes y fue desde ese lugar desde donde empecé”.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- ¿Qué hacías con Hernán?

- Era su asistente, estaba todo el día con él. Así aprendí el oficio, trabajando con Hernán quien me mandó a estudiar a las famosas academias Donato Delego.

Francisco Ayala tiene en claro que sus comienzos tienen que ver con la idea del oficio. Para él la moda es un oficio. “No se estudia para ser modista, la profesión de diseñador es un oficio que no se estudia, se transmite. Y en eso de transmitir está el gesto, está como uno trabaja. Hay técnicas que hay que verlas como las hace un maestro, y cada uno después se encolumna y sigue por ahí, le pone lo suyo, su manera. Casa uno le pone su impronta”.

Durante aquellos días de aprendizaje Ayala participó de la mesa chica de un selecto grupo de personas de la moda entre los que se encontraba la reconocida socióloga Susana Saulquin especializada en la sociología del vestir. Sus charlas fueron la semilla de lo que vendría.

- ¿Cuándo diste el salto?

- Susana (Saulquin) me dijo: tenés que dedicarte a los vestidos de novia. Era 1990.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

Diseño de autor

Ayala pertenece a la generación de diseñadores de los años 90, un grupo de creadores de moda con una idea y un mensaje claros.

Desde los años 90 nosotros como diseñadores íbamos por lo original, por lo nuestro. En mi generación lo empezamos a pensar así. A diferencia de los diseñadores anteriores a mi camada que no pensaban así a la moda, la exigencia de ellos era lograr la misma calidad del “original” al que estaban copiando

- Cuando hablas de original, ¿te refería a prendas traídas de afuera?

- Así se traducía el sistema de la moda históricamente. Por algo decimos ¿qué viene en la moda? Y yo repreguntaría ¿Qué viene de y de dónde?

Sus diseños artesanales.

- ¿Crees que se sigue haciendo ropa de esa manera?

- El conocimiento en general se transmite en traducir las tendencias y hacer nuestra propia cosecha. Me parece que uno nunca deja de hacer eso porque estamos insertos en un mercado y en un mundo totalmente globalizado.

- Es imposible no sentirse influenciado

- Ese punto de lo globalizado es interesante porque frente a un mundo donde hay tiendas como Zara o H&M en todas las ciudades del mundo tiene mucho más sentido el pequeño desarrollo regional, la cosa muy única. Y en mi caso la moda que hago tiene un paisaje, habla de un lugar, de una cultura, de una manera de ser. Eso es lo que trabajamos nosotros los diseñadores de mi generación.

- ¿Cuál es la diferencia entre un diseñador de antes y los llamados “de autor”?

- Ninguna. Acá se consideraba peyorativo ser de autor. Pablo Ramírez es un diseñador de autor. Yo, también. En cambio dicen que Bogani no lo es. ¡Él también es un diseñador de autor! Existe la creencia que para que fueras un diseñador de autor te tenías que jugar con algo cuando en realidad todos nos jugamos con algo. En Europa no existe eso, todos los diseñadores son de autor.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- Pareciera además que acá para ser diseñador autor hay que estar fuera de lo de lo establecido.

- Si. Y me pregunto: ¿qué parte del diseño no hace eso?

- ¿Quién mide cuando un diseño es de autor y cuando no? ¿Existe una vara?

- Lo hace el mercado de a poco.

La identidad, la alta costura argentina, el escenario y el arte

- En la moda que haces, ¿podes despegar tus raíces, donde naciste?

- No, para nada, en ningún momento dejé eso de lado. Todo lo contrario, yo vengo recogiendo. Acá se suman todos esos matices que son parte de una producción personal. Mi moda es una producción muy personal.

- Una producción personal para las mujeres

- Treinta años después tengo un trabajo hecho en base también a las mujeres, a las clientas que visto. Tengo una clientela muy fiel desde hace años que se va renovando todo el tiempo. Tener fidelidad a una marca hoy es un valor.

Francisco Ayala, en su atelier.

- La alta costura, ¿existe en Argentina?

- Es un concepto que trabajamos con Susana Saulquin, justamente desde la Cámara Argentina de la Moda: definir cuál sería la alta costura argentina. Por un lado tienen razón quienes dicen que en Argentina no hay alta costura. Pero nosotros hablamos todo el tiempo de alta costura. Y eso tiene una razón de ser, no es un capricho.

- ¿Tiene que ver con algo histórico?

- Las mejores clientas de las casas de alta costura francesas que surgen a principio del siglo XX, eran argentinas. Las primeras sucursales que se abrieron en el mundo fueron en Buenos Aires, acá mandaban muchos comisionistas. Había una alta sociedad que tenía acceso a esa moda y desde ese lugar se hizo escuela. Entonces se crearon casas de diseño con esa estructura de producción donde se formaron las modistas. Y estuvieron todas las grandes casas de costura que tenían la misma organización que las casas de alta costura europeas.

- Los tiempos, de todas maneras, cambiaron

- Cuando en 1968 Cristóbal Balenciaga cerró su casa de alta costura, tenía 3.000 empleados. En ese momento Chanel tenía 5.000. Hoy, para hacer una casa de alta costura, la cámara sindical francesa exige tener 25 empleados. ¡Imagínate si cambió el paradigma!

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- ¿El paradigma cambia en función del público?

- El prêt-à-porter es la democratización de la moda, tuvo una lógica de ser y de ahí al fast fashion que es donde estamos hoy. Por eso hay una vuelta a algo que llaman el lujo silencioso.

Para Francisco Ayala uno cambia porque es inevitable pero la identidad, para él, es el eje de donde sale su moda. En la carrera del diseñador existen tópicos importantes que lo identifican y que no son muy conocidos. Existen los vestidos convertibles, una serie de vestidos con paneles removibles que se fijan al cuerpo por medio de velcros que a su vez arman y desarman estampas sobre la tela. Ellos representan la moda y la estética del diseñador.

- ¿Cuándo nacieron esos vestidos?

- En el 2007 los presenté oficialmente aunque ya había empezado a trabajar con esa estética en 2004. Fueron la base de los vestidos de las bailarinas de cuando hice el vestuario para La Noche del 10, el programa de Maradona en el año 2005. Ahí vestía a 36 bailarinas que tenían el mismo traje que se usaba de diferentes maneras. La gente decía: ¡parece la RAI, cambian el vestuario todo el tiempo!

- ¿Diseñaste vestuario para el escenario?

- Este mismo concepto lo hice en 2007 para el American Ballet Theater en Nueva York. El anterior lo había hecho Christian Lacroix. Fue para La Gira de las Estrellas del ABT para los bailarines y coreógrafos argentinos Angel Corilla y Hernán Cornejo. Fue un trabajo en conjunto con la coreógrafa Margarita Fernández con quien trabajo desde el 2000.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- ¿Por eso es que tus desfiles tienen show?

- Desde siempre en las presentaciones mezclo la danza y la moda. La danza porque es una manera de reafirmar los conceptos que siempre presentamos más allá de las tendencias y más allá de las novedades. Siempre hay un concepto que con la danza es muy interesante poder mostrarlo.

En los últimos años Ayala realizó el vestuario para la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, para el Ballet Folklórico Nacional con el vestuario para Juan Moreira; el del El pájaro de fuego de Stravinski con una obra multitudinaria de más de 40 personas con ocho cambios. También colaboró con Las Cuatro Estaciones de Piazzola, con la ópera de Hernán Piquín, Hernán de Buenos Aires, Ángel o Demonio; con el Ballet Metropolitano de Buenos Aires de Leonardo Reale, y para el Ballet Argentino de Julio Boca con la obra La Calle del Rock Time.

- ¿Qué vestuario estás haciendo hoy?

- Con Margarita Fernández estamos armando algo que todavía no puedo decir, y para las compañías internacionales estamos trabajando en un proyecto con la coreógrafa Laura Ruata.

La apertura del desfile de este año fue con bailarinas del Teatro Colón que bailaron una samba con un vestuario que distaba mucho del tradicional que se usa en el ritmo argentino. Fue con prendas de la nueva colección con una coreografía que simulaba el trabajo en los telares.

- ¿Cómo conviven tus fibras de lana de abrigo en ese vestuario?

- Perfectamente porque son fibras muy livianas, para nada pesadas y, también, muy delicadas. Me interesa que mi vestuario cuente la identidad, por eso siempre está presente la iconografía precolombina.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

La identidad (argentina)

En el largo camino de Francisco Ayala en la moda siempre existió un norte. Mientras que a los diseñadores de la década del 80 no les interesaba tener una identidad propia, a los de la década siguiente, si.

“Nadie pensaba en eso (la identidad). Fuimos nosotros quienes tuvimos ese objetivo a partir del Diseño de Autor y toda la generación que vino después de la Bienal de Arte Joven. Durante años fuimos los diseñadores jóvenes que, aún con 40 nos seguían llamando los diseñadores jóvenes (risas). Era un delirio mío tener identidad”.

- ¿Quiénes serían los diseñadores jóvenes de hoy? ¿Existen?

- Ese es otro tema. Existen pero dejaron de tener nombre y apellido como lo tuvimos nosotros. Se abrió muchísimo la escena en un mundo que también pasó por la bisagra cuando desaparecieron las editoriales que eran quienes, básicamente, nos daban a conocer. Nosotros además fuimos una generación que salió a la calle. Antes los diseñadores estaban en sus ateliers.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- Tenían el status de inalcanzables. Ustedes empezaron a ser más accesibles, ¿la gente tenía más acceso a ustedes?

- Por supuesto. Y además fue accesible porque hicimos una creación colectiva, colaborativa.

- ¿Cómo es eso?

- Yo hago los vestidos con mis clientes. En aquellos días, por ejemplo, con Fragnier no ocurría. Lo he visto discutir con las clientas sobre donde iba la flor que decoraba el vestido. ¡Un escándalo que ni te cuento! En cambio con muchas de mis clientas tengo una estrategia que consiste es ser una comunidad desde hace 30 años porque a la prenda la hacemos juntos.

- Es parte de tu proceso creativo

- Totalmente. La primera entrevista es de a dos, una primera charla donde luego entra el lápiz y le digo "dejame que lo dibuje." Y todo eso que hablamos lo hace la mano, yo ni siquiera lo pienso. Trabajo mucho con las manos, en todo están puestas mis manos: pinto, dibujo… Las manos hacen cosas que la cabeza no.

Las telas pintadas de las colecciones nacen del propio puño del diseñador. La identidad de Francisco también radica en tener sus propios estampados. “Desde que empecé trabajo con artistas plásticos, y desde el principio trabajo con antropólogos y recopiladores de imágenes precolombinas. Empecé en 1995 con los vestidos de novia que siempre fueron instalaciones y estaban pintados a mano”.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- Algo fuera de lo común para la época

- Hubo una cosa muy rupturista y creo que agarré un mercado de novias que querían ir por otro lado, que querían un vestido que no sea el típico lleno de encajes y volados. Con el dibujo, en el arte no hay tiempo. Al primer vestido Cala lo pensamos durante meses y lo pintamos en medio día. Después hice como 20 diferentes vestidos Cala más.

Los tiempos de hoy cambian y las necesidades de las mujeres, caminan a la par. “Tengo muchas clientas que viajan por todo el mundo y necesitan prendas funcionales que entren en la valija. La búsqueda de la funcionalidad, la búsqueda del guardarropas funcional es algo que me obsesiona. Esas cosas te van definiendo también”. Y consciente de ello, su moda no transcurre en línea recta. El diseñador es consciente que la moda tiene un origen y el final de las prendas puede ser otro diferente al de la idea original. “Estamos en un mundo donde (cada vez más) el valor de la prenda empieza en un lugar y termina en la vereda de enfrente”, dice. Muchos de los chales que pinto a mano para las clientas terminan enmarcados. Me dicen “¿sabes dónde está? en el living porque le puse un marco, es tan lindo que en vez de usarlo prefiero verlo todos los días”. Algunas clientas los usan muchísimo y otras los enmarcan. Es también una manera de usarlo. Esas situaciones de alguna manera me sorprenden.

La moda en Argentina

- ¿Cómo es hacer moda en Argentina?

- Un desafío. El primer desafío grande es que acá no tenemos una industria textil. La moda es una pirámide y la moda está en la punta de esa pirámide. La base de esa pirámide es la industria textil.

- ¿Hay políticas de estado para eso?

- En realidad hoy existen políticas de estado que van en contra. Pero eso es algo de toda la vida. Acá nunca tuvimos la producción de telas de los trajes de noche por ejemplo. Nunca hubo seda natural. Sí tuvimos muy buenas lanas y muy buenos algodones. Digo tuvimos porque que ya casi no existen.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- ¿Cuál es el desafío de la moda argentina hoy?

- Tenemos un desafío muy grande que es este nuevo escenario que, por la forma en que está planteado, lo siento muy perjudicial para nuestra industria. La moda es muy susceptible de los vaivenes de las variables macro económicas. Si abrís la aduana, entran productos de todo el mundo desfasados 6 meses, es decir que llega lo que sobró. Se trata, en principio, de cómo sobrevivir a eso.

- ¿Y cómo sobrevivimos a eso?

- Teniendo mucha identidad, que sea de calidad, que la ropa se pueda usar de maneras diferentes, que sea atemporal. Y fundamentalmente que lo que entre no sea una opción entre las que podemos producir nosotros.

- ¿Crees que es un camino que ya se empezó a construir?

- Creo que todo el tiempo vamos y venimos. La moda tiene la vocación de ser expansiva, lo que uno hace tiene que gustar y gustar y gustar, ganar mercados y ganar clientas. Está también el tema de la proyección, local e internacional.

- ¿Cómo se logra una proyección internacional con una industria como la nuestra?

- Hay que ir por lo que sea único. Coincido con el pensamiento de Marc Bayard, el historiador francés que inventó el concepto Slow Made que dice que el valor de las cosas está dado por el tiempo, y lo artesanal incluye al lujo francés como artesanal. Acá es muy distinto, porque nosotros cuando hablamos de artesanal pensamos en la plaza hippie, y cuando ellos hablan de artesanal piensan en Baccarat. Es muy distinto.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- ¿Entonces es un tema cultural?

- Me gustaría que ya que siempre estamos mirando afuera también podamos darnos cuenta de eso y, ya que aprendemos y tomamos lo que ocurre afuera, también tomemos ese concepto. Nosotros vivimos en un continente artesanal. Muchas marcas de afuera vienen a buscar elementos que nosotros no terminamos de valorar. Nosotros en Francisco Ayala hacemos justamente nuestras producciones desde ese lugar.

- Entonces la valoración bien entendida debería empieza por casa

- Para construir, sí, sin ninguna duda.

Ayala hizo todo un recorrido en las marcas. Mientras estudiaba trabajó con el diseñador Hernan Fragnier. Hizo las vidrieras de la marca EF donde luego pasó a la parte comercial. Fue diseñador la firma Fósil y fue durante ese período que trabajó en la ciudad brasileña de Londrinas en la Indusmoda, una empresa que fabricaba ropa para Armani y Versace entre otras marcas. También eran los dueños de Fósil. “¡Era el futuro! Recuerdo que venía de trabajar acá con talleres con personas indocumentadas. Brasil en ese momento ya tenía una industria fuerte, con muchísimas posibilidades de desarrollar lo que se quisiera”.

- ¿Hoy acá se puede hacer eso?

- Ese es el punto más complicado que tenemos nosotros porque, en definitiva, son los materiales con los que tenes que trabajar, y no los trenes.

- ¿Y cómo se hace entonces?

- Es lo que yo, desde que comencé, sortié trabajando con artistas plásticos y con artesanos generando mis propios géneros. Eso fue un punto importante que también definió mucho el ADN de lo que hacemos en Francisco Ayala porque, aunque sea muy simple, ya tiene nuestra impronta.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- ¿Si no traes telas de afuera acá no se pueden producir?

- Yo hago mis propios textiles. Tengo tapados con telas que hice con fibras que son únicas porque necesitas una comunidad que la junte porque se necesita un montón de fibras.

- Ahí entras en otro tema…

- Sí, son trabajos que se hacen con cooperativas. Estas producciones son de triple impacto porque son todo lo contrario a la contaminación que genera la industria de la moda. Y eso me parece es algo que, aunque todavía no lo terminamos de ver, hará una gran diferencia.

- Tu trabajo como presidente de la Cámara Argentina de la Moda ¿tiene que ver con eso? ¿Cuál es tu función específica?

- Primero tuve que hacer un trabajo muy grande desde lo institucional, todo lo que tiene que ver con la institucionalidad: papeles, inscripciones en organismos, etc. Son situaciones muy concretas que llevan mucho tiempo y trabajo. Y por otro lado esta visión de tener una moda argentina que tenga identidad, entender que la moda es trabajo. Y de esa manera permitirnos tener una cámara que sea totalmente plural, donde entren todos los diseñadores.

- ¿Hay requisitos para pertenecer a la Cámara?

- No, solamente hay que dedicarse a cualquiera de los rubros de la industria de la moda. La Cámara está formada por toda la comunidad de la industria, todos quienes trabajan en esta industria tienen cabida. En su origen eran solamente sastres y eso se fue modificando hasta cada vez tener más amplitud. Hoy entran diseñadores, productores de moda, modelos, escuelas de modelos, asesores de imagen, peluquería, maquillaje, docentes, etc. Están todos los servicios.

- Te cambio de tema. Si pudieras elegir un lugar en Argentina para presentar tu próxima colección, ¿cuál sería?

- Ahora estoy trabajando en ese destino. Hemos hecho desfiles en muchos lugares de Argentina, lugares donde el paisaje realmente acompaña a todo lo que a todo lo que yo muestro. Mi última colección se llama Catamarca, y estamos viendo de también presentarla allá.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- ¿Cuesta salir de presentar la moda Buenos Aires?

- En la moda hay un objetivo que es ser visto y eso lo encarna Buenos Aires. Yo soy un diseñador del interior y estoy en el lugar donde realmente ocurre todo.

- ¿Qué opinas del ego y la individualidad de los diseñadores argentinos?

- Me parece que nuestra profesión tiene eso. Creo que refugiarse en ese lugar es antiguo, totalmente demodé. Además te aísla. La vitalidad de nuestro trabajo, de lo que nosotros hacemos depende de otras cosas.

- ¿De qué depende?

- De estar articulados y de trabajar en equipo. De todas maneras me parece que hoy estamos trabajando en eso, es una tarea para el hogar.

- ¿Existe el divismo?

- Hoy le preguntas a un diseñador, ¿sos un divo? y te dice ¡No!, ¿cómo voy a ser uno divo? Y después ves ataques de divismo (risas)

- ¿Crees que para tener éxito en la moda hay que ser este mediático o generar escándalo?

- Yo creo que los medios son el mercado, todo depende de lo que uno quiera representar. Existe esa máxima publicitaria de que bien o mal, lo importante es que se hable. Eso es una realidad, pero también hay que ver lo que cada uno quiera construir y hacia adonde apunte.

Francisco Ayala, diseñador argentino.

- ¿Es un tema de los medios?

- Es muy difícil hacer moda sin la ayuda de los medios. Todo lo que construí fue siempre con la ayuda de ellos, siempre han resaltado mi visión particular de la moda, esta manera de pararme frente a las colecciones. La repercusión de los medios es muy importante.

- Quizás el tema es que hoy los medios pasaron a ser otros…

- La manera en cómo se modificó lo mediático es otra cosa. En nuestro país y en el mundo. Me parece que también hay una bisagra en eso, que hay un camino indefectible hacia algo más de verdad.

- ¿Es un tema generacional?

- Si, hay muchas diferencias entre las generaciones. Según pasan los años se modificó muchísimo. Inclusive las generaciones jóvenes son más comunitarias.

- ¿Crees que a veces se paran desde un lugar donde desconocen todo lo que pasó?

- Bueno, eso trae la juventud, trae una fuerza que no ve mucho para atrás.

- Pareciera que la vida es desde que ellos para adelante

- Sí, absolutamente. Es un tema que hay que trabajar también con esta camada. Cada una tiene su desafío.

- Fama y prestigio ¿cuál te interesa?

- Sin ninguna duda el prestigio.

- ¿Crees que la fama es más un tema de las nuevas generaciones?

- No. Lo que tienen las nuevas generaciones es un tema con los seguidores, que tampoco es la fama que es muy de nicho: aunque sean 200.000 son esos que conocen ellos.

- ¿Cómo sería hoy trabajar para ser famoso?

- Yo siempre trabajé por y para el mercado. Para nosotros el tema de la fama no es un tópico, nosotros caminamos otro lugar, el del prestigio que es algo que se construye, que lleva muchos años. Es tener una carrera, una coherencia. Es lo que te termina perfilando.

- Es lo que te sostiene

- Si, exactamente. Y eso se logra trabajando.

- ¿Crees que la moda es banal?

- No, yo creo que la moda es trabajo. La moda define la identidad visual de un país.

- ¿La moda necesita más de la televisión para ser conocida?

- No, en lo más mínimo.

- Pareciera que todos pueden hablar de moda de manera experta. ¿Sentís que la moda está en boca de cualquiera? ¿Cualquiera puede opinar sobre todo, de lo que se pone el otro?

- Sí, totalmente. Tampoco hoy hay tantos programas de moda y creo, además, que todos estamos en una gran bisagra, porque no se opina sobre los demás. En mi sano ejercicio ni siquiera hago eso. En mi cabeza no hay gente mal vestida

- ¿Sigue existiendo el canon de “lo que se usa”?

- Ese canon, el que deberíamos cumplir porque se usa, desapareció. Hoy ganó la calle y con ella ganaron todas las propuestas. Y en la moda también: está lo que se usa, está lo excéntrico y está lo extravagante.

- De un tiempo a esta parte la moda tiene mucho show. ¿Hoy la moda necesita de lo extravagante?

- Lo excéntrico es algo que tiene una coherencia, es todo un sistema de valores que están afuera del centro. Gravita de otra manera, existe por sí mismo. Lo extravagante, que hoy vemos mucho en la moda, siempre tiene algo extra, tiene de más, de más, de más (risas). Y me parece que en ese concierto, que es esa foto de la moda hoy, la gente hace un poco lo que puede. Yo tengo un trabajo muy grande con las clientas y con lo que vendo. Además la ropa es toda una emoción, una contención. Se genera todo un trabajo.

- Y la satisfacción no es únicamente de la clienta

- Totalmente. En ese camino las mujeres tienen muchas exigencias en su imagen que son muy lacerantes.

- ¿Esas exigencias son propias, son impuestas o están mezcladas?

- Me parece que son muy externas. Es casi sociológico. Por un lado la moda se democratizó y las mujeres se volvieron esclavas de su propia imagen y es la sociedad la que las lleva a ese lugar. Los varones no tenemos esa exigencia sobre nosotros. Las mujeres lo tienen sobre su cuerpo, sobre lo que se ponen. No hay que olvidarse que la perfecta y la linda el año pasado fueron más jóvenes. Es algo muy fuerte porque todas quedan atrapadas en algún lugar.

- La moda, ¿tiene que incomodar?

- No, en lo más mínimo, todo lo contrario. ¿Sabes qué es la elegancia? la comodidad. A los vestidos de fiesta que hoy les decimos elegantes, cuando nacieron eran disfraces. Era el vestido disfraz. La elegancia es la comodidad.

- ¿La comodidad es la misma para todos?

- No. Por ejemplo con el corset, llevo 30 años atendiendo mujeres y hay dos tipos: la que le gusta estar suelta y la que le gusta estar sujeta. Que cada una elija.

- ¿Para qué sirve la ropa?

- Para sentir seguridad.

- ¿Es como un psicólogo?

- Tengo clientas que cuando tienen un problema en vez de ir al psicólogo dicen: voy a lo de Fran (Ayala). En 30 años esa frase la escuché un montón de veces. Desde ese lugar, desde el trabajo que hacemos, de la ropa bien entendida, es algo ontológico, es como vamos a ser nosotros vistos, como vamos a estar cómodos y también como nos queremos presentar frente al mundo.

- Por último, ¿quién es Francisco Ayala?

- Soy santafesino. Soy un diseñador que trabaja los conceptos de la identidad argentina en la moda.

MODELO @abrildaicardozo para @lomanagement

FOTOS @chrisbeliera

VÍDEO @ramapalais

ESTILISMO @alegarcia360

MAQUILLAJE Y PEINADOS @natalipomasonccomkp para @sebastiancorreaestudio

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