La Clínica Cormillot recordó en las últimas horas a Monika Arborgast, primera esposa de Alberto Cormillot (quien se volvió a casar con Estefanía Pasquini en 2019), con un mensaje profundamente emotivo en el día en que hubiera cumplido años. El texto destaca su rol fundamental en la historia de la institución y en la vida del reconocido médico: “Mucho antes de que existiera este edificio, los equipos, los programas, las historias… existía una mujer y un médico joven lleno de ganas de aprender”.
Monika y Alberto se conocieron a comienzos de los años 60 en el Hospital Alemán. Ella trabajaba como secretaria y él era un joven médico recién recibido. El flechazo fue inmediato: se casaron poco después (en 1963) y compartieron una luna de miel que los llevó por México, Estados Unidos y distintas ciudades de Europa. Fruto de ese matrimonio nacieron sus hijos René y Adrián.
Aunque la pareja se separó en 1976, su vínculo nunca se rompió. Continuaron trabajando juntos y viéndose todos los días durante más de cinco décadas. Los unía un proyecto profesional y humano que construyeron desde cero: la clínica, la fundación y una forma de entender el tratamiento de la obesidad que con el tiempo se volvió pionera en el país.

En varias entrevistas, Cormillot destacó el rol clave que tuvo Monika en ese proceso. La describió como “el pilar” de la institución: una mujer organizada, comprometida, profundamente trabajadora y esencial en la estructura diaria de la clínica. “Le tenía absoluta confianza”, recordó en más de una ocasión, subrayando que ella manejaba la administración, las cuentas, la coordinación y el funcionamiento interno con una dedicación que lo acompañó durante más de medio siglo.

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La publicación de la clínica la define con una imagen que se repite entre quienes la conocieron: “Mónika era el motor silencioso. La que sostenía, organizaba, ordenaba, empujaba. La que cuidaba a todos —pacientes, médicos, personal— como si fueran parte de su propia familia”. Su legado no tiene que ver solo con la gestión: también dejó una huella humana, de cuidado, de compromiso y de calidez.

Monika falleció en septiembre de 2017, tras una larga enfermedad. Su partida dejó un profundo dolor en Alberto y en sus hijos, pero también un mensaje que se mantiene vivo: la clínica que hoy funciona como referente nacional nació del esfuerzo, el trabajo conjunto y la visión compartida de ambos.
El homenaje publicado este jueves lo resume con claridad: “Hoy la recordamos con gratitud. Por lo que hizo, por lo que dejó, por lo que sigue siendo. Feliz cumpleaños, Mónika. Tu luz sigue guiando este lugar”.
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